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El tinajón de plástico

por Jose Roberto Duque
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Un viaje al tinajón de mi abuela y a la botella del material que cambió nuestros hábitos de consumo

Roberto Malaver

París era una fiesta en la Plaza de La Concordia. Allí, en 1989, vi por primera vez, cómo una pava llenaba una botella de plástico con agua que  tomaba desde una llave pública. Una vez que la llenó se la llevó a la boca y disfrutó aquello como si le estuviera dando un beso a su amigo más querido.

A mí me sirvió aquello para acordarme de cómo tomaba agua en Tacarigua, mi pueblo en la Isla de Margarita. Había un tinajón cerca de la cocina que tenía al lado una especie de cucharón hecho con un taparo. Allí uno metía en el tinajón el cucharón y sacaba el agua para tomar.

Esos tinajones eran creados por los artesanos del pueblo de El Cercao. Ese pueblo margariteño sigue viviendo de sus artesanías. Allí no solo elaboran tinajones, también crean con arcilla y barro aripos para que la gente prepare las arepas.

Dicen los historiadores que Simón Bolívar, cuando estuvo en Santa Ana el 6 de mayo de 1816, cuando fue designado Jefe Supremo de la Tercera República, tomó agua en uno de esos tinajones margariteños. También nuestros héroes patriotas Juan Bautista Arismendi y Francisco Esteban Gómez disfrutaron del agua fresca y fría que estaba en esos tinajones.

En todas nuestras casas, en los pueblos margariteños, había montado en una horqueta, un tinajón para tomar agua. Algunos estaban coloados cerca de la cocina. El galeronista y cantante margartieño José Ramón Villaroel, era tan amante de tomar agua en tinajón que hasta una canción le compuso y se hizo muy popular en el oriente del país: El tinajón de mi abuela.

Todo eso se me vino encima sin carnaval ni comparsa cuando vi a la pava sirviéndose directamente de la botella de plástico el agua que había tomado de una llave pública en la Plaza de La Concordia, en París, Francia.

Y fue el cambio de envase el que me llamó la atención. El plástico se fue imponiendo y ahora es común ver por todas partes gente que carga su botella de plástico para tomar agua.

Una evolución que fue dejando muy atrás al tinajón de mi abuela. El plástico llegó en 1970. Se dijo que era milagroso. Y se llamó PET -tereftalato de polietileno-, el más reciclable e ideal para alimentos y bebidas. Y lo cambió todo. En 1973, Nathaniel Wyeth, científico de Du Pont, patentó la primera botella de PET. Era ligera, segura, barata, y fácil de llevar.

Hasta ahora nadie ha logrado identificar el momento exacto en que la gente empezó a usar botellas de plástico para tomar agua, pero algunos están de acuerdo en que todo comenzó a finales de los 80, cuando las supermodelos desfilaban llevando sus botellitas de agua Evian como accesorio de moda en las pasarelas. A partir de allí se vendieron millones de botellas prometiendo, eso sí, que el agua embotellada era mucho más sana y segura que la de los refrescos y la que llega por los tubos.

Y así, la botella de plástico transformó la industria de las bebidas y de un solo golpe cambiaron nuestros hábitos de cosumo.

La última vez que vi a mi abuela viva fue cuando llegué con un botellón de agua a la casa, y me preguntó: “¿Y dónde vas a poner ese tinajón de plástico, mijo”.

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1 comentario

Héctor Garzon 30 octubre 2021 - 10:03

Excelente

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