Inicio Día a Día ¿Qué tal una silla, cama o envase hechos de cotufas?

¿Qué tal una silla, cama o envase hechos de cotufas?

por La Inventadera
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El ingenio popular es patrimonio de todos los pueblos de la tierra (por eso se llama así, uf, qué esfuerzo mental nos ha costado decir eso). Aquí en estas latitudes del mundo, en este territorio que han llamado «América», tenemos miles de años viviendo del maíz, con el maíz, desde el maíz; cuando Miguel Ángel Asturias se metió su sobredosis de Popol Vuh y escribió Hombres de maíz no estaba escribiendo una metáfora: estaba diciendo una verdad que parte de lo profundo de nuestro origen. Los seres humanos estamos fabricados de la materia que comemos, de lo que proviene del suelo que pisamos: somos originariamente de maíz porque tenemos más de 20 mil años construyéndonos desde ese material genético, así el capitalismo tenga 100 años intentando que seamos de trigo, pastas industriales, refrescos gaseosos y otros venenos.

Vamos al grano (de maíz): unos alemanes andan enloquecidos diciendo que han «descubierto» un proceso para fabricar envases ecológicos y biodegradables a partir de un material acolchado y noble como pocos en el mundo: las cotufas (por allá les dicen «palomitas de maíz»; me agarró de sorpresa ese nombre).

Una de las misiones de Inventorǝs consiste en estimular la creatividad de nuestros constructores, artesanos, carpinteros: trabajadores y creadores que necesiten experimentar con materiales distintos a los que la industria nos impuso para que los compremos caros. Por mucho que los tecnólogos alemanes y sus traductores españoles quieran complicar el asunto con un lenguaje presuntamente técnico, el truco consiste en:

1) hacer cotufas;

2) experimentar con algún material natural aglutinante (¿sábila? ¿Cactus o nopal? ¿Caujaro? Armémonos de ese ingenio que nos sobra y busquemos) para compactar las cotufas, y que el resultado sea una especie de madera acolchada, flexible y resistente.

Aquí esperamos sus resultados, a ver cómo apoyamos.

Dicho esto, entren en el artículo que da la «primicia» y lean la cosa. Ya lo saben: nada de dejarse intimidar por palabrotas como «porexpán» y mucho menos con la nacionalidad de los «inventores». El maíz no es de ellos, es de nosotros.

Dale clic por aquí: Este porexpán es biodegradable por una sencilla razón: está hecho con palomitas de maíz

Post data: favor recordar que el ahogamiento del planeta por plástico nos impone la urgente necesidad de ir rechazando el uso de objetos de ese material. No es un capricho jipi: es de extrema urgencia volver a los materiales nobles y naturales, a ver si el mar y las selvas nos duran otro rato.

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