Unidad de Investigación La Inventadera / Fotos Prensa MinCyT
La Alianza Científico-Campesina sigue superando situaciones producto de años de dependencia comercial y sometimiento a procesos contaminantes y lesivos de nuestra soberanía
La repotenciación de 20 kilómetros de sistemas de riego en el municipio Rangel, el lanzamiento del sistema de aeroponía para la optimización de la producción de semilla de papa, y la próxima cosecha de semilla certificada de papa en Curimagua (Falcón), por primera vez en la historia de ese estado, le otorgan a este mes de abril un carácter de hito en la construcción de la soberanía alimentaria.
El resumen noticioso simple puede limitarse a dos titulares:
- El Gobierno Bolivariano, a través del Ministerio para Ciencia y Tecnología, le entregó a organizaciones populares de productores más de 20 kilómetros de tuberías, para actualizar varios sistemas de riego en el municipio Rangel (Mérida);
- Se ha procedido también al establecimiento y evaluación del sistema de aeroponía para la producción eficiente de semilla pre-básica de papa.
Son titulares simples que se leen rápido. Pero la envergadura y la historia de esos procesos en pleno estallido, obra de la Alianza Científico-Campesina, obligan a detenernos en un análisis más meticuloso.

Tuberías de 60 años
La cultura andina de organización alrededor de sistemas de riego es una ventaja, pues habla de generaciones de campesinos que saben cómo funciona una estructura de ese calibre. Pero así como la experiencia y la sabiduría de las personas se consolidan con el tiempo, los materiales industriales, ese paso del tiempo (más de 60 años tiene la red de los sistemas de riego en Mucuchíes y sus alrededores) ha deteriorado las tuberías de hierro galvanizado y las fugas de agua a lo largo de los sistemas de riego crean un problema de aprovechamiento del recurso.
El Ministerio de Ciencia y Tecnología acaba de entregar 20,4 kilómetros de tubería de polietileno de alta densidad, “…para evitar la fuga de caudal de agua valorada en un 20% del volumen conducido”, dice el documento descriptivo del proyecto. Esta longitud equivale a la distancia de Catia (Caracas) a La Guaira.
Pudiera decirse que los beneficiarios de esta entrega son los productores de la Asociación de Comités de riego del Municipio Rangel (ASOCRAMR) y la Asociación de Productores Integrales del Páramo (PROINPA). Este conglomerado agrupa unos 3.500 productores. Pero además es justo y necesario revisar aguas abajo quiénes se beneficiarán realmente de esta acción directa: las familias venezolanas que tienen en la papa uno de los rubros alimenticios fundamentales.
Pero no es sólo la papa el rubro que se verá impactado en su producción; en esa región del estado Mérida se estima una producción anual de 140 mil toneladas de alimentos.
Actores involucrados
- Codecyt – MinCyT, Asociación de Comités de riego del Municipio Rangel. (ASOCRAMR), con el financiamiento del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit)
- Asociación de Productores Integrales del Páramo (PROINPA), 35 Comités de Riego afiliados a ASOCRAMR. Todos ubicados en el Municipio Rangel del estado Bolivariano de Mérida
- Productores Beneficiados: Tres mil quinientos (3500)
- Superficie impactada para la producción bajo riego: Siete mil hectáreas (7000 has)
- Rubros potenciales: Papas, Ajo, Zanahoria y hortalizas
- Producción anual estimada: 140.000 toneladas de todos los rubros
- El salto tecnológico: hacia la aeroponía
La aeroponía es un sistema mediante el cual las raíces de las plantas no se entierran en sustrato (suelo), sino que se “nebulizan” mediante un sistema sencillo pero de alta eficiencia. Los productores de Proinpa tienen unos meses desarrollando este sistema, y ahora acaban de recibir un impulso decisivo para su desarrollo.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología acaba de inaugurar en las instalaciones de Proinpa en Misintá, y en la Unidad de Producción Millao, vía Gavidía, el “Establecimiento de un Sistema Aeropónico para la Producción de semilla Prebásica de papa”. La primera se desarrolla en invernadero y la de Gavidia en campo abierto.

El proyecto de la Alianza Científico-Campesina se propone:
Establecer y evaluar el sistema de aeroponía para la producción de semilla pre-básica de papa de alta calidad fitosanitaria de cuatro variedades contrastantes.
Evaluar tres soluciones nutritivas para la producción de semilla pre-básica de papa, mediante el sistema de aeroponía.
Evaluar extractos vegetales para el combate de plagas y enfermedades en la producción de semilla de papa obtenida mediante el sistema de aeroponía bajo condiciones de invernadero y campo.
Difundir la tecnología del sistema de aeroponía en comunidades rurales.
Y entre los resultados que espera la alianza entre el poder popular y el ministerio, el documento descriptivo anuncia una “Producción estimada anual de 300.000 a 350.000 minitubérculos de papa, para ser incorporados al sistema formal de semilla certificada nacional. En primera multiplicación en campo se estaría cultivando aproximadamente entre 5 – 7 has. para la producción de semilla clase básica, posteriormente en dos ciclos consecutivos registrada y certificada con un volumen estimado de 10.000 a 12.000 tn para cubrir aproximadamente el 25% de la superficie de siembra de papa consumo a nivel nacional (5.000 ha)”.
La papa falconiana también nació en Mérida
El complemento de estos avances se producirá en predios de Curimagua, en el estado Falcón: para este mes está prevista la primera cosecha de papa variedad María Bonita en la historia de la Sierra Falconiana.

La semilla pre-básica de la que proviene esta cosecha fue entregada por Proinpa a núcleos semilleristas de Falcón, por intermediación de Codecyt. Aquí reseñamos en su momento el instante en que fue sembrada la semilla en su penúltima fase (registrada), rumbo a la categoría máxima rumbo a la distribución entre los productores.
Rompiendo barreras culturales y de clase
La gesta Proinpa está consiguiendo una vieja utopía o anhelo de compleja manufactura: rebasar la frontera artificial que “alguien” creó para que los campesinos se sintieran extraños y estorbando en los laboratorios y centros de investigación científica, y los científicos sintieran lo mismo cuando los invitaban a chapotear ahí donde se bate, no el cobre, sino la tierra, el estiércol y las plagas.
Resumen del logro, conquista o gesta en desarrollo: los productores agrícolas de Proinpa están llevando a cabo procesos que, antes de la Revolución, estaban reservados a científicos, o el país fue obligado a creer que solo podían hacerlos unos señores científicos con décadas de laboratorio, biblioteca y universidad. Por ejemplo, el manejo de la genética de semillas, para la recuperación y mejoramiento de variedades comerciales y nativas.


El salto adelante que ha significado la demolición de ese esquema o barrera no ha sido casual ni espontáneo. Ha sido, en primer lugar, el producto más notable de ese programa o misión, que la ministra Gabriela Jiménez ha convertido en emblema del Ministerio para Ciencia y Tecnología, llamado Alianza Científico-Campesina. Y ha sido también obra de la voluntad de un puñado de productores y docentes que no se dejaron impresionar por la sonoridad de eso que llaman “ciencia y tecnología”.
Es un alivio verificar que con sólo leer es nombre de la alianza ya casi no hace falta explicar en qué consiste, de qué se trata o qué se propone en sus líneas gruesas.
El laboratorio
Las variedades de papa nativa conservadas por productores desde hace cientos de años existían gracias a esos guardianes de semillas de Gavidia, pero ya no rendían, estaban agotadas y degeneradas. En el laboratorio se limpian, se les hace tratamiento, y renacen con todo su poder. Esta tarea solo se puede afrontar en laboratorio, con herramientas biotecnológicas.

Técnicamente lo que se hace es tomar el meristemo (una ramita que nace de la papa, es su parte externa; allí están todas las hormonas de crecimiento). En ese punto no llegan los virus. Se toma el meristemo, se introduce en un cultivo in vitro (sustrato rico en nutrientes en un recipiente de vidrio) y así comienza el proceso de su regeneración. Es manejo genético puro y duro. Ahora lo hacen productores campesinos.
Cuando se siembren en el campo, al cabo de cuatro años, inevitablemente se volverá a cargar de virus, transmitido principalmente por áfidos, así que con el tiempo habrá que reiniciar el proceso.
El núcleo más potente de la evolución de Proinpa se encuentra en el sector La Angostura de la comunidad Misintá, a un costado de Mucuchíes. Allí fue levantado, de la mano de Codecyt, el laboratorio donde tiene lugar el prodigio de la limpieza y mejoramiento de semillas, principalmente de papas, aunque también están trabajando con fresa, ajo, zanahoria, stevia, tomate, café, tomate de árbol y otras especies.
En nuestro especial descargable de diciembre 2021 pueden consultar un reportaje más completo sobre Proinpa y su laboratorio CEBISA.