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El misterioso caso del coral invasor

por Nelson Chávez Herrera
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La explosiva belleza multicolor de Mochima y otras zonas de la costa caribe de Venezuela está siendo opacada y destruida por un coral originario de Indonesia, que ha espantado además la fauna asociada a ese hábitat. En esta entrega diremos lo básico para comprender la gravedad del problema. En otras, detallaremos la acción de las científicas y científicos nacionales

Primera de tres entregas. Lee también: ¿Cómo matar al coral invasor? y Tres científicas capitanean la lucha contra el coral invasor

Nelson Chávez Herrera / Fotos: Félix Gerardi

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¿Se imaginan el mar caribeño convertido en un pantano nauseabundo, sin arrecifes de coral, sin peces o con peces monstruosos e incomibles? Es un futuro posible. “Las cosas solo podrán ir de otro modo si se obra de otro modo con ellas”.

Un coral foráneo llamado Unomia stolonifera ha invadido el Parque Nacional Mochima, en un proceso que lleva ya varios años. Ha matado los corales nativos, alterado la cadena trófica; ha auyentado los peces, convertido la transparencia turquesa del mar de Mochima en un agua oscura, saturada de colonias de coral invasor cubriendo el fondo marino como una babosa alfombra negra, sin ningún pez alrededor.

Video cortesía del equipo de investigación: Andrés Montes, Miguel Castillejos, Sinatra Salazar

La invasión afecta a centenares de familias dedicadas a la pesca, perjudica la actividad turística, amenaza con destruir el ecosistema existente. Se ha acelerado un proceso degenerativo, tildado de evolutivo pero resultante inmediato de la contaminación y el calentamiento global. El asunto es grave. Ya se detectó el coral invasor en el parque Nacional Morrocoy (Falcón), en Choroní (Aragua), Patanemo (Carabobo). El problema podría extenderse por toda la costa, si no se controla o se detiene la invasión.

La noticia ha cundido a través de internet; medios digitales, documentales de televisoras extranjeras, foros en línea con personal académico de la biología marina nacional y extranjero, especialistas en el tema. Representantes de Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) apoyados en sus investigaciones y monitoreo sobre los avances de la invasión, hablan de alerta ecológica y solicitan “urgentemente” la «ayuda internacional» para solucionar un problema que, según sus predicciones, “pone en riesgo los arrecifes de todo El Caribe” y amenaza con convertirse en un desastre ambiental sin precedentes. A la noticia se le ha dado un tinte político y apocalíptico.

No obstante, para tranquilidad de la comunidad en general, es preciso informar que el Estado venezolano sí está en capacidad de enfrentar la invasión de la Unomia y actualmente el Gobierno Nacional financia, a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MinCyT), dos proyectos de investigación científica del más alto nivel.

Antes de explicar en qué consiste cada proyecto, sin embargo, resulta pertinente explicar someramente el grave problema de las invasiones biológicas en el actual contexto generado por la “globalización” y el cambio climático, así como la misteriosa llegada de este coral a nuestras costas, los descuidos, los errores cometidos hasta ahora con el manejo de la crisis.

Las comunidades pesqueras y el turismo en alerta

Las invasiones biológicas y el manejo propagandístico del escándalo

Dado el calentamiento global y la circulación de mercancías por vía marítima, las invasiones biológicas constituyen uno de los problemas más graves que enfrenta la humanidad. ¿En qué consiste una invasión biológica? En la llegada de organismos de varios lugares del mundo (bacterias, invertebrados, alevines, corales, virus, peces) a ecosistemas a los que no pertenecen y dadas las condiciones bióticas y abióticas del nuevo medio, esos organismos se adaptan y pueden reproducirse a niveles vertiginosos que les permiten colonizar el nuevo ecosistema, porque no encuentran depredadores naturales ni especies nativas capaces de controlarlos. Las invasiones biológicas alteran la cadena alimenticia, eliminan la biodiversidad, pueden causar enfermedades, generar cambios biológicos y ecológicos que traen como consecuencia problemas de salud, problemas sociales, económicos y políticos. En nuestro país persisten muchas especies invasoras y casos registrados, pero ninguna tan letal como la Unomia.

Cada país cuenta con leyes para controlar la introducción de especies exóticas potencialmente invasoras. En el país se cuenta con La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con la Ley de Gestión de la Diversidad Biológica y con el Programa Nacional para la Gestión y Control de Aguas de Lastre y Sedimentos de los Buques. La república ha firmado convenios internacionales que la obligan a cumplir con regulaciones sobre el manejo de aguas de lastre y control de especies invasoras con la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización Marítima Internacional (OMI). Las leyes están. El punto está en hacerlas cumplir, en generar las condiciones humanas, tecnológicas y científicas para poder hacerlo, con el fin de prevenir contaminaciones accidentales o intencionales.

Aguas de lastre

Dado el calentamiento global progresivo y las invasiones biológicas que a futuro amenazan con ser cotidianas, o la injerencia extranjera por incumplimiento de convenios, el asunto de las invasiones biológicas constituye un problema de seguridad de Estado. Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) como la Fundación Tortuga o Unomia Project, han contribuido a alertar sobre el problema monitoreando la invasión, haciendo un diagnóstico del ecosistema, pero el tono anti-gobierno y el manejo propagandístico del escándalo en busca de recursos y de culpabilización del Estado venezolano, hacen más engorroso el flujo de soluciones.

De dónde viene y cómo llegó

La Unomia stolonifera es originaria de las Islas Celles, en Indonesia. Su hábitat natural está a más de 10.000 millas náuticas de las costas del país, a 20.000 kilómetros en avión. Es una especie exótica que fue introducida de alguna manera en el ecosistema de las costas del estado Sucre y se convirtió en especie invasora. Actualmente la Unomia se despliega en gigantescas praderas uniformes, sin otra especie de coral a la vista ni pescados alrededor. Donde invadió mató a los corales cerebro y de fuego, de los que se alimentaban los peces. La Unomia no les gusta a los peces. Los repele.

Un coral cerebro (blanco) atacado por el invasor Unomia (foto cortesía del equipo de investigación: Andrés Montes, Miguel Castillejos, Sinatra Salazar)

Aunque muchas personas lo ignoren, los corales no son piedras, ni plantas, ni algas: son animales. La Unomia es un coral blando de ocho tentáculos prensiles. Ocho brazos que si le nadas cerca piensas que te van a agarrar, prensar y tragar, porque se mueven como si intentaran agarrarte. Su reproducción es sexuada, con larvas expelidas, pero también asexuada y esta es la más peligrosa porque ocurre naturalmente varias veces al mes. Cada vez que el coral se rompe o se parte, sea con las manos, la propela de un bote, un ancla, una red de pesca, un biólogo o bióloga que la arranca, cada pedazo que se desprenda de este animal se disemina por el entorno y es capaz de fundar otra colonia. La Unomia puede fundar colonias en cualquier superficie; piedras, anclas, basura, palos, cascos de botes, hasta en el caparazón de las tortugas marinas se le ha visto.

Se manejan dos hipótesis sobre la llegada de esta especie invasora a las costas del estado Sucre. La primera: que viajó en las aguas de lastre de los barcos, petroleros o mercantes, que atracan en los puertos nacionales: Guanta, Guaraguo, Pamatacualito. Las aguas de lastre son aquellas que especialmente los barcos de casco de acero llevan en sus bodegas para estabilizarse cuando viajan vacíos. Son aguas que cargan en un mar y descargan en otro, transportan bacterias, alevines, invertebrados, peces, algas, corales. El manejo de estas aguas tiene una reglamentación nacional e internacional, porque constituyen una de las principales causas de las invasiones marinas en el mundo. La Unomia stolonifera pudo llegar en aguas de lastre, incluso pegada al casco de un barco, pero esta tesis, hasta ahora, no tiene muchos adeptos.

Unomia aferrado a una hoja que se desplazaba por el mar

Las biólogas y biólogos marinos que estudian el coral invasor estiman que fue introducida por alguien. La tesis más repetida y aceptada es la de un acuarista que la introdujo en el país con fines comerciales. Un “emprendedor o emprendedora” que la cultivó o crió, en el mar o en piscinas privadas, para vendérsela a quienes disfrutan de tener especies marinas recluidas en acuarios ornamentales; cuando está en un ambiente controlado de pequeños acuarios el aspecto de la Unomia es de singular hermosura, pero cuando se despliega invadiendo mares extraños a su origen, se convierte en ese ser gris, contaminante y aterrador. Cuando el negocio dejó de ser rentable esta persona dedicada a criarla y comercializarla la abandonó en la bahía de Conoma y desde allí la especie inició la invasión del territorio.

El primer hallazgo científico de la Unomia stolonifera ocurrió en 2007. Lo realizó el biólogo de la Universidad de Oriente (UDO) Juan Pedro Ruiz Allais, conjuntamente con profesionales del Instituto de Oceanográfico de Venezuela (IOV). La hallaron en la bahía de Conoma, en el estado Sucre. Pensaron que se trataba de una especie de coral blando tipo Xenia, se elaboró una hojita donde se informó a las autoridades de la especie invasora, pero jamás pensaron que esta invasión llegaría a tener las proporciones que ha tenido.

Investigadoras/es sobre la «alfombra» insalubre de Unomia stolonifera (foto cortesía del equipo de investigación: Andrés Montes, Miguel Castillejos, Sinatra Salazar)

Juan Pedro Ruiz Allais publicó un primer diagnóstico de los avances territoriales de la especie hacia 2012 o 2013. Luego sacó del país algunas muestras del coral invasor y las llevó o las envió él mismo hasta la Universidad de Tel-Aviv, en Israel, donde el profesor Yehuda Benayahu, especialista en corales, determinó hacia 2021 que la especie era Unomia Stolonifera.

Ruiz Allais afirma que a su regreso al país se reunió con funcionarios del Ministerio de Ecosocialismo (Minec) y de Inparques para exponerles el caso, comentarles las proporciones que venía tomando la invasión, pero la respuesta obtenida –según declara en un foro disponible en Internet– fue que eso “no tenía remedio, que no se iba a hacer nada porque no había nada que hacer”, que no había recursos.

Preguntas sin respuesta

Si la causa de la llegada del coral invasor fueron las aguas de lastre, existen responsabilidades que deben asumirse. ¿Se vela minuciosamente por el cumplimiento de la reglamentación nacional e internacional de manejo de aguas de lastre por parte de las embarcaciones que visitan o salen de los puertos nacionales?

Si el coral fue introducido por una o un acuarista que lo cultivó y lo soltó en el mar, ¿es acaso imposible averiguar el nombre de esta persona o empresa para que asuma responsabilidades? ¿Cultivó la especie de manera ilegal sin los permisos correspondientes?

En estos tiempos de asedio económico y político ni siquiera se puede descartar que el coral Unomia fuese introducido o abandonado en la bahía de Conoma intencionalmente. ¿Algún o alguna fiscal del Ministerio Público especialista en delitos ambientales y biológicos conoce el caso?

Un fragmento de Unomia en el laboratorio

Otras preguntas incomodas de responder son: ¿ninguna entidad del Estado tuvo conocimiento del avance de la especie invasora entre 2007 y 2020? ¿Nadie leyó el reporte de 2007, ni la publicación de 2013 hecha por Ruiz Allais? ¿No existe un monitoreo constante de las costas por parte de los organismos competentes, investigadores e investigadoras de las universidades o del Instituto Oceanográfico de Venezuela, nadie de la comunidad pesquera advirtió la invasión? ¿No existían acaso laboratorios nacionales a los cuales el profesor Juan Pedro Ruiz Allais pudiese enviar la especie invasora para estudiarla y determinar sus características físico-químicas, para empezar a entender su biología y su forma de reproducción? ¿Era estrictamente necesario llevar muestras, no a cualquier país, sino precisamente a Israel? ¿Se pueden sacar especies del país sin los permisos correspondientes?

Después de quince años de un primer reporte, hasta hace poco, nadie sabía o se daba por enterado que el coral no podía ser extraído de forma manual. Error en el que cayeron y todavía caen biólogos y biólogas marinas de instituciones del Estado y de las ONGs, comunidades de pescadores y pescadoras, funcionarios de entidades del Estado como el Minec cuando recomiendan la “extracción manual controlada”, ignorando o pasando por alto que esa práctica aumenta el problema y acelera la colonización, porque cada trozo suelto de coral se disemina, funda otra colonia y extiende la invasión.

La invasión al máximo (foto cortesía del equipo de investigación: Andrés Montes, Miguel Castillejos, Sinatra Salazar)

Afortunadamente los equipos de investigación y desarrollo científico de la República Bolivariana de Venezuela, financiados por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología en uno de los casos a través de Fundacite-Sucre, han avanzando considerablemente en el conocimiento preciso de la especie invasora y en corto tiempo podrán presentar una propuesta concreta, material y biológica para controlar la invasión de la Unomia stolonifera. Actualmente se está estudiando la composición físico-química del coral y sus cadenas de ácido desoxirribonucleico (ADN) para obtener la información genética precisa que les permita entender cómo funciona y se reproduce exactamente este organismo vivo en el medio donde está.

Expertas y expertos coinciden en que dada la ocupación territorial resultará imposible eliminar la especie invasora por completo, pero sí controlarla, evitar que se extienda por toda la costa y logre ocupar mayores extensiones marinas de territorio. Aunque probablemente será necesario aprender a convivir con esta especie invasora, traída a nuestras costas, aparentemente, por la libre empresa.

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En la siguiente entrega, nuestras científicas y científicos en acción: sí se está trabajando para el conocimiento y control del coral invasor.

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4 comentarios

Adalys Marin 8 marzo 2023 - 18:13

Excelente! Hay que resaltar que el tema sobre la problemática del Coral Invasor se coloca en la mesa de discusión gracias a la iniciativa de la Comité de Trabajo de Gestión Integradas de Zonas Costeras del Estado Sucre, una vez reinstalando en Marzo del 2022, aunque sin el acompañamiento de la Unidad Técnica Nacional de Zonas Costeras, que para ese momento no había sido reinstalada. Éxitos al equipo de investigadores!!!

Respuesta
Evelyn Gauthier 5 marzo 2023 - 14:13

Felicito al equipo de trabajo que lleva a cabo esta investigación. El estudio y divulgación del caso puede conducir a tomar las medidas mitigantes pertinentes para controlar la dispersión de esta especie invasora.

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Andrés Montes 5 marzo 2023 - 11:13

Felicito a los amigos de LaInventadera excelente trabajo!!!

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Osmicar Vallenilla 5 marzo 2023 - 08:49

Excelente artículo, está en la realidad, Unomia llego y hay que aprender a convivir con ella

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