Mauricio Rondón ha implantado más de 11 mil marcapasos entre el año 1981 y julio de 2023; van 456 este año, y el ritmo mensual de implantes es de 80: esas son las vidas que el médico venezolano ha salvado y sigue salvando
Roberto Malaver / Fotos: Lheorana González
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Peppino di Capri canta Champagne en la pequeña sala donde nos recibe el doctor Mauricio Rondón, jefe de la unidad de Electrofisiología y Marcapasos del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Caracas. Adentro, en la sala de electrofisiología, está un paciente esperando que le coloquen un marcapasos. El doctor autoriza a Lheorana González para que entre a hacer algunas gráficas del proceso. El periodista se queda en la salita, escuchando Champagne y viendo la lista que está en la pared, de los próximos pacientes que recibirán sus marcapasos.
Estamos en el piso 3 del Hospital Clínico Universitario, el doctor Rondón termina de hacer la intervención y sale. Nos lleva hasta una nueva sala “donde podamos conversar mejor”.
–¿Desde cuándo está usted colocando marcapasos aquí en el clínico?
–Desde 1981. Llegué en 1980. Hice aquí mi postgrado y aquí me quedé. Desde entonces hasta la fecha he colocado 11 mil 160 marcapasos.
–¿Cuántos ha colocado este año?
–456, con el que acabo de colocar ahora. Yo pongo 80 por mes. Y eso porque molesto al ministerio y a la Fundación y viene Pdvsa y me regala uno, y Corpoelec me regala otro, o Cantv le regala uno a un trabajador y yo se lo pongo.
–¿Es fácil conseguir los marcapasos?
–No es fácil. O es fácil cuando queremos que sea fácil. El Ministerio de Salud tiene una asignación en el área de marcapasos, y compra equis número de marcapasos. Creo que no deberían existir listas, compadre: paciente que llegó, paciente que se resolvió. Entiendo también cuando el ministerio explica que la llegada ilimitada o de muchos marcapasos puede generar descontrol y situaciones indeseables. La mejor forma de acabar con esos riesgos es centralizar los marcapasos en la dirección del hospital. Entonces dices: hoy voy a poner tres, Pedro Pérez, Juan y fulano de tal, yo hago los tres informes con los stikers, más la huella del paciente, y ahí yo sé que se le puso a Pedro Pérez y a los otros.
–¿En Venezuela se fabrican marcapasos?
–Los que estamos implantando son importados. En 1986 el ingeniero Solórzano, de la Universidad Simón Bolívar, hizo un marcapasos venezolano, pero tenía muchas fallas técnicas. A mí me tocó ser jurado del ingeniero Solórzano, y era muy inteligente, pero era muy terco. Uno le decía, mira, ya la tecnología es con rayos láser, no es con estaño, el estaño se filtra. Se pusieron 19 marcapasos, y hubo que sacarlos por fallas.
«Si este bolígrafo –saca el bolígrafo de su camisa- está dentro del organismo, el organismo lo absorbe y lo infiltra con tejidos, y eso infiltró los cables, infiltró el sistema, y lo llenó de plasma, y el plasma oxidó el circuito, y fallaron los marcapasos. Los marcapasos hechos afuera vienen con un material que se llama titanio, que es un material compatible, y hace que no se rechace el marcapasos, evita que haya una reacción a cuerpo extraño. El marcapasos del venezolano se hizo con oro de diez quilates. La cubierta es un material muy bueno, pero no es compatible».
–¿Hubo un momento en que no había marcapasos en el país?
–Lo que pasa es que no había real para comprarlos. Las cuatro casas comerciales que hay en Venezuela tienen marcapasos, bastantes.
–¿Cómo han afectado las sanciones y el bloqueo su trabajo?
–Las sanciones y el bloqueo han traído como consecuencias la dificultad de contar con tecnología de punta para hacer un mejor trabajo. A pesar de ellas, hemos intentado mantenernos a flote, con las limitaciones, pero seguimos adelante. El problema es el acceso. Se hace básicamente a través del Ministerio de Salud y la Fundación Pueblo Soberano. La Fundación Pueblo Soberano ha venido a resolver la falla que tenía el ministerio, que era la burocracia. Todos los días hacemos solicitudes de marcapasos al Ministerio de la Salud y a la Fundación Pueblo Soberano. El primero que me lo dé, pum, yo lo pongo.
–¿Aquí llega el paciente cuando viene a ponerse el marcapasos, o también le hacen aquí el diagnóstico?
–El pre lo hacemos en diferentes hospitales. Al Clínico Universitario llegan todos los días casi cien personas.
En ese momento llegó una enfermera con unos papeles donde se habla de la entrega de dos marcapasos, de parte de la Fundación Pueblo Soberano. El Doctor Rondón firma y dice:
–¿Viste? Aquí llegaron dos marcapasos de la Fundación Pueblo Soberano.
–¿Y cuánto cuestan esos marcapasos?
–Aquí hay siete mil dólares.
–¿Cuántos tipos de marcapasos hay?
–Hay cuatro tipos de marcapasos: el de una sola cámara, el de dos cámaras, el de tres cámaras, y el desfibrilador, que es el que da choques de corriente, que se usa cuando el paciente hace arritmia y no le da tiempo de llegar a un hospital. Ese es el más caro.
–¿Cuál es el más usado en el país?
–El de uno y el de dos cámaras, esos son los dos más usados. Lo que hay que saber es controlar al paciente periódicamente. Cuando el paciente se monta el marcapasos, ya queda en nuestra base de datos y estamos pendientes.
–¿Y la gente del interior tiene que venir al Clínico a ponerse el marcapasos?
–Ese es un grave problema. Si el ministerio fuera todo lo efectivo que tiene que ser, debería exigirle a todos los hospitales de la provincia, donde hay cardiólogos, que pongan marcapasos, porque el paciente no debería venir desde el Amazonas para Caracas a que yo se lo ponga aquí. Una consulta que tarda quince minutos él tiene que venirse de Amazonas para acá, para verse en Caracas. Así no se puede. Yo tenía un sistema de control por satélite, cuando estaba el satélite «Simón Bolívar»: el paciente estaba en el Amazonas y me decía que se sentía mal, y yo le decía: “Mándame la señal”, y en tres minutos yo lo veía y le decía que se quedara tranquilo, y llamaba al cardiólogo de allá y le decía: “Mira, el paciente tiene esto y esto, no tienes que mandarlo para acá, ajústale el tratamiento”
–¿Ya no puede funcionar así sin el «Simón Bolívar»?
–Ese fue otro filón que perdimos. Ahí, fíjate la visión de Chávez, que estaba claro con eso de la tecnología, la ministra de Ciencia y Tecnología ahorita lo está asumiendo bien, y sabe de esa vaina. Ella es Bióloga Molecular, y sabe lo que está haciendo.
–¿Cómo se decidió usted por esos estudios de medicina para colocar marcapasos?
–A mí me gustó cardiología desde que estaba haciendo tercer año de medicina en la Universidad, en Mérida. Estaba cerrada la UCV, en el año 70, por el allanamiento. Mi viejo me dijo: «Váyase a estudiar para allá, y entre por la puerta grande y salga por la puerta grande». Mi viejo era del Guárico. Yo soy de aquí, de Caracas. Mi padrino de promoción, Federico Moleiro, fue el que me metió en esto. Me enseñó a querer esto. Ya tengo 43 años en la especialidad.
–¿Por qué le cantarán tanto al corazón, más que otros órganos del cuerpo?
–Lo que pasa es que cuando ese señor se para, se para todo.
–¿El corazón del venezolano está bien cuidado?
–El corazón del venezolano tiene una gran ventaja: aguanta toda vaina. Y eso que nosotros no somos ordenados. Pero estamos protegidos, estamos bendecidos por Dios.
–Es decir, que el venezolano es de buen corazón.
–Sí. Yo tengo pacientes a los que les he puesto cinco marcapasos, se les vencen y se los cambio. Esa gente aguanta.
En ese momento llegó Rigoberto Picón, de La Grita, a preguntarle al Doctor Rondón por su salud. Y nos mostró el marcapasos que tenía puesto.
–¿Y su corazón que más quiere?
–Nosotros queremos que nos ayuden más. Que nos envíen más marcapasos. Tenemos equipos aquí con catorce años, que se van desgastando. Queremos nuevos equipos. Estamos contentos con lo que está pasando aquí en el Clínico. Hay médicos que están volviendo. Se está recuperando.
4 comentarios
Carolay Rodríguez. Buscar marcapaso. Número de contacto por favor
Carolay Rodríguez. Buscar marcapaso
mi mamá Inés María Arenas de 96 años le hace un marcapasos urgente porque le queda poca batería al que tiene. Por favor ayuda, ayuda
El Dr. Rondón tiene una calidad humana superior, a mí papá le colocó su marcapasos y recuerdo con agrado su trato para con el paciente y los familiares. a un amigo nuestro trató de ayudarlo hasta donde pudo para conseguir un marcapasos. Le deseo mucha salud y que pueda lograr todo lo que aquí expone. También un gran saludo a Roberto Malaver, se aprecia su trabajo periodístico.