Las granjas camaroneras suelen dar buenos resultados en eso de producir proteínas y dividendos, solo que su gestión habitual es altamente contaminante y puede derivar hacia una situación de emergencia ambiental. La tecnología simbiótica salta al ruedo como solución ecológica al problema y a la vez como impulso y optimización de la capacidad productiva
Alejandro Silva Guevara
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Aunque no ha sido una actividad de grandes dimensiones en Venezuela, el cultivo de camarones ha venido creciendo en esta patria, que da para todo, desde hace unos 40 años aproximadamente. Los estados Zulia y Falcón son los que llevan las más gruesas estadísticas de esta actividad que, afortunadamente, por no ser de los rubros de producción tradicionalmente masivas, no se ha desbordado en consecuencias negativas desde el punto de vista ambiental.
Sin embargo ya es notorio el daño que se viene produciendo por la falta de control en lo referente al procesamiento de los desechos generados por esta industria (excrementos, restos de camarones, camarones muertos, etc.). Un acercamiento de una imagen satelital del lago de Maracaibo, hecha en octubre de 2022, muestra una mancha o sombra verde en buena parte de su superficie, que no se limita al lago sino a buena parte de la costa de falcón.

Carlos Brito, ingeniero petrolero, tecnólogo, innovador e investigador en varias áreas (producción de alimentos para consumo humano y animal, Premio Nacional a la Inventiva Tecnológica “Luis Zambrano” y Premio Nacional de Ciencia “Humberto Fernández Morán”, entrevistado en esta casa hace unos meses), explica de qué se trata: esa “mancha” revela la presencia masiva de cianofitas, unos organismos a los que comúnmente se les sigue llamando algas, aunque la ciencia las ha re-catalogado como bacterias y que proliferan violentamente en presencia, también masiva y descontrolada, de un agente contaminante. En este caso, la fuente de contaminación fecal y por descomposición de materia animal son las camaroneras, que arrojan al Lago el producto residual de su actividad.
Los sobrantes que son lanzados a espacios acuíferos naturales (ríos, lagunas, lagos y el mar), por su proceso de descomposición crea altos niveles de amoníaco que resulta tóxico para las diversas especies que rodean los espacios de producción, ocasionando el envenenamiento de corales, manglares, moluscos, crustáceos, peces, etc., además de que acelera los procesos de contaminación en los otros elementos (aire y tierra).
Una solución fácil y beneficiosa
Aparte de la industria camaronera, ese cuadro que alcanza dimensiones de emergencia, se agrava por la presencia de otros elementos como el cambio climático; la botadera de desechos químicos de las siembras y la ganadería tradicional en los afluentes; los sistemas de cañerías de la porquería humana que suman horrores al desastre.

Ante esta realidad, Carlos Brito, quien está en el negocio de la producción camaronera, como en otras actividades que ha desarrollado, se ha dedicado no sólo a aportar soluciones que minimicen el impacto que la generación de desechos industriales produce, sino que estas técnicas de “bio-remediación” (tecnología simbiótica) aportan una mayor efectividad productiva en estos rubros. Los señores empresarios tienen entonces la oportunidad de dejar de contaminar, mientras ven aumentar sus ganancias.
Brito forma parte del equipo internacional que lleva adelante una campaña de transformación de la actividad pesquera y camaronera, como investigador, y ofrece sus conocimientos a otros productores quienes se han dedicado a esta actividad desde hace varias décadas y en quienes ha encontrado importantes niveles de resistencia por diversas razones.
La tecnología simbiótica, concretamente, consiste en la utilización de ciertos microorganismos que desarrollan funciones específicas siempre orientadas al mejoramiento de la calidad en el desarrollo del animal y del entorno del mismo. En este caso, hablamos del agua donde crecen los camarones.

La cianofita (Cyanophyta) es una bacteria (Cyanobacteria) única de su especie, que posee la capacidad de hacer fotosíntesis oxigénica. Siempre aparece y se reproduce cuando existen altos niveles de contaminación en las aguas, pues, como ya se dijo, se alimenta de material orgánico en proceso de descomposición. Al culminar dicho proceso, el resultado es la clarificación y purificación del agua y la posterior muerte de la bacteria. Pero en ocasiones ésta se convierte en un problema porque se reproduce rápidamente y cuando crece sin control termina afectando otros ecosistemas.
Esta bacteria se utiliza como parte del protocolo que se está aplicando –con bastante éxito– en varios países, y que Brito quiere implementar legalmente en nuestro país. Ya consiguió elevar una petición ante la Subcomisión de Ciencia e Investigación para el Desarrollo Soberano Integral de la Nación, de la AN (Asamblea Nacional), en procura de que se modifique la Ley de Pesca y Acuicultura, como un aporte al saneamiento de las aguas utilizadas para esta actividad económica, y para que se tome en cuenta en aquellos casos en los que se pueda aplicar la utilización de Bacilo subtilis para resolver problemas críticos de contaminación en zonas específicas. Brito informa que ya la legislación de países como Chile, México y Costa Rica están migrando hacia la obligatoriedad de implementar la tecnología simbiótica.

Mosca con las cianobacterias: se vuelven locas
Pero en lo que se refiere a la cría de peces o camarones en lagunas artificiales, en principio éstas se deben adecuar con la construcción de una especie de inodoro, así como los de la afamada poceta casera, de tal manera que se pueda hacer el drenado de las aguas cada 24 horas. Esto supone que los sedimentos que ya están en estado de putrefacción pasan a una piscina o “laguna de oxidación” dispuesta para ello, en la que se agregan las bacterias Bacilo subtilis y el Lactobacillus, que lograrán que en 30 días se hayan purificado las aguas, al punto de que pueden ser reutilizadas en el mismo proceso de cultivo de los camarones.
Es importante mantener el control sobre las cianobacterias ya que su reproducción es rápida, violenta y abundante; las bacterias del género Bacillus degradan el material orgánico en las lagunas de bio-remediación, y al no haber material orgánico ya no hay condiciones para que las cianobacterias prosperen. Los conocedores aplican lo que llaman “triángulo de control”, que implica, en primer lugar, que se tenga el cuidado de garantizar espacios con poco material orgánico para descomponer, como una laguna artificial en la que se vierten solo los desechos que vienen de las lagunas de cría; esto mantiene a raya a la reproducción de la bacteria.
En segundo lugar, se debe añadir sistemas de aireación u oxigenación de estas aguas, debido a que las cianofitas mueren cuando hay altas concentración de oxígeno. Finalmente, se agrega a estos espacios de bio-remediación un alga benéfica llamada diatomea, que tiene forma como de sombrilla y que al cortar el paso de la luz –sin la cual no hay fotosíntesis– mantiene también a la bacteria controlada. En espacios o lagunas más pequeñas, se utilizan toldos o recubrimientos de plástico.

Brito tiene en mente que se apliquen estos procesos de saneamiento de aguas “servidas”, con su normativa legal, como alternativa ecológica efectiva.
Sin bostezar: van unas cifras y proyecciones
Carlos Brito explica con tablas en mano, cálculos y mucha lógica económica, cómo va lo de los beneficios de la cría en cautiverio de camarones, porque aparte de estar en el negocio, se ha dedicado a tratar de convencer a quienes viven de esta actividad, de que pueden ganar más si aplican esta tecnología.
Pone como ejemplo una finca de producción piscícola de 110 hectáreas. Carlos afirma que se requiere de 10 hectáreas –una laguna artificial con esas medidas– para hacer un sistema de piscinas donde estarán las bacterias bio-remediadoras, la laguna de oxidación para la bio-remediación, con una inversión de 10.000 dólares. De entrada no suena atractivo, para nada: hacer tamaña inversión para, además, “sacrificar” casi la décima parte del tamaño del criadero, es un plan capaz de espantar a cualquier empresario o empresa. Pero las cuentas de Brito se encargan de disipar las dudas.

Resulta que la producción tradicional se lleva cuatro meses y produce 352 toneladas del producto, o sea, 22 millones de camarones que, de paso, en ocasiones adquieren un sabor y un olor medio maluco debido al entorno contaminante en el que se desarrollan. Con las nuevas condiciones de higiene y replanteamiento de los espacios y procesos, aparte de detener la locura que arroja desechos y putrefacción al lago más grande de Venezuela, es posible aumentar la productividad a 40 millones de camarones, o lo que son 640 toneladas del producto (contra 352 por con los procedimientos actuales), con mejor sabor, más limpio, más grandes y con mejor olor.
- Audio: breve disertación sobre tecnología simbiótica en la voz de Carlos Brito:
Aun así, la mayoría de quienes trabajan con este rubro se niegan a invertir en este proceso, y se resisten quizás por miedo a perder dinero y definitivamente por ignorancia y falta de compromiso con el medio ambiente. “Son paradigmas que a mucha gente le da miedo cambiar. En Falcón hay camaroneras que han estado haciendo el proceso de manera idéntica durante 40 años, y se supone que a eso se le llama experiencia. Pero en realidad son 40 años haciendo las cosas mal”, reflexiona Brito.
Por esa razón Carlos Brito está tratando de que los encargados de aprobar las leyes obliguen a quienes se lucren con esta actividad a garantizar el debido tratamiento ecológico de los desechos que producen, como una manera de, por lo menos, no agravar más una problemática global patética y alarmante. Ojalá se pueda lograr.
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En México, el investigador venezolano Carlos Brito está asesorando dos proyectos camaroneros, y en República Dominicana un criadero de tilapias, con criterio y metodología de bio-remediación mediante el cultivo de diatomea, y tecnología simbiótica. Informa que está trabajando con el dr. David Celdrán, uno de los propulsores de la tecnología simbiótica en España y que forma parte de la lista de invitados del I Congreso Nacional de Acuicultura, que está previsto que se celebre este año en Caracas.
Lecturas recomendadas por el investigador:
Aquí puede consutarse un material informativo sobre bio-remediación.
Aquí, algo más sobre acuicultura simbiótica.

2 comentarios
La camaronicultura, como toda actividad productiva, tiene impactos negativos. Los mismos se estudian y minimizan, en atención a indicaciones del Ministerio de Ecosocialismo, ente que las regula y supervisa en lo atinente a lo ambiental.
El cuadro que se dibuja del cultivo de camarón dista mucho de su realidad. No hay un único esquema productivo, ni el impacto generado es tan mayúsculo. En ese sistema actúan muchos otros fctores que tienen el papel de estresores ambientales y o son mencionados.
Quisiera brinde Ud la oportunidad de explicar estos comentarios con más amplitud.
La bioremediación es una estrategia lógica y conveniente que, de hecho, ya está siendo implementada por varios productores
La contaminacion de las aguas es un problema mundial. a nivel del lago de maracaibo existen muchos factores pero el tema especifico del articulo publicado trata sobre la actividad camaronera, el 70% de la produccion nacional de camaron viene del estado Zulia las descargas de material fecal y restos organicos que año tras año son vertidas al lago provenientes de la actividad camaronera, han generando la eutrofizacion de las aguas. Tambien es verdad q existen descargas de aguas servidas provenientes de poblaciones rurales y urbanas como tambien es cierto que existes otras alteraciones del nivel carbono/nitrogeno como consecuencia de derrames de hidrocarburos pero nuevamente realizamos la acotacion el articulo habla sobre un tema especifico. por otro lado el estado no maneja ni experiencia ni conocimiento en los avances tecnologicos de esta materia por eso actualmente nosotros le asesoramos en materia de reforma de leyes en materia ambiental. y en protocolos de bio restauracion de ecosistemas contaminadis pir cianobacterias
siendo importante destacar q la biorremediacion no se aplica correctamente en casi el 100% de las granjas inspeccionadas esto se debe a que no consiste solo en verter al agua un cultivo de bacterias beneficas. lastimosamente casi todos los acuicultores creen q es asi, pero en realidad la aplicacion de un verdadero y eficiente protocolo de biorremediacion supone un diseño de ingenieria de un area destinados para tal fin, claro esta como nuestras granjas trabajan desde hace decadas nunca se contemplo diseñar y construir tales areas, sumado a la falta de analisis de contenido de carbono organico, nitrogeno organico y fosforo organico q en mis 11 años de experiencia en venezuela ninguna camaronera lo realiza es decir se descargan las aguas sin saber a los niveles de eutrofizacion q aportan a los ecosistemas.