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Energías “raras”: obsesión de un sistema en agonía

por Lheorana González
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La destrucción del capitalismo pudiera sonar a buena noticia. Solo que en su tragedia está arrastrando a todo lo que vive en el planeta, y así pues el espectáculo ya no resulta tan gracioso ni tan reconfortante.

En ese proceso ocurren cosas interesantes, como que se ha acelerado y vuelto audaz la búsqueda de productos y fuentes energéticas en el mundo. Digamos mejor: los ricos ya entendieron que la extracción y el uso intensivo de combustibles fósiles está volviendo chicha la atmósfera, los suelos y las aguas, y que el tiempo no les va a alcanzar para construir naves que se los lleven a otro planeta para destruirlo también.

Entonces andan buscando alternativas: energía solar (para cuya construcción hace falta devastar playas y montañas en busca del sílice necesario para construir paneles), eólica (para cuya construcción hace falta devastar playas y montañas en busca de los materiales necesarios para construir generadores y acumuladores), hidráulica (para cuya construcción hace falta devastar playas y montañas en busca de los materiales necesarios para construir represas). Y después hablamos de la necesidad de mano de obra esclava y de materias primas en nuestros países pobres, porque en los de ellos ya arrasaron con lo que había.

Entre los más recientes “descubrimientos” y exploraciones, la lógica industrial, necesitada de energía para seguir viviendo como hasta ahora, pero sin envenenar la atmósfera que sus amos también respiran, han dado con dos opciones: hidrógeno sólido y oro líquido. Este último no es sino la savia o resina de una variedad de pino (ya el solo anuncio huele a devastación de bosques y a desertificación de suelos).

Todo contra natura, todo engorroso y agónico: las cosas para el capitalismo funcionan cambiándole su estado natural, y esa es una de las claves que explican su inviabilidad: declararle la guerra a la naturaleza en lugar de vivir en armonía con ella.

Aquí, la explicación de los dos disparates, que a simple vista parecen geniales pero que terminan siendo monstruosos:

Combustible sólido de hidrógeno, vía Avatar Energía;

Sobre el “oro líquido”, vía BBC mundo

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