¿Estás preocupado/a por los efectos de la tragedia ambiental que el modelo capitalista está causando en el planeta? ¿Qué tan grande es esa preocupación? Hora de cuidarse, porque ya los especialistas de la APA (Asociación Americana de Psicología) le tienen un nombre a eso que los muy preocupados pudiéramos estar padeciendo, o llegar a padecer: ecoansiedad, se llama la dolencia.
El detallazo de este diagnóstico es que no es producto del cambio climático, el envenenamiento de la atmósfera o de las aguas de los océanos, sino del mucho consumir información sobre el tema. Ustedes saben: ver fotos como la que acompaña a esta nota, por ejemplo. Viene a ser una variante o modalidad de eso que llaman infofrenia: el efecto que causa en nuestra psique, y eventualmente en el resto del cuerpo, esa manía de andar informándonos o desinformándonos compulsivamente.
Algún autor entendido en la materia (esos que llaman expertos, y algunos también veteranos) ha dicho: “El cambio climático puede engendrar un estrés pre-traumático, por anticipación de la catástrofe”.
Interesante; nos están asesinando, pero antes de morir nos van a enfermar la mente.
El catálogo de recomendaciones que esos veteranos o expertos han comenzado a recetar es de un estúpido que fácilmente cabe en la siguiente fórmula: “¿Estás preocupado? Pues no te preocupes”. Una manera de decirte que si le das la espalda al problema éste se resolverá solo o alguien más lo resolverá. También pueden leerse algunas sugerencias más prácticas, como por ejemplo ponernos a recoger botellas plásticas en las calles (a ver si así olvidamos las montañas de basura y las islas de desechos que flotan en los mares del mundo).
Con todo, el tema vale la pena. Porque, de que la destrucción del hábitat provoca angustia, la provoca.
Lea este artículo, y este otro, si quiere saber lo básico del asunto, y angustiarse después de leerlo si no había pensado en eso.