Alejandro Silva / Fotos: Candi Moncada
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Siempre es una buena noticia saber sobre iniciativas que incluyan a los jóvenes. El 17 de junio de este año, en el edificio de Química y Procesos de la Universidad Simón Bolívar (USB), se desarrolló un evento que reunió a ciento setenta estudiantes de 3ero., 4to. y 5to. año de bachillerato provenientes de todos los rincones del estado Miranda, y de algunas zonas del Distrito Capital, quienes se reunieron en esta IV edición olímpica para aplicar técnicas de purificación de agua.
El evento contó con la presencia del Gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez; el Rector de la USB, Jorge Stephany; El profesor Andrés Moya Romero, quien es el Coordinador del Comité Olímpico de las Olimpiadas juveniles de Ciencia del Gobierno Bolivariano del estado Miranda; Rosa Becerra de Moya, secretaria de Educación por el Gobierno Bolivariano del estado Miranda y Directora de la Zona Educativa del mismo estado, y Arwin Quesada, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación del estado Bolivariano de Miranda, entre otras personalidades y un súper equipo de trabajo que orienta sus esfuerzos a lograr que nuestros y nuestras adolescentes tengan un nexo con la ciencia que es aplicable a su entorno inmediato, a sus comunidades y al crecimiento personal de los y las jóvenes y, finalmente, dedicado a despertar en la muchachada el amor por la ciencia.
Una iniciativa inclusiva
Esta IV edición de la Olimpiada, como se ha dicho, estuvo dedicada al tratamiento y purificación del agua, pero la intención de los organizadores no es que las y los participantes se queden con una experiencia de laboratorio, sino que ésta pueda servirles para sus vidas. En la primera edición de esta Olimpiada, trabajaron con el cacao de la zona de Barlovento; desde su siembra y todo el proceso que se aplica en la producción de este rubro que sin dudas es el mejor del mundo, los y las jóvenes experimentaron con métodos de siembra, cosecha y producción de diversos derivados del cacao como alimento de exportación; en la segunda edición trabajaron con la siembra de la flor cala (Anthurium scherzerianum), y crearon una especie de gelatina rica en nutrientes que hacen que esta hermosa flor tenga mayor belleza y resistencia y que pueda ser exportada porque adquiere mayor duración de vida. De hecho, la exportación de esta flor compitió en ventas con Holanda, uno de los países potencia en ventas de flores. Para la tercera edición, ya en plena pandemia, la muchachada fue convocada para aplicar y monitorear las medidas de seguridad para detener el avance de la enfermedad del Covid-19.
La prueba experimental que aplicaron los y las chamas en esta Olimpiada la explican dos participantes: Jan Carlos Jiménez, estudiante que cuenta con 14 años y cursa el 3er. Año en el Liceo Generalísimo “Francisco de Miranda”, ubicado en Filas de Mariche, y Yuseni Carvajal, quien también tiene 14 años y cursa 3er. año en la Unidad Educativa “Rafael Jiménez”, de Los Teques. Jean Carlos explica: “Estamos purificando el agua (…) Eso lo hacemos de tres maneras: hirviéndola, filtrándola y echándole nitrato y cloruro de plata; después tenemos que comparar las tres muestras y escribir cómo quedaron: el color y eso…”.
Le pregunté entonces qué sentía de la actividad, si le gustaba la química, y respondió: “Es importante porque uno aprende más, es una experiencia, pues, y la química me gusta ahí, más o menos, pero me estoy adaptando”. Lo bueno es que jóvenes como Jan Carlos, afirman que repetirían la experiencia. En cuanto a Yuseni Carvajal, después de superar un conato de timidez, me dijo sobre el proceso: “Bueno, tomamos un agua que estaba ligeramente sucia, sucia, y la pusimos transparente, o sea, apta para beber (…) Le agregamos hierro, cloruro, le probamos la conductividad, la hervimos, la separamos por medio de la precipitación, e hicimos la evaluación de A, B y C, que fueron diferentes y lo anotamos…”. Luego Yuseni afirmó: “Es importante esta Olimpiada, porque nos ayuda a desarrollarnos más como seres humanos y dar más de nuestra inteligencia”.
Conversando con el profesor Andrés Moya, me informó que en principio fue una iniciativa del gobernador del estado Miranda y que solo reunió a las instituciones educativas públicas de ese estado, pero que con esta edición que incluyó al área Metropolitana y a algunos liceos privados, la idea es llevarlo a un evento nacional. Cada grupo estuvo conformado por cinco (5) alumnos y un profesor. Esta Olimpiada comienza con las fechas de inicio del año escolar y se extiende hasta el mes de junio, ocasión en la que se define el o los ganadores de lo que no se concibe como una competencia, sino como una muestra de capacidades. Contó con la participación, en principio, de 190 liceos, resultando clasificados 34 para la final a través de la Indagación Olímpica, proceso de decantación que consiste en una serie de instrucciones que le asignan a los planteles y que debe dar como resultado una propuesta por parte de los equipos convocados.
La Secretaria de Educación Rosa Becerra de Moya, me cuenta sobre la creación del Consejo Científico, dedicado a la enseñanza dinámica de la ciencia más allá de las aulas, que en principio impartía talleres e implementó experiencias como el Planetario Móvil: “La idea era hacer ver a los niños y niñas que los procesos científicos tienen mucho que ver con su cotidianidad, con la resolución de los problemas o dificultades de ellos y su comunidad”. Esta iniciativa fue evolucionando hasta convertirse en las Olimpiadas. Por su parte, el Secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación, Arwin Quesada, dice: “Lo que buscamos (con la Olimpiada) es fomentar el estudio de las ciencias básicas en nuestros chamos y poder implementar un programa de prosecución para que los chamos accedan a carreras científicas universitarias”.
Haber sido testigo de esta experiencia resulta gratificante debido a la cantidad de adolescentes que demuestran altas capacidades de comprensión y acción y de seguro algunos de ellos tomarán el camino de las ciencias, desmitificados de la pose del científico loco y solitario.
La fuerza de la unión en la búsqueda de un fin
Es importante resaltar con esta IV Olimpiada Juvenil de Ciencia y las anteriores ediciones, el hermoso trabajo que vienen desarrollando articuladamente, la Gobernación del estado Miranda, El Ministerio del Poder Popular para la Educación, el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología, la Universidad Simón Bolívar y otras instituciones del estado para lograr movilizar, reunir y ofrecer espacios idóneos para el desarrollo de estas actividades con toda la logística que ello implica: transporte, alimentación, seguridad y mucha entrega por parte todos quienes hacen posible esta iniciativa de la que tendremos noticias en los años siguientes.