El 5 de noviembre de este año, en el marco del ataque genocida perpetrado por el gobierno sionista de Israel contra la población civil de la Franja de Gaza, su ministro de Patrimonio, Amichay Eliyahu, ha dicho públicamente que “…todas las personas que viven en Gaza son combatientes y lanzar una bomba nuclear sobre la Franja “es una posibilidad…”. La temeraria y aberrante afirmación originó una serie de respuestas, incluyendo la del primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu, quien se desmarcó de la declaración, catalogándola como “una posibilidad”, y luego cambió su postura e indico que se trataba de una expresión “metafórica”.
A la fecha más de 12.700 palestinos han sido asesinados como resultados de los ataques israelitas sobre la Franja de Gaza, y de esos muertos más de 5.000 son niños. El grado de xenofobia, racismo y deshumanización que muestran muchos de los funcionarios del gobierno de Israel nos lleva a la pregunta, ¿es una posibilidad real el uso de armamentos nucleares en la región? y ¿cuáles serían las consecuencias de un conflicto de esta naturaleza?
En primera instancia, dada la enorme capacidad destructiva de este tipo de armas, diferentes organismos mundiales hacen un constante esfuerzo orientado hacia la desnuclearización, por ejemplo, cada 26 de septiembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, fecha impulsada por Naciones Unidas desde el año 2014. Sin embargo, ha tenido poco éxito y las potencias nucleares mantienen sus arsenales actualizados, incrementando sus capacidades operativas y de despliegue ante un posible enfrentamiento de este tipo.
El momento más cercano en que el mundo estuvo al borde de un guerra nuclear fue durante el mes de octubre de 1962, cuando ocurrió la llamada «crisis de los misiles» en Cuba. En ese momento la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) había desplegado misiles nucleares en Cuba, como respuesta a los desplegados en Turquía por los Estados Unidos. Esto condujo a una cuarentena y bloqueo naval sobre la isla antillana, y mantuvo en vilo a la humanidad durante 13 largos días de tensiones, hasta que ambas potencias lograron un acuerdo pacífico, y los misiles fueron retirados.
En el año 2020 se hizo público un estudio titulado: “Un conflicto nuclear regional comprometería la seguridad alimentaria mundial”, realizado por universidades y laboratorios dedicados a modelar escenarios relacionados con las consecuencias del cambio climático, y consistió en pronosticar las consecuencias de una hipotética guerra nuclear regional, como la que resultaría del enfrentamiento entre India y Pakistán.

Ajustaron el modelo predictivo a la utilización de cien ojivas nucleares, cada una con una potencia similar a la lanzada sobre Hiroshima en 1945, es decir, de unos 15 kilotones (equivalentes a 15 mil toneladas de TNT).
Al respecto el meteorólogo Alan Robock, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, dijo: “…Esto es mucho menos del 1% del arsenal nuclear actual. Usamos bombas muy pequeñas, como del tamaño de la bomba de Hiroshima, porque sabemos que son las más fáciles de hacer. Sería horrible, unas 20 millones de personas morirían por los efectos directos de la explosión, la radioactividad y los incendios, pero también produciría unos cinco millones de toneladas de humo, así que lo ponemos en un modelador climático, los mismos que usamos para calcular efectos de calentamiento global de las erupciones volcánicas, y aquí tenemos una película mostrando qué pasaría, el humo comienza y se extendería por todo el mundo…”.
De acuerdo con las estimaciones del meteorólogo, a los nueve días el humo cubriría casi la totalidad del planeta, y aunque en unos 49 días las cenizas más pesadas se habrían asentado, la atmósfera permanecería bajo una calima durante años, el sol se vería anaranjado, contra un cielo oscurecido, lo que generaría que en sólo un par de meses la temperatura promedio mundial disminuya entre 1,25 a 2,00 grados centígrados. La caída de temperatura sería mucho mayor en algunas regiones, y las lluvias se reducirían en un 10% a nivel global.
Todo esto afectaría directamente la capacidad global de producción de alimentos. Las proyecciones determinaron que, por ejemplo, en China la productividad de los cultivos de arroz disminuiría un 25% por debajo de lo normal, por cinco años, e incluso el 20% por otros cinco años. Para entender lo que esto significa basta con decir que esa pérdida de 20% es la cantidad de arroz necesaria para alimentar a 300 millones de personas.
En otras estimaciones, el cultivo de trigo se vería reducido en un 20%. Y luego de 17 meses como consecuencia del humo atmosférico, la estratósfera se habría calentado tanto como para reducir considerablemente la capa de ozono, por lo cual la radiación ultravioleta causaría un incremento en los casos de cáncer de piel y ceguera, afectando también la salud de los cultivos, los insectos, la vida marina y el fitoplancton, y originaría la extinción de un gran número de especies.
Recordemos en este punto que el modelo se refiere a una “Guerra nuclear regional” con el uso de “Armas nucleares pequeñas”. Entonces, ¿Cuál es la capacidad nuclear de Israel, de originar este tipo de conflicto?
Algunas organizaciones internacionales aseguran que Israel tiene ojivas nucleares, a pesar de que el Estado judío nunca lo ha confirmado. Tampoco ha hecho pruebas de dichas armas de forma pública. Las estimaciones indican que Israel almacena entre 80 y 90 ojivas nucleares. En este sentido, el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo en su informe de 2021, señala lo siguiente: “Israel mantiene su larga política de ambigüedad nuclear: ni oficialmente confirma ni niega que posea armas nucleares. Esta falta de transparencia significa que hay una incertidumbre significativa sobre el tamaño del arsenal nuclear y los rendimientos y características de sus armas. La estimación aquí se basa en cálculos del inventario de Israel de plutonio apto para armas y el número de unidades operativas con capacidad nuclear. La ubicación de los lugares de almacenamiento de las ojivas, que se cree que están almacenados parcialmente desmontados, se desconoce”.
Los abogados tienen un axioma: “A confesión de parte, relevo de pruebas” que hace referencia que ante una confesión, queda liberada la contraparte de mostrar las pruebas del delito. En el caso del ministro israelita, podemos aplicar dicho axioma.
Ahora bien, en el estado actual del conflicto, con la participación de Yemen, cuyas fuerzas hutíes han intensificado sus ataques a través del Mar Rojo, los frentes desarrollados en los territorios palestinos de la Franja de Gaza y Cisjordania, algunos analistas plantean la posibilidad que el ejército de Israel se vea superado por ataque simultáneos. La base de esta conclusión es el efectivo y contundente ataque de Hamas el pasado 7 de octubre, que arrojó fuertes dudas sobre la capacidad del sistema antiaéreo “Cúpula de hierro” de defender el territorio de Israel, especialmente en el caso de una posible participación de Irán en el conflicto, lo que plantea para algunos sectores la posibilidad real del uso de armas nucleares para la defensa y contraataque de Israel.