En un plantea de cambios constantes en los que se producen alimentos suficientes, pero que están mal distribuidos, las alternativas sobran y ponerlas en práctica puede ser la salvación
Alejandro Silva Guevara
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Cuando escuché hablar sobre siembras en espacios urbanos o en espacios reducidos, nunca pensé que se trataba de una alternativa que más que tratar de ser desarrollismo socialista, era una profecía cierta sobre los eventos que viviría el país; una componenda de ataques combinados provenientes desde fuera y dentro de país, en este caso con los comerciantes nacionales, sometió a los y las venezolanas a momentos trágicos en la búsqueda de los alimentos básicos. Pero casi nadie le hizo caso a esta propuesta y muchos se burlaron de los “gallineros verticales”. Esta es otra historia de inventos e ideas complementarias de ese mínimo porcentaje de la población que escuchó al comandante Chávez, y que aún podemos implementar para poder lograr esos pequeños espacios de autonomía e independencia alimenticia real.

La tecnología digital como herramienta para facilitarnos la vida
Fui a la casa de José Maita, quien es ingeniero electrónico, para hablar sobre un invento que está en periodo de prueba, pero que fue concebido con el fin de facilitarle la vida a las personas de la “tercera edad” y a usuarios a quienes se les hace difícil adaptarse a las nuevas formas de pagos digitales. Nos acompañó Luz Duque, quien junto a Maita también es ideóloga de estos desarrollos. Cuando me ofrecieron café, lo acepté gustoso, pero luego de unos minutos pusieron frente a mí una taza de agua caliente y me dieron una bolsita de té. Un poco contrariado lo acepté, pero cuando introduje la supuesta bolsita de té, el aroma a café me llegó raudo. Me explicaron que se trata de uno de los desarrollos que están pendientes en su mundo de inventadera. Aunque este emprendimiento requiere de ciertos ajustes y algunas personas lo consideran “aburrido”, llevar unas bolsitas de café “tipo té” en el bolsillo me parece una buena idea.
Ya con el café servido, Maita entró de lleno en la explicación del desarrollo de la APP que tiene por nombre tentativo “Panapago”, y se trata de una aplicación que tiene varias soluciones dirigidas a realizar pagos digitales. Si bien no es una novedad, hasta ahora esas funciones son propuestas desde los bancos y en algunos casos, sobre todo en el de los adultos mayores, resulta complicado y costoso –en términos de tiempo–, realizar este tipo de transacciones. Maita explica que las ventajas de esta aplicación consiste en que organiza los datos correctamente, sin importar el banco, para la realización de pago móvil; realiza los pagos y cobros de manera directa de persona a persona (a través de sus teléfonos) con el sistema de escaneo y generación inmediata de códigos QR que puede generarse exclusivamente para ese pago, y también puede generar un código QR sin monto cuando el usuario necesite introducir la cantidad de manera manual, o sea, prepara el pago a través del código al que solo le faltará agregar el monto final.
Cuando les pregunté sobre las ventajas de esta aplicación, la respuesta fue precisa: en la transición del dinero en papel al digital, que no para de evolucionar, esta aplicación, que es muy sencilla de usar y está pensada para los llamados “teléfonos inteligentes” que ya son de uso común, busca incluir a un gran grupo de personas a quienes lo global obliga al uso de nuevas tecnologías, sin que estén muy interesados en entenderlas, además de que la idea nació desde las largas colas que se hacían para obtener productos que escasearon y en las que los procesos de cobro se convirtieron en horas de cansancio y angustia.

Sistema automatizado de cultivo urbano
Aunque fui convocado para esta conversa por el tema de la aplicación para teléfonos inteligentes de “Panapago”, pronto llegamos a otro tema; me contaron sobre otro desarrollo que para mí está más a tono con la intención de lucha de un país asediado: se trata de un sistema de riego pensado para espacios pequeños, como esas siembras que se pueden hacer en los techos de los edificios y otros espacios citadinos. Este desarrollo requiere de agua, tanques, tuberías agujereadas colocadas de manera colgante sobre la siembra, químicos propios de cada de especie que se esté produciendo, una computadora con un procesador básico y un programa desarrollado por Maita al que se le introducen las cantidades exactas de agua que recibirá la siembra, y la mezcla exacta de los productos que llevará a buen puerto la cosecha. Sin una gota de más ni una gota de menos, este sistema aporta a cada rubro según las necesidades de agua que requieren para su crecimiento. Este desarrollo garantiza cosechas que pueden ser expendidas directamente de los productores a los consumidores, o si se hacen comunitariamente, pueden ser distribuidas entre las personas que participan en la producción de rubros como el tomate, cebolla, cebollín, etc.
En el momento en el que Maita desarrolló el prototipo, como es natural calculó su costo en alrededor de unos 1.600 euros; al respecto sabemos que todo prototipo se realiza con materiales que se obtienen a precios de detal que siempre resultarán más costosos, pero si estos desarrollos cuentan con el apoyo adecuado, estos montos se reducen notablemente.

Si necesitas una pieza de plástico, te la construyo
Son muchas las inquietudes de los inventores; éstas parten de sus ganas de aportar soluciones y de sus capacidades para lograrlo. Cuando ya me retiraba de la casa de Maita, como si se tratara de un azar, me refieren sobre otro desarrollo que tienen casi listo, pero antes de hablar sobre este invento, debo decir que muchos de los prototipos que nombramos en esta revista ya existen, pero la gracia que tiene que los reseñemos es que uno de sus rasgos característicos es la posibilidad que tenemos de sustituir las importaciones desarrollando aparatos, técnicas y procesos, y formando a personas para producir todo lo que necesitamos aquí mismo; este hecho no dejará de sorprenderme.
El prototipo de impresora en 3D, funciona con un sistema de los ya casi extintos reproductores de CDs o DVDs; este sistema es introducido en una caja metálica que a través de carriles le permite moverse en varias direcciones. Trabaja con polímeros que son derretidos por una punta metálica que calienta a la temperatura exacta requerida para no quemar el material. Este sistema móvil lo hace funcionar una tarjeta electrónica que a su vez va conectada a una computadora que contiene el programa que escanea una pieza cualquiera de no más de 15 centímetros, para poder moldearla e imprimirla cualquiera que sea su forma. Aunque actualmente se encuentra en periodo de ajustes y pruebas, Maita y Luz ya han podido “imprimir” algunas piezas de esas que se rompen y siempre se deben importar o que sencillamente no existen en el mercado de sustitución.
Como todos los proyectos de este tipo, la idea es que después de perfeccionado el prototipo, éste pueda ser producido a escala industrial y distribuido por todo el país no solo para la sustitución de piezas, sino también para la creación de otras como partes de desarrollo de nuestra propia industria. Debo insistir en el hecho de que se deben destinar los recursos y el apoyo necesario para estas iniciativas; en el momento en el que esto ocurra, partiremos hacia el desarrollo real de una industria fuerte, productiva y nuestra.