El amor es…

por Teresa Ovalles
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“Ya no debo ni puedo quererte

ya no te amo

me he enamorado de un ser divino

de un buen amor”

Juan Gabriel. Canción: Así fue.

Se ha estilado entre quienes militan en la vía láctea de mi sol, y disculpen el tremendismo de mi generalidad, que el texto (incluyendo su canción) es revolucionario en la medida que aborda la política en sus aspectos más conocidos. Cuando se tocan elementos ideológicos, suelen estar signados por ciertos dogmas carentes de profundidad. Por eso me gusta La Inventadera que va o pretende ir más allá de la superficialidad. No vean arrogancia en esto. En estos Pensamientos conuqueros que vienen dando tumbos en mí desde las dos últimas décadas del siglo pasado, tan sólo me atrevo, reconociendo mis limitaciones y sin ser extremista. A estos tanteos, tiempo después, los llamé Máscaras de la Mercancía. Esta columna también debería llamarse así.

En el texto de Oficios Perversos me refería a la perniciosa tendencia de abusar o desconsiderar al manso. El amor no escapa a esa perversidad. Como si uno supiera mucho del amor, cuántas veces no se ha dicho: “Es un hombre bueno, pero no lo amo”. Dicha frase es más terrible aún cuando te alejas de ese “amor bueno” para caer o persistir en uno que te da martirio. ¿Alguien podría explicar los enredos sadomasoquistas de esos sentimientos que tanto inciden en la dinámica personal de la vida? En mis tiempos universitarios, los despechaos eran los más aguerridos y violentos en los disturbios estudiantiles, y a la guerra también se fue conducido por esos quebrantos. Esto ha inspirado muchos guiones cinematográficos. Recuerdo una película de Antonio Aguilar, El colorado, llamada así porque el protagonista, un guerrillero despechado de la revolución mexicana, andaba vestido de ese color para ser blanco fácil de las balas. Bueno, el poeta Carlos Angulo dice que cuando lo agobiaban esos dolores aprovechaba para sacarse las muelas y que por eso se fue quedando “discapacitado de la boca”. Ah, malaya si tanta pasión desperdiciada se la hubiésemos ofrendado a la patria y a la invención de un país.

El amor se mueve entre dos polos que a veces concilian y a veces no y aquí es cuando se deambula constantemente entre la salud y la enfermedad. Una fuerza natural y otra cultural. La atracción natural es poderosa y determina tu orientación sexual, pero la fuerza cultural en muchos casos se hace ideológica, tanto que determina la primera. ¿La fuerza del deseo establece particularidades? ¿Es atractiva la variedad? ¿Somos monogámicos o promiscuos? Asumiendo esto en términos absolutos con base en el animal que somos, quedé sin argumentos una vez, al enterarme de que existen pericos que viven en parejas y que incluso cuando muere uno de ellos, la viuda o el viudo permanece así hasta la muerte.

En mi pueblo rabiábamos de celos cuando llegaba un caraqueño porque las muchachas lo preferían, pero igual si era una caraqueña todos nos enamorábamos de ella. A lo mejor sólo eran inocuos encandilamientos. Aunque eso de los “santos luzardos” que llegan de la gran ciudad y montan caballos mejor que los lugareños, las “mariselas” se enamoran de ellos y “los pajarotes” les jalan bola, se ha tratado de forma chocante en la literatura y mucha radio y telenovelas.

Y nosotros tan pobres con esas ganas de que la hija del amo se enamore de uno o pescar un hombre rico que te saque de la miseria.

Dios no falta en las novelas / de cenicientas felices / pero te pusiste vieja / y se te olvidó ese príncipe.*

El amor de la aldea y el del camino que te condujo hacia otros espejos.

Cómo asumir determinantemente opciones de mucha subjetividad. Hay quien dice que viajar es vivir y hay quienes viven toda la vida con agrado en un mismo pueblo y no soportan moverse de él. Quienes se casan con la novia o el novio de toda la vida y envejecen juntos.

El amor emerge con los ímpetus iniciales del enamoramiento, luego, si se concreta, da paso a la calma de la convivencia. Si a usted se le mete en la cabeza que esa calma no es amor, vivirá de puerta en puerta y de ventana en ventana en busca del frenesí. O a lo mejor todo eso tiene fecha de vencimiento y uno lo asume equivocadamente como eterno. Quien sabe… recuerdo que David Arraíz decía con su sarcástica sabiduría característica que los pobres no se divorcian porque no encuentran pande irse y así terminan sin alternativa viviendo en la misma casa para siempre. Lo cierto que si usted le hace la autopsia al amor mucha “regorllera” encontrará en sus entrañas.

El amor entre los pobres no estuvo desligado de la sobrevivencia, una mujer quería a un “hombre bueno” y un hombre a una “mujer buena”, en relación con ella. Y un hombre y una mujer “buena”, en este concepto, no tiene nada que ver con la apariencia física, sino con el trabajo, es decir que se ayuden mutuamente en la subsistencia. Las cualidades para el trabajo, serán los principales atributos que influirán en el enamoramiento.  

…tan buenamoza y tan buena / ella misma corta leña / cría cochinos, cría gallinas / teje alpargata y ordeña.**

*Gino González. Canción: Te imagino guerrillera. https://www.youtube.com/watch?v=563ZeyXpxLk&feature=share&si=ELPmzJkDCLju2KnD5oyZMQ

**Gino González. Canción: Trigueñita de mi campo. https://www.youtube.com/watch?v=gzrt6zawXjw&feature=share&si=ELPmzJkDCLju2KnD5oyZMQ

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1 comentario

Teresa Ovalles M. 25 septiembre 2022 - 11:17

Qué belleza de tema ese de Gino , Te imagino guerrillera. felicitaciones Gino por ese poema cantado.

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