Uno de los Premios Nacionales de Ciencia y Tecnología 2023 lo ganó el creador de la más importante herramienta pedagógica para la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas, hecha en Venezuela
José Luis Omaña / Fotos: Prensa Sistema Alcaraván
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¿Se imaginan si en lugar de memorizar tablas y pasarnos la infancia y la adolescencia repitiendo mecánicamente fórmulas, sin entender por qué ni para qué sirve tanta abstracción, aprendiéramos matemáticas como quien va a una clase de dibujo? Exactamente por haber logrado ese prodigio, un matemático de la UCV acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología en la mención Ciencias Exactas.
Se trata de una creación e implementación de una tecnología de enseñanza de las matemáticas, diseñada para las universidades y los liceos de Venezuela. Catedrático universitario y portador de varios títulos doctorales, Pedro Alson insiste en que todo el mundo tiene el derecho de vivir la experiencia de comprender a profundidad. Su manera de promover ese derecho es –para asombro de muchos– haciendo un uso «pictórico» de las matemáticas: con el método IDMat, desarrollo en el que ha invertido 40 años, esa disciplina deja de ser un montón de números enredados, misteriosos, accesibles sólo para iniciados, y pasan a ser un sistema de líneas y puntos, con lo que es posible ver las matemáticas. Verlas, literalmente, en su forma gráfica.

Esa es la estrategia didáctica que plantea Alson. Quien haya pasado por su cátedra lo recuerda con cariño. Hombre de paso calmado y voz suave, insiste en demostrar que las matemáticas no tienen por qué ser una pesadilla, un monstruo invencible que acecha en los liceos y expulsa a jóvenes de las universidades.
Un día ya lejano en el tiempo, Alson decidió ponerse en los zapatos de las y los estudiantes, y se dedicó a convertirse él mismo en un estudiante de educación. Así fue produciendo su “método de graficación”, que, acaso sin proponérselo, hoy ayuda a desmontar toda clase de prejuicios negativos sobre los números.
Que las matemáticas son sólo para genios, que son dificilísimas de entender, que sus vericuetos no tienen nada que ver con la vida real, y que acaso sólo sirven para sacar las cuentas del mercado o para calcular aguinaldos, y que lo demás es pura pérdida de tiempo y raspazón. Eso es lo que nos enseñan desde la primera escuela, quizás para que no tengamos acceso a la realidad de los números, y a una matemática verdadera, palpable, útil en el día a día, que nos ayude a pensar, no al servicio de quienes no quieren que lo hagamos, sino para pensar con cabeza propia.

El método no comienza por operaciones, cálculos, funciones, tablas y fórmulas, sino por el dibujo; no empieza por la teoría sino por ejercicios pictóricos que, mientras se avanza en ellos, permiten que cada quien vaya descubriendo, por cuenta propia, mayores abstracciones y complejidades. Las y los estudiantes encuentran herramientas para indagar, buscar, explorar y acercarse a la verdad oculta del pensamiento matemático.
Podríamos decir que el método es dialéctico: conduce de lo particular a lo general, del dibujo de puntos y curvas a las complejidades del cálculo y las funciones. Esto permite ir descubriendo las bases del pensamiento matemático, su estructura. Las abstracciones numéricas cobran sentido porque se comprende de dónde provienen. Y una vez alcanzada esa visión, se puede volver a lo particular, a operaciones, funciones y cálculos concretos pero ahora con conocimiento de causa, con razones.
El método de graficación no es toda la matemática, tampoco sustituye los números y las cuentas. Pero sustituye los métodos convencionales basados en la memorización y la repetición para consolidar aprendizajes en los estudiantes, porque ofrece la posibilidad de ir viendo la estructura, la lógica del pensamiento matemático.
Fragata: la versión digital del método
Recientemente se concretó la brillante idea de pasar el método a una aplicación para teléfonos inteligentes. La app se llama Fragata, en homenaje al ave tropical que, aunque relativamente grande, es tan liviana que puede volar muy lejos. Su desarrollo nace como una idea de los estudiantes del método y se materializa gracias a programadores del Centro de Desarrollo Tecnológico Alcaraván, ubicado en el estado Guárico, quienes junto al profesor Alson llevan más de dos años traduciendo el método al lenguaje digital.
El objetivo es que el método, antes accesible sólo a través de la compra de su versión impresa, y con una circulación limitada, pueda llegar a todas las escuelas del estado Guárico, en principio, y luego a todas las escuelas del país. Con ello se espera democratizar el acceso a la que es, sin duda, la más importante herramienta pedagógica para la introducción a las matemáticas en Venezuela.

El equipo de Fragata resalta que la app es una experiencia interactiva capaz de “poner al país de cara al futuro con un método probado durante 40 años”. El estado Guárico es el epicentro de esa vanguardia pedagógica-tecnológica que ya está transformando, para bien, los procesos de enseñanza-aprendizaje.
La app ofrece a docentes la posibilidad de ser acompañantes y orientadores del proceso de aprendizaje, mientras que las y los estudiantes pueden estar cada vez más activos y responsables en la producción de conocimiento.
La ventaja es que tanto el método de Alson como la app buscan promover la interacción, no sólo con los teléfonos o con las tareas del método en sí, sino entre los propios estudiantes. La intención es fortalecer lazos humanos y académicos reales.
Lo he visto en varios liceos de San Juan de los Morros. Los jóvenes juegan con la aplicación, solos, en grupo o con la profe. Porque, en lugar de reducir a las y los estudiantes a ser meros usuarios pasivos, aislados en una burbuja tecnológica, la aplicación les estimula a compartir, a generar redes de interconocimiento, a entreayudarse para resolver los desafíos matemáticos.

Así el método se transforma casi en un videojuego. Lo cual permite, además, trascender los mitos malignos en torno a los números y su lógica, que ahora adquieren un rostro más cercano a la juventud “digitalizada” de hoy. Entonces es posible que lo que estaba reservado a pocas universidades se vuelque al alcance de muchos: la oportunidad de poder pensar a profundidad, con sencillez y hasta con la afectividad propia de los lazos humanos, lo que en el sentido común se nos ha impuesto como dificultad insuperable: el mundo de las matemáticas, y con él, el mundo del pensamiento profundo: ese que encuentra alegría en preguntarse por las causas de las cosas y de la vida.
Esto significa que ahora, gracias al doble contexto tecnológico del método y de la app, cada estudiante puede empezar a construir sus propios argumentos, que le permitan producir y comprender las necesarias y posibles soluciones ante los desafíos numéricos y lógicos, no sólo del aula de clase o de la app en sí misma, sino del día a día. Lo cual requiere, desde luego, disciplina y esfuerzo, que la aplicación, por cierto, estimula, registra y valora.

Otra ventaja es que con Fragata ya no hay que tenerle miedo al error. Ya no hace falta un profesor con la penosa tarea de raspar jóvenes porque no memorizaron tal o cual fórmula, o porque olvidaron algún detalle de la tabla de multiplicar, o porque esa mañana no desayunaron bien y las neuronas no terminan de operar como podrían. Con la aplicación uno puede equivocarse todas las veces que necesite. Porque lo que se busca es que la gente “aprenda a aprender”, como diría nuestro Simón Rodríguez. Y que el aprendizaje sea significativo, y que sea de utilidad, y que se entienda el sentido de aquello que se aprende. El famoso porqué de las cosas.
En aquellos liceos de San Juan de los Morros, un grupo de estudiantes celebraban felices porque por primera vez en sus vidas sacaron 18 en matemáticas. Alson sostiene que las y los jóvenes no son flojos, ni incompetentes, sino que no cuentan con contextos de aprendizaje que estén a la altura de sus realidades, que se pongan en sus zapatos y trabajen junto a ellos, no en su contra. Fragata “digitaliza” ese principio pedagógico del profesor Alson, e intenta, con su interfaz lúdica, motivar la autoestima de las y los estudiantes.

Desafíos pendientes
Fragata es utilizada en la Universidad Central de Venezuela, en la Universidad de Carabobo y en la Universidad Rómulo Gallegos. Se está empezando a implementar en los liceos del estado Guárico, específicamente en el 5to año. Y la expectativa es, como ya se dijo, extender la app a todo el país. Los desarrolladores de la aplicación no se detienen en su proceso de investigación. Con el apoyo de Alson y de un grupo de especialistas de distintas áreas, la van mejorando continuamente.
Quedan pendientes algunos desafíos que impulsan a este equipo, por ejemplo: lograr el reconocimiento de la aplicación como una opción viable por parte de las y los docentes, a través de una política pública que impulse este propósito, y fortalecer los accesos a la conectividad y a los equipos de computación en las escuelas. Aunque la app está diseñada para funcionar fuera de línea, siempre necesita conectarse a la red para acompañar los avances de las y los estudiantes.
Otro desafío interesante es el concepto de evaluación que plantean tanto el método como la aplicación. Porque lo que se propone es la oportunidad de construir conocimientos, y no sólo de dar con los resultados. Lo cual implica un cambio de paradigma en los sistemas evaluativos de las matemáticas, hacia un enfoque de “procesos” y de alcance pedagógico integral. Cambio que, por cierto, tampoco es una novedad en la educación venezolana, porque aquí hace tiempo decidimos dar ese golpe de timón robinsoniano en el que el método de Alson y Fragata insisten.
