En El Valle las flores no son de adorno; son mujeres cada vez más fuertes y decididas a ser libres y dueñas absolutas de su destino
Teresa Ovalles Márquez / Fotos: Candi Moncada
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Un diagnóstico que hicieron las integrantes de la Comuna 5 de Marzo arrojó que la violencia contra la mujer es uno de los principales problemas que debían enfrentar en la comunidad. Situación que les dio luces para desarrollar una estrategia que llamaron la Ruta de las Flores, que contempla la ruta denominada de las Cayenas para abordar la salud sexual y reproductiva; la Ruta de las Bromelias mediante la cual tratan la violencia de género y la Ruta de las Flores Coquetas para solucionar problemas económicos en la comunidad.
En este contexto vinieron como anillo al dedo otro grupo de mujeres del Instituto de Oncología y Hematología del Ministerio del Poder Popular para la Salud; las del Servicio Autónomo del Instituto de Biomedicina Dr. Jacinto Convit, de la Escuela Vargas de la Universidad Central de Venezuela (UCV), para abordar, profundizar, educar, difundir y empoderar a las de la Comuna 5 de Marzo, ubicada en El Valle, en Caracas.
Y fue en el encuentro sobre Mujer y Ciencia organizado por el Ministerio del PP para Ciencia y Tecnología, en Sartenejas, donde se concretó esta alianza que daría como resultado la implementación en la Comuna del Proyecto Sistema de vigilancia Epidemiológica del Virus Papiloma Humano (VPH) y su vinculación con el cáncer de cuello uterino en Venezuela.

Es la combinación perfecta que propulsa el Ministerio del PP para Ciencia y Tecnología, Mincyt, con el fin de llevar la ciencia a las comunidades.
Y una vez que presentamos a las científicas y su trabajo en anterior entrega, nos propusimos indagar acerca de la Comuna en la que tiene una participación fundamental la mujer organizada bajo la figura de las comunas.
Las lideresas Niedlinger Briceño, Diana Scheifes y Tamaiba Lara nos echaron el cuento en tandas que fueron desde la primera inducción en el liceo José Avalos, de El Valle, ubicado en el territorio de la Comuna, hasta una entrevista que nos concedió Briceño para profundizar en ese vivo y robusto ejemplo comunero sostenido mayoritariamente por mujeres.

Ésta avanzada Comuna 5 de Marzo Comandante Eterno, se expande a 7 consejos comunales que abarcan a unas 2500 familias, quiere decir que son unas 1250 mujeres, aproximadamente. Centraron acciones en el sector femenino partiendo de que la mujer venezolana es la que lleva en sus hombros la Revolución Bolivariana al sostener estructuras de base como los Clap, la distribución del gas, del agua y muchos otros servicios básicos. Más otras responsabilidades como el cuidado de la vida (sin remuneración) con atención a las niñas y niños, ancianos y ancianas y a personas con discapacidad.
«Estamos trabajando desde hace 2 años en el Comité de Gestión, Mujer e Igualdad de Género para la organización política en el territorio», precisa Briceño.
–¿Cómo comenzó la activación de la Ruta de las Flores en la Comuna?
–Ese es un proyecto cuya implementación comenzó con la Ruta de las Bromelias porque nos dimos cuenta que una de las principales situaciones por las que atraviesa la mujer en la Comuna es la violencia doméstica. En este sentido damos acompañamiento amoroso con el apoyo de la organización Tinta Violeta y brindamos asesoría legal, atención psicológica no solo a mujeres sino también a niñas, niños y adolescentes. A partir de ahí venimos impulsando la formación, sensibilización y la lucha contra la violencia basada en género. Hablamos del patriarcado, un término nuevo para las mujeres de la Comuna; de la Ley por el Derecho de las Mujeres a una vida Libre de Violencia y estamos conscientes de que es un proceso social del cual no podemos ver resultados inmediatos sino a largo plazo.
La Ruta de las Cayenas
–En la Ruta de las Cayenas hablamos de sexualidad, un tema que sigue siendo tabú en los hogares venezolanos y en las escuelas, por eso empezamos con la sensibilización en cuanto a salud sexual y reproductiva. Damos talleres a los niños y niñas para que identifiquen que la sexualidad no tiene que ver nada más con el coito entre un hombre y una mujer y que la pornografía es algo muy banal frente a lo que es la sexualidad.

Agrega Briceño: Intentamos explicarles que la vida está transversalizada por la sexualidad. Les hacemos saber que llegamos a este mundo a partir del acto sexual, les decimos cómo nos paren, cómo nos amamantan. Educamos acerca de la relación con nuestros cuerpos, tan limitada en nuestra infancia. Enseñamos que es necesario el autocuidado, el desarrollo de las niñas cuando empiezan a menstruar, la relación con nuestra sangre, que no es cochina sino necesaria para poder expulsar los óvulos. Estamos colocando métodos anticonceptivos conjuntamente con Plafam, como la T de cobre y el dispositivo intradérmico que tanto gusta a las más jóvenes. Hay mujeres que nunca en su vida se han hecho un chequeo. En la Comuna hay mujeres que por primera vez van a hacerse una citología y hay quienes pusieron resistencia pero al final se dieron cuenta de lo necesario que es hacerse los controles.
Niedlinger Briceño hace la salvedad de que no se trata de políticas asistencialistas sino de un proceso al que hay que hacerle seguimiento.
“Nos preocupamos por saber cómo les va a las mujeres con el dispositivo, qué síntomas tiene y buscamos alternativas para que ellas puedan sentirse bien. Pero esto de los aparatos fue generando otras dudas porque éste te libera de un embarazo no deseado pero no de enfermedades e infecciones de transmisión sexual. Entones tenemos que sensibilizar, otorgar condones y educar en cuanto a las enfermedades e infecciones de transmisión sexual. En este punto nos iluminaron las compañeras biólogas del Proyecto Sistema de vigilancia Epidemiológica del Virus Papiloma Humano (VPH) y su vinculación con el cáncer de cuello uterino en Venezuela, que adelanta el Ministerio del PP de Ciencia y Tecnología conjuntamente con los institutos de Oncología y Hematología y el de Biomedicina”.
–¿En qué consiste el trabajo con el equipo de expertas?
–Está planteado un proceso que comienza con la capacitación y sensibilización, luego viene la parte médica que es tomar muestras y el tercero es hacer seguimiento y acompañamiento a las mujeres que lo requieran. Las científicas tienen un gran reto en nuestro territorio para comunicar la ciencia porque tienen términos científicos que no son fáciles de digerir. Tiene que haber unos códigos que sean similares para poder llegar a donde queremos. A nosotras (las lideresas) nos ha tocado duro hacernos entender por las mujeres de nuestro propio barrio.
–¿Me puedes explicar porque ha sido tan duro este aspecto?
–En esos acompañamientos la mujer no se puede sentir invadida. Tenemos que indagar acerca de lo que ella quiere y cómo se siente. Hemos aprendido que no podemos tomar decisiones por ellas, tampoco dar consejos que no te estén pidiendo. Nos preocupamos por buscar la manera de conectamos con esa mujer que esta absorbida por un sistema opresor, que le dice que está aquí para reproducirse y cuidar muchachos y así lo viven y lo sienten ellas, no ven más allá, no piensan en sus intereses ni tienen tiempo de pensar en nada de eso. Además están sumergidas en una dinámica de cuidado profunda que no les permite pensar en ellas mismas.
–¿Han logrado esa empatía?
–Sí. Cada vez hay más compañeras que se quieren sumar a nuestro equipo. Sentimos que efectivamente, estamos consolidando un equipo de mujeres que se reconoce en el proyecto político que estamos echando adelante. Además cuando hay reuniones de planificación ellas son las primeras que hacen las propuestas.

En cuanto a las Ruta de las Flores Coquetas –añade Briceño– han ido resolviendo “la dependencia económica creando proyectos y empresas de producción social, sustentadas en la Ley de Comunas, que puedan generar ingresos para que esas mujeres no se vean perdidas al momento de pensar en cortar con ese ciclo de la violencia.
En el diagnóstico que hicieron se percataron de que la mayoría de las mujeres de la Comuna tenía una máquina de coser en su casa. ”Pero la tienen llevando polvo porque carecen de recursos para comprar materia prima. Acordamos ponerlas a producir y además tenemos muchas costureras que trabajaron en fábricas. Así nos planteamos crear una empresa de confección textil y a partir de allí colocar los productos en nuestros propios espacios comunales. E incluso articulamos con otras comunas y como la nuestra es parte de la Unión Comunera que articula con otras comunas a escala nacional, se hace intercambio de distintas formas, conscientes de que no es lo mismo lo que produce una comuna campesina a lo que produce una comuna urbana. Requerimos hacer un diagnóstico de las necesidades de las comunas campesinas, como bragas, para nosotras poder empezar a coser. Tenemos comunas como el Maizal que produce mucho maíz, la Che Guevara que produce bastante café y chocolate entonces estamos viendo cómo hacer ese intercambio”.
–¿Cómo se han sentido las mujeres de la Comuna 5 de marzo con el abordaje de la sexualidad?
–Al principio no decían nada pero las miradas eran de curiosidad. Querían saber más y además ahora venimos con el tema de la copa menstrual, pronto vamos a entregar trescientas. Y al hablar de la copa tienes que hablar de sexualidad, de masturbación, de sangrado, tienes que hablar de muchas cosas y vamos casa por casa para hablar, algunas no decían nada pero tenían ganas de saber más y sobre todo las adolescentes que se inhiben ante la figura de los padres y las abuelas, pero después nos llamaban aparte para saber acerca de la copa, por ejemplo.
