Inicio Agua Arar (y cultivar) en el mar puede dar buenos frutos (Ruta Marina I)

Arar (y cultivar) en el mar puede dar buenos frutos (Ruta Marina I)

por Nelson Chávez Herrera
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En todo el país hay una movilización de niños, niñas y adolescentes (programa Semilleros Científicos) por diversas rutas que estimulan el hambre por la ciencia y la tecnología. En el estado Sucre la cosa no podía ocurrir sino en el elemento caribe por antonomasia: la Ruta Marina

Primera entrega de nuestra incursión periodística al estado Sucre

Nelson Chávez Herrera / Fotos: Félix Gerardi / Foto de portada: María Marcano y la profesora Josefa Morales

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Diseccionar animales en un laboratorio móvil, entender cómo los peces pasaron de habitar el agua a habitar la tierra, cómo evolucionaron morfológicamente hasta adaptarse plenamente al nuevo medio, cómo pasaron a convertirse, en un proceso de millones de años, en los primeros animales vertebrados y tetrápodos. ¿Qué son y cuáles son los animales tetrápodos? Esas son sólo algunas de las fascinantes enseñanzas que reciben las y los estudiantes en la primera etapa de la Ruta Marina del programa Semilleros Científicos, en el estado Sucre.

La bitácora de la Ruta Marina está compuesta por tres etapas: una primera de aula y laboratorio, la segunda de visita al Museo del Mar y una tercera, a modo de estímulo, para los mejores promedios de las promociones de las escuelas y liceos del estado: un viaje a la Estación Experimental del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), ubicada en el Parque Nacional Mochima. 

La actividad de la primera etapa, esta vez, se realizaría en el Liceo Bolivariano que lleva el nombre de un insigne poeta cumanés, José Antonio Ramos Sucre. La artífice de la clase magistral sería la profesora e investigadora Tania Ramírez, Licenciada en Biología Marina y Magister en Biología Pesquera por la Universidad de Oriente (UDO), formación profesional a la que suma veintisiete años de experiencia como docente universitaria, puestas al servicio de la sensibilización de las nuevas generaciones hacia las ciencias y la biología, en el programa Semilleros Científicos, una de las estrategias insignia del Ministerio de Ciencia y Tecnología. 

La profesora Tania Ramírez en acción

La profesora Tania Ramírez, quien actualmente también participa en un proyecto de etnobiología desarrollado en las comunidades adyacentes a la cuenca del río Manzanares, manifiesta su comprensión y vocación hacia el programa con las siguientes palabras: “Semillero es sembrar una semillita. Una duda, una inquietud. Como respuesta, una vez que terminamos el taller, cuando culmina la Ruta que ha terminado en Mochima con la liberación de tortuguinos y otras especies, muchos de quienes asistieron a la ruta quieren estudiar biología”. 

La clase en aula, esta vez, se desarrolla con un grupo de niñas en edad adolescente. Vienen recomendadas por sus promedios, su interés por los temas científicos, su manifiesta curiosidad por la ciencia. La profesora va introduciendo el tema: usando láminas, imágenes proyectadas de las especies, enseña la morfología de los peces, sus transformaciones paulatinas hasta hacerse tetrápodos: la evolución de las aletas en patas, el desarrollo de las patas traseras, la erección del torso, la consolidación de las estructuras vertebradas y óseas, el desarrollo adaptativo de los aparatos respiratorios. Hace millones de años el nivel de las aguas se redujo hasta forzarlos a adaptarse a un nuevo hábitat.

“La vida es adaptarse”, dice la profesora. La frase queda vibrando en el salón, sirve para pensar en la vida adolescente y adulta; las muchachas toman nota, por un momento dejan de lado el celular, fijan su atención en pensar la maravilla de la vida en la naturaleza, el milagro de la existencia, más allá de lo tecnológico.

Al encuentro del celacanto «cumanés«

Seguidamente, la profesora las sorprende. Les habla de la misteriosa reaparición del celacanto. Un pez óseo que se creía extinto hace sesenta y cinco millones de años.

Un día de 1938, un señor capitán Hendrik Goosen a bordo de su lancha pesquera encontró un extraño pez en la desembocadura de las aguas del río Chalumna, en el sur de África. Una vez en costa firme se comunicó con el museo de East London, en Sudáfrica, a ver si la naturalista sudafricana autodidacta Marjorie Eileen Doris Courtenay-Latimer podía acercarse a verlo. Marjorie, deslumbrada con el pez y animada a identificarlo, se puso en contacto con una autoridad en la materia, el ictiólogo James Leonard Brierley Smith, quien, después de revisar libros y documentos, concluyó que se trataba de un celacanto, una especie de la cadena evolutiva entre los peces y los vertebrados. Es considerado un fósil viviente; sus aletas son casi patas, su sistema respiratorio es casi pulmonar. Tiene 400 millones de años en los mares de la Tierra, lo que quiere decir que ya existía 200 millones antes que los dinosaurios; éstos se extinguieron y el celacanto tiene unos cuantos descendientes nadando por ahí, tan tranquilos.

En el Museo Marino del Instituto Oceanográfico de la Universidad de Oriente hay un ejemplar, muerto pero conservado, que fue llevado allí en 1978. Sobre el celacanto, sobre su curiosa historia y sobre la forma que en que ese ejemplar fue a parar a Cumaná (hasta donde se sabe, es el único que se puede apreciar en Latinoamérica) hablaremos en otra entrega.

Profesora Josefa Morales

Poco a poco la profesora Tania explica la aparición de las ranas, los anfibios, los saurios. Su clase es un ejemplo de cómo pelearle la educación de la juventud a las máquinas. Les habla del cambio climático como un asunto netamente humano: antropogénico. Remarca la necesidad de la conservación de los distintos ecosistemas. “Donde hay anfibios hay características adecuadas para el desarrollo de la vida”. Les pregunta si alguna vez han visto ranas cerca de las casas. Todas parecen portadoras de este recuerdo, declaran haberlas visto y haber escuchado su croar nocturno. La clase en aula dura menos de una hora. 

Pasamos a la segunda estación de la primera etapa: la práctica en laboratorio.

Con su respectiva bata blanca, profesora y participantes ingresan al laboratorio dispuesto en una unidad móvil, en un camión perteneciente al Centro Nacional de Investigación de Pesca y Acuicultura (CENIPA). La directora del organismo, Josefa Morales, conjuntamente con su asistente, María Marcano, reciben y acompañan al grupo. Adentro todo está dispuesto de manera adecuada para el trabajo de observación y disección de peces: temperatura, instrumentos, microscopios, asepsia. 

La profesora Tania abre un pez diseccionado y va mostrando a las estudiantes las distintas partes de su anatomía, el funcionamiento de sus organismos: la vejiga natatoria, las branquias, el hígado, la línea lateral que sirve a los peces para detectar el movimiento y las amenazas en el agua, la diferencia entre los órganos sexuales del macho y la hembra, la forma de la fertilización entre peces. Las estudiantes hacen preguntas. Recuerdan las enseñanzas de sus abuelas de cómo conocer por las agallas un pescado fresco. Una de ellas hace una disección de un pez por sí misma, identifica si es macho o hembra, enumera las partes del organismo. Una a una harán la misma práctica. Otras veces, cuenta la profesora, se diseccionan ranas, anfibios, pero por esta vez, dado un accidente de refrigeración de hace unos días no se dispone de estos animales. 

Luego de casi una hora de explicaciones, filiación de los aprendizajes familiares y comunitarios con los conocimientos científicos, disecciones, observación en el microscopio y caras de asombro, la segunda estación de la primera etapa concluye y el grupo sale del laboratorio a la incandescencia azul del cielo en Cumaná. 

La siguiente etapa de la Ruta Marina será la visita guiada en el Museo del Mar. 

Las estudiantes se muestran complacidas con los aprendizajes recibidos, continúan haciendo preguntas a la profesora, entusiasmadas, curiosas por saber y aprender más. Probablemente, alguna de ellas ya estará pensando en estudiar biología. 

También la profesora Tania Ramírez está satisfecha y nos habla de sus aprendizajes con los Semilleros Científicos. “Mira, yo estoy fascinada. He crecido. Mi esposo me dice, ‘¿es que tú no te vas a jubilar nunca?’, y yo le digo: pues no. Porque mientras haya muchachos que necesitan aprender, que pueda yo apoyar, lo haré. Sobre todo, me estimula ese ímpetu que tienen sobre todo las niñas y los niños de sexto grado, eso es para mí enriquecedor. Ellos quieren participar y decirme que vieron el pato, que vieron la tortuga, luego del taller la abrazan a una, le dicen que quieren estudiar biología. Trabajar en esto me nutre como ser humano, como mamá, como abuela, como profesional”.

El cardumen

Una particularidad que llama la atención del programa Semilleros Científicos en el estado Sucre, como aprendizaje, es la articulación institucional concertada para ejecutarlo. La idea del cardumen la asume el grupo de trabajo del Semillero Científico en Sucre como estrategia de trabajo y resulta ejemplar. Biológicamente, cuando los peces se desplazan juntos, en cardumen, actúan como un único organismo, mejoran las posibilidades de defensa ante los depredadores, consiguen alimento más fácilmente y ahorran energía al desplazarse. La imagen e idea del cardumen también es ilustrativa de cuanto significa y debe significar el programa Semillero Científico como plan nacional.

Así que, a modo de cardumen, en él confluyen las fuerzas de Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología (MinCyT), a través de La Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundacite) y La Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA); la Unidad Coordinadora de Ejecución Regional y Servicio Autónomo de Programas Educativos del Estado Sucre (Ucersa), la Escuela de Ciencias de la Universidad de Oriente (UDO), Zona Educativa, Instituto Oceanográfico de Venezuela (IOV, UDO), el Centro Nacional de Investigación de Pesca y Acuicultura (Cenipa) Museo del Mar; la Universidad Politécnica Territorial del Oeste de Sucre «Clodosbaldo Russián» (UPTOS), la Fundación para la Investigación y Desarrollo de la Acuicultura en el Estado Sucre (Fidae), El Instituto Socialista de la Pesca y Acuicultura (Insopesca), el Ministerio del Poder Popular de Pesca y Acuicultura (MPPPA), El Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (Minec), El Instituto Nacional de Parques (Inparques): todo esto para la Ruta Marina.

A las anteriores deben adicionarse otras. Para la Ruta Sísmica, protección Civil del estado Sucre. La dirección de Salud Ambiental en Carúpano para la Ruta Entomológica, y la Asociación de Entusiastas de la Astronomía Sucre, para la Ruta Astronómica.  

Las condiciones generadas por esta unidad para el trabajo, sumadas a la calidad profesional de los equipos, el diseño dinámico y preciso de las Ruta Marina, hizo posible que el año pasado la Ruta Marina atendiera más de sesenta colegios. Sin lugar a dudas esta experiencia de aprendizaje teórico-práctico en aula, laboratorio y terreno, es una de las mejores experiencias de educación popular llevada en el país.

Los resultados, según expresa el coordinador del programa Semilleros Científicos en el estado Sucre, Luis Alfredo Ponce, pueden verse reflejados en el aumento de la demanda de matrícula por parte de las nuevas generaciones para estudiar biología. El presidente de Fundacite Sucre, Enrique Ortiz, ratifica este dato y pondera el trabajo colectivo, la importancia de sumar fuerzas en función de facilitar las cosas y ofrecer mejores resultados en la calidad de la formación de los niños, niñas y jóvenes beneficiarias del programa del Semillero Científico: “Nadie más inteligente que todas y todos juntos”, comenta; es una de las frases guía del equipo.

El tiempo dirá qué tan lejos se pudo llegar con esto de la promoción de la Ciencia. Si a futuro logramos garantizar un hábitat adecuado para el desarrollo de una vida sana y buena para los animales, las plantas y los seres humanos.

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Escritor, filósofo e investigador

2 comentarios

Yajaira Rodríguez 15 febrero 2023 - 20:37

Gracias al Programa Semillero Científico por sembrar el interés por la ciencia desde las primeras etapas del conocimiento…

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Osmicar Vallenilla 13 febrero 2023 - 07:26

Excelente actividad que se desarrolla en el estado Sucre, con el apoyo de las instituciones que desarrollan la ciencia e investigación en el estado

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