Los abuelos de nuestros abuelos se entendían con el universo y no es una exageración, hasta la luna, inspiradora de tantas canciones y poemas, ha sido una interlocutora y compañera en el transitar de nuestra especie por el camino de sobrevivir.
Su lado oculto y oscuro, cortes de cabello, hombres lobos, efecto en los partos, en las mareas y, sobre todo, en las plantas. En estas últimas influyen muchos patrones y procesos ecológicos como el clima, tipo de suelo, época del año, altitud, período de luz solar… pero se discute la influencia del calendario lunar.

Quienes defienden la influencia de la luna sobre el desarrollo vegetal dicen que su fuerza gravitatoria influye en el ascenso o descenso de la savia dependiendo de la fase lunar, algo parecido a lo que pasa con las mareas. Está confirmado científicamente que este fenómeno se produce por la gravedad de nuestro satélite.
Además se afirma que las plantas son más activas cuando la luna está llena o casi llena porque son sensibles a la luz que refleja (7% de lo que puede desprender el sol), ello activaría el metabolismo fotosintético de la planta, tal y como hace con el sol, y así siguen creciendo durante la noche.
Quienes argumentan en contra dicen que no existen evidencias de que la luna ejerza un determinado efecto sobre las plantas. Se considera que la masa de la savia es tan insignificante que la gravedad de la luna no tiene ningún efecto en ella, a diferencia de lo que pasa con los mares.
En medio de todo esto está el conocimiento tradicional y local que ha utilizado el calendario lunar como guía práctica que establece las fechas en las que se tiene que plantar cada uno de los distintos tipos de siembra, cuándo trasplantar, podar, cosechar… Desde antes que alguien dijera que saber era hacer ciencia.

Según un campo de conocimiento llamado “biodinámica”, todo lo que crece sobre la tierra (semillas) se siembra en fase creciente y todo lo que crece bajo la tierra (tubérculos) se siembra en menguante.
Cuando la luna está nueva:
Se supone que la disponibilidad de agua en el suelo es alta, es recomendable sembrar grama, árboles con hoja redonda y hortalizas de diverso tipo que necesiten raíces fuertes. Eliminar hojas marchitas, malezas y abonar el suelo también es útil, también fertilizar plantas de hojas verdes, la siembra de semillas de rápida germinación si el suelo y el clima lo permiten. Es bueno podar plantas y árboles enfermos para que se regeneren en luna creciente.
Cuando está en fase creciente (forma de D):
Se supone que la luna provoca que la savia de las plantas recién sembradas ascienda con mayor facilidad y que el suelo cuenta con una cantidad de agua superior a cualquier otra etapa. Es el momento de sembrar todo lo que necesite mucha agua como la lechuga, de podar los árboles que estén enfermos o plantas que se reproducen por estacas. Se habla de mayor porcentaje de germinación de semillas, los frutales crecerían más y, si la raíz de alguna planta es superficial, es mejor abonarlas al final de esta fase. En este tiempo recomiendan cosechar flores, frutos para consumo inmediato y arar la tierra.

Cuando la luna está llena
Se dice que las hojas crecen más rápido mientras que las raíces más lento debido a la dificultad de la savia para ascender. Se pueden cosechar frutos y hortalizas de hoja y plantar frutos perennes. También de trasplantar lo necesario, restringir el riego para que las plantas tengan más frutos, eliminar malezas y sembrar semillas de germinación lenta.
Cuando la luna está menguante (forma de C)
Es entendido como un periodo de menor actividad agrícola por el lento crecimiento de la vegetación. Se recomienda la siembra de hortalizas de raíz como la zanahoria debido a la mayor concentración de la savia en la raíz, también de semillas de germinación lenta. Buen momento para eliminar hojas superficiales marchitas, abonar el suelo y plantar árboles de hoja larga, también para podar plantas o árboles con exceso de vigor.
Mirar al cielo y mirar la tierra, combinar lo elemental con lo complejo, buscar más allá de los axiomas y teoremas, de eso se trata, de ser multiversales como la vida misma.