Fiel a una especie de lema que resultó ser mucho más que eso (“cualquier cosa es un instrumento; un instrumento no es cualquier cosa”), este discípulo de Marc De Civrieux fabrica instrumentos antiguos o inéditos, y repotencia sus sonoridades
Adriana Rodríguez
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La tumba del gran investigador Jean Marc de Civrieux en el cementerio del pueblo de Tabay, estado Mérida, fue una de las locaciones escogidas por Virgilio Fergusson, luterista y pedagogo nacido en San Felipe, estado Yaracuy (1955) para conversar sobre su ingeniosa labor creativa y de investigación. No es una casualidad producto del excentrismo de este personaje, más bien representa un intento por hacer memoria a quien motivara un proyecto innovador y profundamente visionario, sujeto a nuestras más puras raíces étnicas.
Criado en Paraguaná, la música representaría un vínculo de sangre. Su tío, Andrés Castejón, de la Orquesta Castejón, le daría sus primeras lecciones de música y nutriría su interés por el clarinete y la flauta dulce. A los 18 años, inspirado en el rock, que es de sus géneros predilectos, se traslada a Mérida para estudiar en la Escuela de Música de la ULA. Se profesionaliza precisamente en flauta dulce, aunque también en clarinete requinto y piano complementario. Formó parte del grupo Musicantes, dirigido por Luis Rodríguez, como respuesta a una inclinación particular hacia la música antigua, renacentista, considerada superada. El éxito del grupo condujo a una serie de grabaciones en el espacio televisivo “Clásicos Dominicales”, conducido por Isabel Palacios en RCTV en 1983.

Fergusson, sin embargo, sólo se había dedicado a la reparación de instrumentos y coqueteaba un tanto con su fabricación, hasta que conoció a Marc de Civrieux, cuando junto a su esposa Gisela Barrios, este investigador apasionado de las comunidades originarias de Venezuela se mudó a la Mucuy Baja en Mérida, y fundó la Biblioteca “Los Grandes Espacios de Marc de Civrieux”. Inspirado en los trabajos sobre los Carrizos de Cumanacoa y las referencias musicales de las prácticas Yeku’anas, de los Shotos, y tras una profunda investigación documental, Virgilio Fergusson se convirtió en un lutier experimental, a la par que elaborada copias de instrumentos originales étnicos para su muestra y estudio. Este material musical dio cabida al establecimiento dentro de dicha Biblioteca, de un museo musical en el año 2000, que hoy cuenta con un catálogo de 250 instrumentos. De ellos, aproximadamente 70 son de su autoría.
Dentro del museo es posible encontrar cantidad de instrumentos, elaborados a partir de gran variedad de materiales. Virgilio investiga el instrumento de su interés, su forma y el sonido que a partir de éste se emite, y a través de un proceso experimental, construye prototipos que transforman y “repotencian” este primer material musical.
Música en el cuerpo
La vorágine artística que representa Virgilio Fergusson tiene asimismo diversos matices y expresiones que se conjugan y fusionan en los diversos proyectos que ha desarrollado a lo largo de su carrera. Así es como junto a Wilfredo Sandrea y a Tomás López, nace Suka, un concepto propio de hacer música, bajo la premisa “cualquier cosa es un instrumento. Un instrumento no es cualquier cosa”.

En el año 96 hacen una gira de 27 recitales por Galicia, España, después de presentarse en la ciudad de Mérida. El proyecto consistía en hacer música con objetos sonoros diversos, haciendo uso también de vestimenta corporal sonora de inspiración musical amazónica, con instrumentos sobre todo idiófonos de entrechoque. Como es de imaginar, este exótico performance tuvo una excelente acogida entre el público.
En simultáneo y vinculando la conceptualidad desarrollada con Suka, Virgilio estructura y da vida al proyecto pedagógico “Mapir”. Esta visión es en sí, un principio didáctico musical con base en nuestros orígenes étnicos, y como paradigma de ruptura con los conceptos clásicos de lo que se denomina “la música” y su enseñanza, cuya esencia no puede ser catalogada sino como magistral y profundamente transformadora. Una colección de instrumentos de inspiración étnica, fabricados por Virgilio, son dispuestos en una bolsita y llevados a las escuelas para que los educadores enseñen a los niños a crear sonidos coherentes y organizados –música–, a partir de otros instrumentos diferentes a los clásicos, piano y guitarra.

La bolsita cuenta con instrumentos como carrizos, un bramador, botutos, un flauta, entre otros. Fergusson ha recorrido todas las escuelas del municipio Santos Marquina y un número importante de escuelas también, dentro del municipio Libertador del estado Mérida. “Mi onda pedagógica es utilizar cualquier recurso instrumental para la enseñanza de la música. Porque tú puedes enseñar música con lo que sea. Tú puedes enseñar música con la pared. La música no tiene límites para ser enseñada”. La tarea de la creación de sonidos de forma libre y haciendo uso de cualquier recurso, va incluso más allá del uso de cualquier material que al ser manipulado genere un sonido particular.
Para Fergusson, el trabajo de pedagogía como lutier dentro de los espacios escolares, incluye la construcción de instrumentos de inspiración étnica junto a los niños, a partir de materiales reciclados de fácil recolección en casa, para elaborar instrumentos, como por ejemplo los famosos chaperos.

La muestra de instrumentos de Virgilio dentro del museo, destaca por el ingenio en el uso de materiales de todo tipo. Fergusson explica el diseño de un Kimbumbá o tambor de tierra de origen afrocaribeño, elaborado a partir de un cuñete de pintura, un palo de escoba y una cuerda de guadaña que hace de tensor. Carrizos, tipo los carrizos de Cumanacoa, elaborados con tubos de manguera. Woras de inspiración Wothüja, construidos con recipientes plásticos de detergentes. Botutos, o flautas flexicón, amigables a los sonidos étnicos de la naturaleza. Flautas experimentales de madera de árbol de anime.
Muchos de los instrumentos están decorados a mano, con la intención de brindarles un sentido estético. Lo fascinante de esta experiencia de construcción y desarrollo musical es el fundamento de lo ilimitado como principio creador del universo sonoro, que presenta Virgilio Fergusson como propuesta musical y pedagógica.

Las músicas
Al preguntarle por su instrumento predilecto, reflexionó: “Tengo mi instrumento favorito, que también está sujeto a una investigación. Es una flauta experimental. Yo tomé como base la flauta pito de la batería de chimbangles del Sur del Lago, que es un género musical y una batería de varios tambores. Es usado por ejemplo en Palmarito en honor a las fiestas de San Benito. Yo tomé esa flauta que tienen en ese aerófono, que es muy curioso. Y yo agarré y cambié el material. Ellos los hacen de una madera de orumo (yagrumo). Yo me inspiré y lo hice de aluminio. Y ese material le dio muy buena potencia sonora. Y con esa flauta pito armé un proyecto e hice conciertos en España. Todavía lo tengo. Y con ese instrumento, que es una copia experimental, construí un lenguaje musical, mío. Inspirado de alguna manera en la música chimbangle, pero no exactamente. Un tipo jazz de inspiración chimbangle. Ese es un ejemplo de investigación, cuando utilizas un instrumento tradicional o inspirado en eso, para hacer tu música. Porque no existe algo como ‘La Música’. Decir la música en singular es un crimen. Olvídate de ‘la música’; existen las músicas. Tiene que ser en plural”.
La biblioteca “Los Grandes Espacios de Marc de Civrieux” recibe visitas guiadas escolares de 45 minutos, que Virgilio atiende personalmente, y en las cuales se busca sensibilizar sobre el conocimiento de los instrumentos originarios, y en referencia también, al complejo que representa esta maravillosa biblioteca para la investigación y el desarrollo del pensamiento profundo. Virgilio es clave en el mantenimiento de este espacio.

Fergusson sube a pie religiosamente desde Tabay todos los jueves, llega a eso de las cinco de la mañana para encargarse de la limpieza y la disposición del material. “Yo cuando voy, una vez a la semana, hago el trabajo principal de un investigador que es agarrar una escoba y limpiar”. Virgilio se apoya igualmente en un grupo de jóvenes que a través de un servicio comunitario se dedican al aseo de las piezas instrumentales y bibliográficas, como un asunto más ligado al compromiso visionario del lugar en el que se está, que a cumplir con unas horas requeridas por un servicio de grado. Quien pone un pie en este mágico lugar, sabe de antemano que se encuentra en un depositario único y vital de nuestros saberes universales.
Entre otros proyectos, destacan los talleres de Lutería en el 2015 en el Inces Mérida, subvencionados por la Casa del Artista de Caracas. Montajes de calle, como “Doña Rosa”, con la Asociación Amaranto. “Con Wilfredo Sandrea y Leticia Rojas diseñamos este performance en el que participábamos con diferentes instrumentos, y Leticia con una muñeca gigante”, tomando espacios de valor cultural, como El Rincón de Los Muchachos en Santa Juana. “Dánzate”, 15 años de danza experimental y performance a cargo de la directora, Merisol León en Mérida, fue otro de los espacios en los que Virgilio fungía como director musical.

Hoy día, Fergusson se desempeña como profesor de música en Unearte-Mérida, especializado en acústica y crítica de la música. Virgilio comentó que le queda pendiente seguir investigando sobre la multiplicidad material y sonora de los instrumentos andinos. Es importante dar justo reconocimiento a este gran e ingenioso artista y pedagogo venezolano que se baña de origen para enseñar música y humanidad. Su trabajo es inspirador y aleccionador en el rescate de lo propio y en la promoción del proceso creador sin límites.

8 comentarios
Por favor…. Si alguien me puede dar el número de celular de Virgilio…. Soy un viejo amigo (década de loa años 70) e igualmente docente universitario…. Mi número de celular y Whathsapp es 0414 7701339
Buenas. Con gusto se lo comparto 0412-4254099
Conozco a Virgilio desde la década de los años 70, y ya era todo un artista de las flautas y la percusión, más pienso que hasta draumaturgo…. Toda una vida entonces dedicado al arte y en muchos caso por amor verdadero al arte…. Me acuerdo que como Lutier me arregló mi guuitarra eléctica fender y la pinto de manera magistral de negro….. Todo el mérito y merecido reocnocimiento para él…. Me algra mucho que las nuevas generaciones se puedan nutrir de su arte en .UNEARTE-MÉRIDA.. Saludos a Virgiio… Creo que se debe acordar de mi (Soy hoy en día Profesor Asociado (Dr. en ciencias Ambientales) de la Universidad Experimental de Guayana: UNEG…
Este artículo logra algo casi imposible, recoger de manera clara y muy concisa el exuberante legado de Virgilio Férgusson, el cual se pierde de vista y que trasciende a otras artes, las cuales logra conjugar magistralmente en su cotidianidad.
Leticia Rojas! Una gran artista también! gracias por el comentario! Espero este reportaje haya hecho justicia a la labor de Virgilio
Me alegra que se publique está muy merecida reseña de la labor investigativa, artística, cultural, y pedagógica de Virgilio Fergusson. Pués él, de manera discreta y disciplinada ha dedicado casi toda su vida a la investigación y preservación musical y cultural ancestral. Muy consciente de que todas y todos los cultores tenemos responsabilidad en la difusión y cuido de nuestra cultura para que pueda ser apreciada por las próximas generaciones.
Excelente y merecido reportaje sobre el.maestro Virgilio Fergusson. Un ser excepcional, lleno de creatividad y exquisita nobleza.
Asi es! Virgilio es un investigador y pedagogo prodigioso, pero lo más vital es su nobleza y humildad!