La primera recomendación es no dejarse intimidar o impresionar por la palabrota clave que se emplea aquí para referirse al principio rector de este diseño: refigeración adiabática (¡susto!).
Nociones más, detalles menos, la cosa consiste en hacer circular el aire por un sistema hecho originalmente de bambú, para bajar la temperatura de ambientes urbanos abiertos. Y lo mejor: sin usar energía eléctrica ni esos gases que han destruido y siguen destruyendo la atmósfera. En otras palabras, se trata de un aire acondicionado no contaminante.
El sistema fue diseñado y puesto en práctica por pueblos y culturas vietnamitas hace siglos o milenios, pero, como cosa rara, ahora hay empresas que se apropian de esa tecnología, la perfeccionan o dicen que la perfeccionan, y ahora la ofrecen por ahí como un invento suyo. Nada nuevo bajo el sol.
Aquí pueden leer mejores detalles de esta vieja innovación, y perdonen el juego o intento de chiste verbal. Pero, francamente, preferimos ese tipos de juegos lingüísticos y no el ejercicio con que comienza el enlace que acabamos de recomendar: «combina un enfoque pragmático, hiperlocal y frugal de resiliencia con un innovador diseño digital totalmente paramétrico».
Apiádate de nosotros los lectores, virgen santísima.