Una investigación venezolana demuestra que, tras los violentos procesos de esclavitud, sucedieron cambios genéticos importantes, por ejemplo, con el tema de la hipertensión, que afecta en mucho mayor porcentaje a las poblaciones afrodescendientes y a los pobres que al resto de las personas que sufren de este mal
Alejandro Silva Guevara / Fotos: Wilfredo Machado
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Desde el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología (Mincyt), se convocó este año a la presentación de proyectos de Reparaciones de la Esclavitud y la Colonización, lo que no dice mucho en principio, pero que Gladys Obelmejías y Ricardo León, coordinadores del proyecto “Salud intercultural afrodescendiente en la República Bolivariana de Venezuela: estado del arte, acciones afirmativas en el marco de las reparaciones afro”, nos aclaran al punto que las acciones afirmativas se orientan a sumarnos a un esfuerzo que se concreta, sobre todo cuando estamos en medio de una revolución y las turbulencias positivas que esta debe generar en nuestra forma de vida.
El llamado realizado por el Mincyt, estuvo dirigido a los y las activadoras, activistas, luchadores y luchadoras de los movimientos afrodescendientes y a todos quienes se han involucrado en construir las bases para crear procesos que generen justicia y condiciones de vida que se adapten a las realidades de esta nutrida parte de la población venezolana:
«Fue una convocatoria de gente que trabaja y se ocupa de los y las afrodescendientes, la interculturalidad, la pluriculturalidad, y las reparaciones de lo que se generó en ese duro proceso colonial».
El marco histórico
El tráfico de personas esclavizadas desde África hacia América, fue uno de los más lucrativos negocios para los conquistadores europeos, sobre todo para portugueses y holandeses. Arrancados vilmente de sus tierras, de sus familias, sus costumbres alimenticias y de su cultura toda, los encadenaron como animales, los clasificaban como ganado y los vendían a los mejores postores para someterlos a los trabajos más duros y en las peores condiciones de insalubridad, mal alimentados, maltratados con los peores actos de violencia de todas las formas posibles, porque al final, para estos esbirros, eran mercancía en el contexto de la trata esclavista.
«El proyecto trata de poner en contexto un tema que está en las agendas del sur global, ante la superficialidad de pensar que la afrodescendencia –negro(a), moreno(a)– es sólo la folklorización a la cual han sido sometidas sus expresiones culturales y las espiritualidades de matriz afro», explica la investigadora Obelmejías.
El cimarronaje hoy en día se manifiesta como una forma de autorreconocimiento y de resistencia antihegemónica, porque en este momento de la historia de la humanidad, aún existen claras formas de discriminación y maltrato hacia los y las afrodescendientes con mayor o menor intensidad en todos los países del planeta.
Partiendo de esta realidad, la convocatoria fue bastante amplia, logrando reunir más de setenta propuestas de las cuales fueron escogidas veintiséis, que van dirigidas precisamente a lograr, no una diferenciación racista, sino lo que en palabras de Gladys es una «acción afirmativa”, que significa que el trato busca ser el adecuado a un grupo que posee características especiales por las condiciones de vida a las que fueron sometidos a lo largo de varios siglos.
Desde los aspectos culturales más conocidos, pasando por la sabiduría de convivir con su entorno, el aprovechamiento de los recursos naturales, procesos de reciclaje, alimentación, territorio, y otros, uno de los aspectos más sensibles tiene que ver con lo concerniente a la salud y la aplicación de la medicina, que son esenciales para alcanzar la justicia reparatoria.
Causas y consecuencias
La apropiación indebida de la totalidad del conocimiento ancestral de los y las afrodescendientes, fue transformado en elementos biológicos rentables que se volvieron en contra de ellos mismos en todo el mundo; no es un secreto que han sido utilizados como “ratas de laboratorio”, y han sido sometidos a pruebas de fármacos e incluso a pruebas con armas químicas que han causado estragos en poblaciones enteras. Estos lamentables hechos han cambiado su constitución física a punta de un sometimiento brutal en el que o evolucionaban o morían.
El proyecto impulsado por Gladys Obelmejias (investigadora principal) y Ricardo León, va precisamente en esa dirección, o sea, en precisar científicamente las consecuencias que quedaron y que aún afectan a esta población:
«Por ejemplo: con el estudio de los anti-hipertensivos y su prescripción estandarizada y suministrada a la población afro, ¿es mayor el riesgo que el beneficio? Pues sí lo es. Existen trabajos de investigación y estudios que afirman que tras los violentos procesos de esclavitud, sucedieron cambios genéticos importantes, por ejemplo, con el tema de la hipertensión que afecta en mucho mayor porcentaje a las poblaciones afrodescendientes y a los pobres que al resto de las personas que sufren de este mal”.
Ricardo (médico y parte del proyecto) afirma que debido a las inhumanas formas de vida a la que fueron sometidas las poblaciones afro que huyeron, o sea, los cimarrones, sus individuos retienen mucho más sodio en sus riñones, lo que trae como consecuencia problemas de hipertensión aguda y una tasa de mortalidad más elevada que la que manifiestan otros grupos. También hay evidencia científica que apunta a una mayor afección del corazón por la enfermedad tripanosomiasis americana, que es potencialmente mortal y que es causada por el parásito protozoo Trypanosoma cruzi, comúnmente conocida como Mal de Chagas, transmitida por el chipo.
En definitiva, afirma León que no es posible medicar igual a una persona afro. Es difícil decirlo, pero son distintos debido a esa mutación genética producto de la esclavitud.
La investigación
No es fácil realizar un trabajo de investigación cuando la mayoría de la gente piensa, por ignorancia, que no es necesario. Pero vaya que lo es. Las indagaciones ya existentes son muy escasas y en la mayoría de los casos van orientadas a los aspectos culturales más que a los científicos.
El proyecto tomará unos veinte años en arrojar resultados más concretos, porque si bien ya se han realizado algunos estudios, éstos se han hecho con grupos muy pequeños.
Y sí, es posible afirmar que no se pueden aplicar tratamientos estándar sin hacer estudios más detallados en las personas afrodescendientes. Los estudios que van a realizar en nueve estados del país buscan precisar qué tipo de tratamiento es el correcto a la hora de medicar a esta parte de la población y sus características específicas.
«También se propone conocer el estado de arte de las afro reparaciones en el área de salud intercultural afrodescendiente, mediante un estudio comparativo en comunidades de territorios seleccionados de nueve estados», señala Gladys Obelmejías.
Bajo el concepto de “acción afirmativa”, se busca generar contextos que permitan orientar una atención aplicada correctamente, no sólo medicinas para controlar la hipertensión, sino la mayor cantidad de afecciones físicas posibles. La idea también es propiciar condiciones para la promoción de los derechos colectivos de salud.
Los estudios estarán orientados, como parte del mismo trabajo, al tema de la salubridad del consumo de agua y alimentos en las poblaciones afro, considerando que la contaminación de estos consumibles puedan ser los culpables de algunas de las enfermedades más comunes no sólo en afrodescendientes, sino en las poblaciones pobres y rurales y crear una nueva relación del concepto salud-enfermedad en la que los conocimientos ancestrales e incluso la religión y la espiritualidad juegan un papel preponderante en la lucha por la salud colectiva.
El estudio propone puntualizar a qué centros hospitalarios acuden cuando enferman, cuáles enfermedades son las más comunes, cómo curan afecciones como la llamada “culebrilla” (Herpes zoster), y otros problemas de salud con mayor nivel de incidencia y realizar un estudio comparativo con los procedimientos que se aplican al resto de la población.
Hablar de comunidad afrodescendiente no es hablar de personas que tienen un mismo origen, y esto debido a que fueron arrancados de varios lugares de África, por lo tanto no es lo mismo hablar de que los afro de La Sabana, de Curiepe o de Caracas, sean iguales.
Chuao, La Guaira, Birongo, Aragua, Miranda, Zulia, Sucre, Falcón, Bolívar, Amazonas y Distrito Capital serán las zonas en las que se aplicará el estudio bajo el “consentimiento previo e informado” y bajo los estándares y rigores del estudio científico.
Estudios previos
Este proyecto nació en plena pandemia; Gladys Obelmejias trabajaba como directora de Terapias Complementarias y lograron, por medio de una convocatoria a líderes y lideresas del movimiento afro, y mediante asesorías, aportar a un escrito de protocolo general y particular de la Covid-19 en pacientes afrodescendientes. Lo entregaron en par de oportunidades al viceministerio de salud sin lograr que fueran tomados en cuenta. En ese momento se llamó “Incorporación del enfoque de salud intercultural afrodescendiente en el ámbito de las políticas públicas del sistema público nacional de salud como causa de reparación”, y tuvo dos versiones, la del Covid y otra que contaba con un protocolo general.
Gladys Obelmejias es parte del equipo de investigaciones del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC); se ha desempañado como docente en varias universidades nacionales y es integrante activa de algunas de las redes que se dedican a temas concernientes a la afrodescendencia en Latinoamérica, mientras que Ricardo León es Médico Especialista en medicina interna, ha dedicado parte de su trabajo a la investigación, y es director del Observatorio de Salud, Medio Ambiente e Impacto Social de Venezuela (Osimaven).
Este equipo ha compilado y estudiado trabajos previos realizados no sólo en Venezuela, sino en otros países sobre todo latinoamericanos en cuanto a este tema, y a pesar de que hay similitudes, han encontrado muchas más diferencias y necesidades de profundizar en la búsqueda por mejorar las condiciones de vida de las poblaciones afrodescendientes y de reparar todo el daño que se les ha causado en cuanto al tema de sus realidades de salud.