Inicio Opinión y análisis Al pan, pan, y al vino, vino… pero ¿quién inventó el pan de jamón?

Al pan, pan, y al vino, vino… pero ¿quién inventó el pan de jamón?

por Roberto Malaver
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En el Padre Nuestro, esa oración que ha acompañado por muchos años a cristianos y cristianas, se destaca la fortaleza del pan. Allí se dice claramente: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, señor”. Una manera de dejar claro que no se puede dejar de lado la comida. Es confiar y ratificar que rezamos pero también nos alimentamos.

También el poeta Federico García Lorca, cuando inauguró una biblioteca en su pueblo Fuente Vaqueros, en Granada, dio un discurso que tituló Pan y medio. Y dijo: “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan”.

Así, el poeta García Lorca, incorpora la lectura al lado del pan.

Y el pan de jamón se hizo en Caracas

En la Navidad de año 1905 también Venezuela le incorporó al pan nuevos ingredientes. De esa manera, tan nuestra, tan venezolana, creamos aquí, en Caracas, el pan de jamón.

Dice el periodista Miro Popic en su libro “El pan de jamón y otros panes”, que investigando llegó hasta el secretario de la Asociación de Industriales de la panadería, Luis Morales, quien le contó sobre el nacimiento de esa especialidad: “Fue Ramella la que comenzó con el pan de jamón y luego siguieron las otras panaderías –me dijo don Luis Morales en 1982, cuando todavía era secretario de la Asociación de Industriales de Panadería, que él había fundado en 1955–. Este pan se hacía con jamón ‘Ferry’, que venía forrado en una capa que llamábamos ‘chapapote’. Después de los años 40 el pan de jamón comenzó a hacerse con jamón en lonja. Pero ya no era el mismo, ni la masa ni el relleno. Ahora todo es más industrial, tiene menos sabor, antes se hacía con verdadero arte”.

Desde diciembre de 1905 los caraqueños, allí, en la esquina de Gradillas, en la panadería Ramella, disfrutaron por primera vez del pan de jamón. 

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Ante el auge de esta novedad las demás panaderías de Caracas también entraron en la producción del manjar. Ahora le incorporaron pasas y aceitunas para establecer, claro está, una diferencia con el de la panadería Ramella.

Acostumbrados todos los diciembres a comprar su pan de jamón en las panaderías, llegó un momento en que las recetas para prepararlo comenzaron a aparecer en revistas y periódicos. De esa manera, a partir de 1980, mujeres y hombres comenzaron a preparar su pan de jamón en casa.

El escritor Rafael Cartay, en su “Diccionario de Comida Venezolana”, dice que el pan de jamón pasó a formar parte de lo que se llama plato navideño. Así, aparece en la cena navideña, haciendo pareja al lado de nuestra hallaca.

Hay conocedores, una especie de catadores de este invento caraqueño, quienes dicen que un buen pan de jamón sólo debe llevar jamón, pasas y aceitunas rellenas con pimientos.

Ha sido tanto el amor y el deseo y el gusto por esta joya gastronómica que en el año 2014 se elaboró un pan de jamón de 20 metros, reconocido por el libro Guinness como el más grande del mundo.

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