
El recordado y admirado periodista, humorista y amigo Francisco “Kotepa” Delgado, escribió durante muchos años en el suplemento Séptimo Día, del diario El Nacional, su columna Escribe que algo queda. Frase que se fue quedando entre muchos de nosotros como un consejo más. Pero sabemos que para escribir hace falta no solo talento, también hace falta con qué hacerlo. Antes se escribía con plumas de diferentes aves, que solo con mojarlas en tinta bastaba para firmar documentos. Sin embargo, un poco tarde, si se quiere, empezando los años 40, llegó el bolígrafo.
Y ese es el cuento del que vamos a escribir ahora.
Ladislao José Biro fue un periodista que nació en Budapest –Hungría- el 29 de septiembre de 1899. Y tenía una capacidad de invención increíble. Se escribe que, como era zurdo, le costaba mucho escribir con una pluma que siempre estaba dejando manchas de tinta por todas partes. Entonces pensó en crear algo que fuera más fácil y práctico. Así que, en ese tubo de plástico o de metal que está cargado de tinta, y que termina en una bolita y que ahora nos parece súper sencillo, logró darle el concepto que necesitaba a su invento.
Se dice además que John Laud, un curtidor de pieles norteamericano, en 1888, había colocado una bolita al final de un tubo de tinta para marcar sus pieles, pero que luego no patentó su invento.
Pero sigamos escribiendo del señor Biro, que en definitiva es el que ha sido reconocido como el verdadero inventor del bolígrafo.

En vista de que el bolígrafo todavía no escribía perfectamente porque la tinta se desparramaba mucho al escribir, se cuenta que el señor Biro un día vio a unos niños jugando con una bola que cuando corría por encima de los charcos dejaba una larga huella, eso bastó para que Biro aplicara ese concepto a su invento y de esa manera mejoró mucho su practicidad.
Todavía se encontraba en Budapest con su hermano Gyorgy Biro. Y en 1931, en la Feria Internacional de Budapest, presentó su invento. Fue presentado como la Esferográfica, pero no fue comercializado.
Ladislao y Gyorgy se asociaron con Juan Jorge Meyne y siguieron trabajando sobre esta creación. Pero llegó la Segunda Guerra Mundial y los tiempos comenzaron a cambiar. Gracias al encuentro casual en Budapest con el expresidente argentino Agustín Pedro Justo, lograron viajar a Argentina, porque este les facilitó todos los trámites del viaje al quedar enamorado del invento.
Una vez en Argentina, los dos Biro y el socio Juan Jorge Meyne patentaron su invento en 1940. Y comenzó a llamarse Birome, en homenaje a los apellidos de los que formaban parte del invento.
En 1951 los tres socios decidieron vender el Birome a la empresa francesa Marcel Bic, que desde un primer momento se hizo famosa al lanzar a bajo costo el Bic que todos conocemos.
En homenaje al periodista e inventor Ladislao José Biro, el 29 de septiembre, día de su nacimiento en Budapest, se celebra en Argentina el Día del Inventor.
2 comentarios
Aquí les dejo tres minutos de ciencia, de los cuales los últimos dos son del invento de BIRO!
Disfrútenlo, termina con linda música!
https://www.youtube.com/watch?v=OBsxXClXqXw
Excelente reseña