En el pueblo de Nashtifan (la antigua Persia, hoy Irán) se construyeron unos molinos de viento en el siglo V que todavía funcionan. Es decir, todavía giran y todavía muelen granos de trigo, después de mil años de su fabricación.
Fueron construidos con materiales nobles: barro, paja, madera. Y funcionan.
Tienen algunas desventajas respecto a los grandes molinos armados de tecnología y materiales de la actualidad. Pero funcionan.
Dicen que su continuidad como objetos útiles está amenazada por falta de revelo: el último molinero activo, conciente y orgulloso de su historia, está envejeciendo y no asoma ningún joven a quien le interese continuar su labor.
También se dice que los cambios del clima han hecho que los vientos no soplen con fuerza durante todo el año, cosa que limita su milenaria eficacia.
Pero todavía funcionan.
Aquí, algo más de su historia y alguna explicación de su funcionamiento.