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Memoria de Ibrahím más allá de trompos, cúpulas y vuelos

por Jose Roberto Duque
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Inauguraremos este homenaje por entregas a Ibrahím López García, inventor, tecnólogo, ingeniero civil e investigador (1925-1994), genio de Cabure y de toda Venezuela, con una visión desde la memoria de los suyos, familiares y amigos que lo recuerdan con afecto y gratitud

Alejandro Silva Guevara – José Roberto Duque / Fotos: Félix Gerardi

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Ibrahím conversaba con sus hijos sobre muchas cosas. Cuando Gerardo tenía alrededor de 9 años, fue cuando pudo darse cuenta y decir: “¡Mi papá sí sabe cosas!”, luego de que se le acercaran unos imprudentes a preguntarle: “¿Tu papá es un científico loco?”.

Más o menos a esa edad fue cuando “Gerard”, como lo nombraba su papá, conoció un objeto del que se sabe muy poco, el “curador de dolores” (así lo llama Gerardo). Sí sabemos que Ibrahím fue un profundo estudioso de muchos temas, pero al que más parece haberle dedicado atención, fue al tema del magnetismo y ponemos como ejemplo el Giróscopo o Giroscopio, que fue su desarrollo más polémico y conocido.

Convencido de que el cuerpo y sus dolores tienen memoria, y siendo conocedor del tema, fabricó un imán al que le invirtió la polaridad: armándolo con pedazos de imanes, y dejando un hueco en el medio, logró que este objeto magnético, al contrario del imán normal que tiene una polaridad positiva y una negativa ―una rechaza y la otra atrae; norte y sur― tenía ambos lados positivos, es decir, norte-norte.

Techo de la iglesia del barrio Las Malvinas, Coro: las “hojas de palma” en acción

Afirmaba López que este ingenio podía “desviar” el dolor 90 grados, y la prueba la llevó a cabo con una señora que recibió un fuerte golpe en la mano y que al aplicarle el “curador de dolores” sentía alivio. Le hacía tanto bien este invento a la señora, que ella pedía que se lo aplicara por 5 minutos más, pero resulta que notaron un crecimiento en la vellosidad de la parte en la que se le pasaba el imán, por lo que Ibrahím concluyó que también ocurría la activación de ciertas células de la piel. 

Gerardo vivió la experiencia de aplicar él mismo el curador. El portugués del abasto, quien era amigo de Ibrahím, sufría de lo que llaman “gota de pie”, que son ataques repentinos de dolores intensos, hinchazón, enrojecimiento y una sensibilidad extrema que se aloja en cualquiera de los dedos del pie, por lo que Ibrahím envió a su hijo para aplicarle el invento que también le hacía bien al “portu”, aliviando sus dolencias casi de inmediato. Familiares y amigos concurrían a la casa de Ibrahím para que se le aplicara el efectivo borrador de dolores. 

El aparato es un objeto hexagonal y alargado, y pesa quizás poco más de medio kilo; está envuelto en cartón cuidadosamente sellado con teipe. Su aspecto es bastante rudimentario.

Prototipo original del giroscopio o giróscopo

Techos y estructuras: más acá de lo invisible

No toda su creación contenía ese componente difícil o imposible de explicar por el método científico, y por lo tanto controversial o “sospechoso”. Su audacia al formular y proponer rozó o rebasó más de una vez los límites que impone la ciencia para diferenciarse de todo esoterismo o pensamiento mágico. La magia y la poesía siempre reposan o bullen en un territorio, y el saber comprobable y verificable permanece en otro; Ibrahím navegaba en ambos universos; su obra hierve de proposiciones sin anclaje en objetos físicos o medibles, pero también se materializó en construcciones que están ahí, a la vista, desafiantes e inobjetables.

Para muestra, el enorme botón que representa el techo del estadio de beisbol José Pérez Colmenares, en Maracay: cuando un foul o jonrón obliga a los aficionados a mirar hacia arriba sus ojos tendrán que recorrer esa estructura alucinante, cuya inspiración son las hojas de la palma “copernicia” llamada Abya Ayala; si ese techo fuera plano o liso se habría caído en el proceso de construcción, pero como la naturaleza es sabia e Ibrahím también lo era, la forma del techo permite una prolongación inusual en el espacio, sin columnas que sostengan su extremo exterior. Esa forma estructural ahorra muchísimo material porque posee un peso que está por debajo de los 200 kilos por metro cuadrado. Nada que entusiasme o asombre a las multitudes pendientes del juego de pelota, pero sí a quienes saben de arquitectura.

El alucinante techo del estadio “José Pérez Colmenares”

Fruto Vivas, quien algo sabía de la materia, escribió en algún prólogo admirado y desconcertado, refiriéndose a ese techo y a la técnica empleada: “…(el concepto) es llevado al máximo de la sencillez constructiva, aprovechando la superficie reglada del paraboloide y los andamios montados sobre patines, con apoyos telescópicos que le permitieron derrotar todos los presupuestos que compitieron para la construcción”. Economía de materiales, genialidad y audacia en la propuesta. 

López García fue Ingeniero Civil y militante de izquierda, por lo que siempre estuvo comprometido con el aporte de ideas que sirvieran para el desarrollo del país, sin egoísmos.

Observador reflexivo de todo lo que le rodeaba, muchas de sus ideas provenían de las cosas más sencillas: trompos, matas, el cielo, la Sierra Falconiana, el mar y otras fuentes, eran desentrañadas en su funcionamiento natural. Ibrahím se pasó la vida tratando de darles una utilidad práctica a esas observaciones y hallazgos. 

En estos tiempos en los que el planeta sufre por una contaminación y un sobrecalentamiento brutales, “El Elemento”, como llamaba al giroscopio, sería un tipo de transporte ecológico que no emitiría ningún tipo de gases tóxicos de efecto invernadero. Su diseño y concepto contrariaban y aún contrarían el paradigma de las máquinas de la era contemporánea: la fuerza que mueve a todo el parque industrial desde hace 200 años actúa desde el eje; la propuesta de Ibrahím consiste en mover las ruedas desde su periferia, tal cual los niños que mueven la rueda en los parques desde afuera, no desde el eje central. Se llama gestión limpia e inteligente de la energía.

La palma que fue inspiración para sus construcciones más firmes (tomada del libro ‘Sobre trompos, cúpulas y vuelos’)

Las ideas nuevas que proponen cambios radicales de este tipo en los centros de estudios tradicionales, siempre son mal vistos a ignorados, pero teniendo Venezuela la Misión Vivienda, que ha sido golpeada sin misericordia por los bloqueos y la crisis, no estaría de más intentar aplicar este desarrollo que sería un “reimpulsor” en el área, a pesar de los pesares.

Recuerdos familiares y organización popular

Gerardo lo describe con las primeras impresiones que le vienen a la mente:

“Era un lector apasionado, amante profundo de la Sierra y de la naturaleza en general. Le gustaba mucho viajar con la familia, porque era muy familiar, siempre buscaba aportar al bienestar colectivo, ayudaba a la gente en lo que podía; era un maestro entregado a la formación de otros que hacía que lo complejo fuera digerible y fácil de entender. Amaba la historia, la astronomía, las matemáticas, la física y la química; creía en el traspaso de energía con la imposición de manos, y afirmaba que ‘es imposible que estemos solos en el universo’, entre muchas otras cosas”. 

Frank Zamora

Frank Zamora, sobrino del tecnólogo, da fe de ese impulso fraterno que lo llevaba a formar, estimular e informar sobre temas tecnológicos y energéticos a los jóvenes miembros de su familia.

Alquilamos un apartamento en el oeste de Coro, allí convivimos un tiempo con Ibrahím. Sus pasiones eran la revolución y la investigación científica. Ibrahím fue uno de los organizadores de la conocida movilización en defensa del Cerro Galicia, en la Sierra; el otro entusiasta movilizador ahí fue Alí Primera, quien dejó constancia de esas luchas populares en una canción. En esa misma línea de las luchas por el ambiente, logró con movilizaciones y denuncias que la fábrica Cementos Caribe, que pertenecía a una transnacional, le colocara filtros a su planta para mitigar la contaminación del aire con polvillos tóxicos. Lo ideal hubiera sido cerrar esa planta (hoy Invecem), pero que lograra que la empresa pusiera esos filtros, mediante argumentos científicos desde la militancia ecologista, fue un logro inmenso para la época.

Cuenta Zamora (a quien su tío le inculcó con tal pasión el amor por la tecnología que ahora es un reconocido investigador, y fue presidente de Fundacite en Falcón) que el prototipo de giróscopo, una de sus obsesiones, lo tuvo un buen tiempo guardado en Guaibacoa, quiso mantenerlo en la clandestinidad hasta tenerlo terminado. Hoy ese objeto maravilloso, capaz de moverse mediante un mecanismo del que se cuenta que logró volar, reposa en la Casa del Sol, en el centro de Coro. 

El giroscopio en su lugar de reposo, la Casa del Sol, en brazos de trabajadores

También fue docente e investigador, pero las cosas en la Cuarta República eran difíciles para personas como él, dice Frank Zamora. “Personas como él”: se refiere a la audacia de sus propuestas, y también a algunas decisiones personales asumidas en el tiempo de la lucha armada. En sus tiempos de militancia al borde o más allá de la legalidad, fue explosivista, y en esos menesteres andaba cuando algo salió mal y terminó con un brazo quemado, con una herida imborrable en una de sus manos. Con esa mano rasgaba las cuerdas de la guitarra, pero tenía limitaciones para moverla y emplearla para trabajar.

En su vida académica recibió algún apoyo, e incluso el afecto de camaradas y algún adversario, pero la norma era que sufriera zancadillas y obstáculos. “Lo que él tenía no era de él, era totalmente desprendido de los bienes materiales. Murió sin casa, en un apartamento alquilado, con su cuerpo destruido por una enfermedad”, evoca su sobrino Zamora.

Detalle del mecanismo del giróscopo (tomada del libro ‘Sobre trompos, cúpulas y vuelos’)

Un legado pendiente

En esos años duros del 60 al 80, el hogar de Fay Mosquera (combatiente de las FALN) en Coro era un hervidero de guerrilleros, activistas, militantes de todo pelaje. David Mosquera, hijo de Fay, recuerda que fue en esa casa paterna donde conoció a Ibrahím. Una vez el caballero, todavía en la ruta hacia la leyenda, les propuso a David y a su hermano ir a hacer un recorrido, en términos un poco incomprensibles: “Vamos a que me acompañen a ver unas matas de coco que tengo sembradas por ahí”.

Se montaron en la camioneta de Ibrahím, una Dodge de los años 60, y se dirigieron al barrio Las Malvinas. Se bajaron frente a la iglesia, entraron y ahí estaba: la primera “mata de coco” que quería mostrarles era el techo de la iglesia, concebido y construido con el método alucinante de la observación de la naturaleza. Cuarenta años después hemos ido con aquel adolescente llamado David, hoy un caballero con casi medio siglo recorrido, a ver ese techo. Y ahí está, majestuoso e imponente, como toda palmera.

La segunda mata de coco la vieron en la alcabala de los Médanos: allí estaba y allí está, intacta. El techo de esa simple edificación se había caído varias veces debido a la acción de los fuertes vientos. Hasta que le encargaron a Ibrahím su construcción. “Me dijo: ya ese no se cae más. El techo lo fabricó a partir de esa filosofía sencilla y profunda: en estas tierras la mata de coco aporta el modelo necesario para resistir la embestida de la brisa”. El “extraño” paseo terminó siendo una clase magistral sobre arquitectura y construcción alternativa.

Gerardo apuesta a la necesidad de llevar adelante el legado de su padre. “Se trata de un legado filosófico con un conjunto de ideas y proyectos que pueden asumirse como soluciones de aplicación inmediata”. Gerardo mantiene en custodia una serie de papeles bien resguardados. Allí descansan cálculos, medidas y una serie complejísima de anotaciones detalladas de todas las investigaciones de Ibrahím, que esperan por ser reactivadas, tomadas en cuenta.

La investigación científica hacia la creación tecnológica independiente en nuestros pueblos del tercer mundo es profundamente subversiva, porque a la larga tiende a dar al traste con la importación tecnológica y de capital exterior, obligando a éste en el futuro a replegarse nuevamente hacia sus propios mercados internos, lo que es precisamente el proceso inverso de lo que se llama imperialismo (…) Pienso que va a ser la tecnología basada en la energía solar y en el magnetismo la que salvará al hombre y a las demás especies vivas de nuestro planeta. Para esto habrá que modificar profundamente la estructura aún de los motores eléctricos actuales; no centrales, porque necesitan fuerzas –energías unitarias– muy elevadas en el arranque, sino de gran diámetro o en la periferia, con una utilización más inteligente de la palanca como multiplicador de fuerzas. El suscrito patentó en 1978 un motor eléctrico de disco, con fuerzas magnéticas muy alejadas del eje del giro. De llegarse a extender este tipo de motores para el hogar, la industria y la navegación aérea tendríamos un planeta sin contaminación sónica, química o nuclear.

Ibrahím López garcía, 1980
El imán positivo-positivo. Foto: Alejandro SIlva
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8 comentarios

Douglas Chourio 28 enero 2024 - 11:37

Tuve la fortuna de conocerlo cuando fui estudiante del tecnológico de Coro, después llamado, IUTAG. Hombre muy modesto, inteligente, comprometido, revolucionario e innovador persistente. Coherente.

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gabriel castellanos 16 enero 2024 - 16:24

Ey, vamos a lanzarnos un proyecto de ibrahim con impresiones 3D y tecnología actual???

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Yoer Sarmiento 5 mayo 2023 - 19:13

Excelente información, andando con la inquietud de como poner a andar un motor eléctrico para vehículos pero sin baterías me encontré Ibrain López no sabía nada de él y ahora indagó todo cuanto pueda de él.

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Jose Roberto Duque 5 mayo 2023 - 20:09

Adelante! Usted está bebiendo en las fuentes de un genio. Infórmenos de sus avances por favor

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morelis gonzalo 14 septiembre 2023 - 13:58

Excelente trabajo de divulgación. Alguna universidad tecnológica debería llevar su nombre. Un ejenplo sin par de tecnología propia como motor para el verdadero desarrollo. Gracias José Roberto.

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Santiago Obispo 6 enero 2023 - 07:59

Gracias. IBRAHÍM, así con mayúsculas, es uno de nuestros guías y faro a la vez. Felicitaciones, por condensar, sintetizar, una vida con su maravillosa, rutilante brillantez y a la vez, tan sencilla, en este inicio de los reportajes.
Sugiero, de ser posible, traducir a inglés y francés, para difundir al máximo de interesados e interesadas en los trabajos de IBRAHÍM LÓPEZ GARCÍA.

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Victor Piñero 4 enero 2023 - 17:56

Excelente la información sobre Ibrahim, estaremos pendiente de continuar su legado en ver un mundo más humano y amigable con el ambiente, el camino es largo pero es el camino

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FRANK ZAMORA 4 enero 2023 - 16:14

Excelente reportaje sobre el legado de Ybrahin López Garcia, un hombre de luchas, revolucionario por convicción, comprometido con los más desposeídos, científico, humanista y defensor a capa cabal de los recursos naturales…

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