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Flechas hacia el futuro

por Teresa Ovalles
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Todo aquel que no está conforme con el estilo de desarrollo que vivimos ha encontrado a alguien que le ha preguntado por qué no se va a vivir a una selva usando guayuco y durmiendo en chinchorro. Sobran anécdotas…

Un informe de la ONU llamado “Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques; una oportunidad para la acción climática en América Latina y el Caribe”, muestra evidencia de quiénes son los mejores guardianes de nuestros bosques.

Los datos revelan cómo su estilo de vida puede reducir las tasas de deforestación y la pérdida de biodiversidad, evitando las emisiones de CO2, también señala que se necesita más inversión para abordar las crecientes amenazas. ¿Cuáles son las amenazas? Pues que el progreso, ese dios al que le rendimos culto sin detenernos a pensar en nuestros hijos y nietos, haga retroceder indicadores como estos:

*Las tasas de deforestación son significativamente más bajas en los territorios indígenas y tribales donde los gobiernos han reconocido formalmente los derechos colectivos territoriales.

*Los pueblos indígenas ocupan físicamente 404 millones de hectáreas en América Latina, es 1/5 de la superficie total de la región.

*El 60% están en la cuenca del río Amazonas, una superficie mayor que la de Alemania, España, Francia, Italia, Noruega y el Reino Unido juntos.

*Participan en la gobernanza comunal de entre 320 y 380 millones de hectáreas de bosques.

*Casi el 35% de los bosques se encuentra en zonas ocupadas por grupos indígenas y más del 80% de la superficie ocupada por los pueblos indígenas está cubierta de bosques.

*El 45% de los bosques menos perturbados en la cuenca del Amazonas está en territorios indígenas.

*Estos tienen un promedio de deforestación menor que el resto de los bosques en la región, de hecho, muchos territorios indígenas evitan la deforestación tan bien o mejor que otras áreas protegidas.

*Contienen casi el 30% del carbono almacenado en los bosques de América Latina y el 14% del carbono de los bosques tropicales de todo el mundo.

*Los gobiernos han reconocido formalmente la propiedad colectiva o los derechos de usufructo de los pueblos indígenas y tribales sobre unos 277 millones de hectáreas, 200 millones tienen bosques.

¿Son la panacea o la solución del planeta? Lo que no es panacea ni solución es pensar que volveremos a habitar el mismo planeta de hace 20, 200 o 2 mil años. Es posible que nos sirva, y mucho, entender cómo hemos llegado a una sociedad altamente urbanizada y globalizada, también por qué parece inevitable una sociedad más rural y relocalizada.

La actual manera de vivir no es prometedora de estabilidad, menos cuando llegamos al fin de la energía barata, adolecemos de vulnerabilidades en el actual sistema alimentario y el costo energético de un plato de comida es mayor que el beneficio que aporta. Lo mismo pasa con los costos ambientales, son varias veces superiores al valor de los productos agrícolas resultantes.

No hay panaceas en aceptar que hace falta, no uno, sino infinitos cambios, pero aceptarlo es un paso más cierto. Tampoco hay soluciones mágicas, mucho menos para realidades que se construyeron a partir de pensamientos mágicos (que no místicos), como la creencia de que hay infinitud de recursos o que hay gente de primera y gente de segunda.

Toda realidad que se quiera transformar debería ser conocida, así se podrán enumerar los cambios que deben producirse. De ahí la necesidad de conocer los procesos del suelo, el agua, los fenómenos a los que nos enfrentamos en pleno cambio climático, también el acervo biocultural que está en la memoria de los pueblos campesinos, indígenas, afro y tantas otras culturas que han aportado a lo que somos

“Tirar flechas” es una frase (racista) que se usa para explicar que una acción se ejecuta al azar y sin mucha determinación. Quienes han tirado flechas para cazar el alimento casi siempre tienen sólo una oportunidad, por ello deben conocer bien la herramienta y tener tácticas y estrategias precisas. Nos toca pensar para permanecer, como la vida misma.

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