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Como la vida misma | La vida después del hielo

por Éder Peña
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Éder Peña

Eso que se suele llamar “cambio climático” es parte evidente de una crisis civilizatoria que se ha globalizado tanto como la civilización occidental y el pensamiento fragmentado que la vertebra. Es posible que cualquier película post-apocalíptica nos haga creer que “la vida” en el planeta desaparecería, lo cierto es que a ese “la vida” habría que agregarle “tal como la conocemos”.

Es más que una foto, “La máquina del tiempo” es un modelo de cómo, a causa del calentamiento global, se ha reducido un 99% el glaciar sobre el pico Humboldt del Parque Nacional Sierra Nevada en Mérida, su superficie llegó a medir 300 canchas de fútbol en 1910.

Musgos, líquenes y aves que no se hallaban sobre los 4 mil metros de altura en la cordillera andina ahora colonizan rocas desnudas mientras el año pasado en Glasgow los líderes mundiales asumieron compromisos que, como todos sabemos, no serán cumplidos. Los medios responsabilizan a “el hombre” de los efectos de un modelo controlado por pocos.

La física Alejandra Melfo reconstruye, mediante el modelo, el retroceso glaciar en la zona de los picos Humboldt (4.942 m) y Bonpland (4.883 m) integrando fotos panorámicas antiguas, fotos aéreas, imágenes de satélite y control de campo. En rojo se ve la secuencia temporal de los 4 sitios para el estudio de la colonización de la vida y el ensamblaje de un nuevo ecosistema.

Al menos tres expediciones coordinadas por el ecólogo Luis Daniel Llambí, de la ULA, documentan los efectos del cambio climático sobre esta masa de hielo que ya cubre unas cinco canchas de fútbol, varios especialistas estudian el proceso de sucesión primaria o de cómo se abre paso la vida luego del hielo. Hay un documental que muestra cómo se realizó el trabajo.

Muchos organismos se adaptarían a estos cambios mientras otros desaparecerían, esto incluiría a nuestra especie. Siempre se dice que “estamos a tiempo”, sin embargo los cambios culturales son lentos, más cuando llevan consigo cambios en las condiciones materiales de la cotidianidad.

Más allá de cerrar el grifo de agua o la nevera nos toca repensar las energías, los alimentos y, sobre todo, a quiénes benefician nuestros estilos de vida. El derecho a vivir de la gente terminará prevaleciendo a tantos miedos incubados y apocalipsis prefigurados, estando solos nos vencerá el pavor de no ver más allá de un sistema que parece colapsar, estando juntos somos más fuertes y creativos. Toca abrirse paso como la vida misma.

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Biólogo. Investigador asociado (IVIC)

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