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Bernabé y Cantalicia presentaron otras dos variedades de papas nativas

por Yusdely Espinoza
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El origen del Ecofestival de la Papa Nativa viene del sentimiento más hermoso, de la esencia más pura e ingenua: el amor. Basta con establecer una conversación con esta linda pareja de Gavidia, Bernabé y Cantalicia, para percibir que ha existido una bella razón por conservar y cuidar lo ancestral de estas tierras parameras.

Hablar con ellos nos regala un viaje a su niñez, a su infancia rodeada de frailejones, de atardeceres cubiertos de neblina, de mujeres bellas cubriendo sus cabezas con pañuelos floreados acompañado de sus sombreros, unas señoras hilando lana, otras buscando leña, unas preparando el alimento mientras otras atienden a sus parturientas… así cada historia de estas mujeres de Gavidia.

Sin dejar de nombrar a las damas en el conuco; o mejor, como dice el señor Bernabé, las mujeres de “Aredor, roza o picaos”, así era como se le llamaba anteriormente al conuco o huerta.

Los ojos se llenan de algarabía, se nublan de alegría, el cuerpo se inquieta y a su vez se prepara para comenzar a contar algunas de sus vivencias que los encaminaron a estos hechos tan significativos para la historia de su comunidad.
Ambas historias vienen con el aroma de familia representada por la madre, por el ejemplo de hacer los oficios con dedicación. Sin mucho que hablar, todo con el hacer fue suficiente para enseñar lo que se debía aprender.

Una vida muy tradicional de estas familias se llevaba en cada amanecer: la cría de ovejas para el alimento y su lana, los aredores de cada hogar, la fe en la medicina natural, el sabio trato a la madre naturaleza y el vivir para el bien común. Pero algo místico latía en el corazón de estas madres: valorar, conservar y cuidar las semillas de papas, que en su momento cosecharían identidad ancestral.


Identificados por los saberes de sus madres, desde pequeños les escuchaban sus historias, entre el trabajo y el juego crecieron visitando lugares sagrados de nuestros antepasados, entre cuevas parameras y semillas resguardadas se fueron formando los guardianes de nuestros ancestros.

El señor Bernabé siempre apoyó a su madre, desde muy niño trabajo con mucha curiosidad y entusiasmo; aprendió desde la agricultura hasta la construcción con materiales naturales como la piedra, madera, paja y barro; es conocedor de las plantas medicinales de estos páramos, caminador de esta bella Sierra Nevada, es narrador autóctono pues conoce muchas historias, cuentos y leyendas de su comunidad las cuales cuenta con mucha emoción.

La señora Cantalicia, desde muy jovencita también aprendió los haceres del hogar, así como preparar la lana de oveja y tejer en el telar horizontal, tejer con agujas y unido a esto también la agricultura, la música. Además es conservadora de historias de la comunidad. Siempre acompañando y escuchando a su madre.

Cada uno criado en hogares diferentes pero bajo la misma visión y preparados para la misma misión. Él con 25 años de edad y ella 18 deciden crear un nueva morada donde nacen cuatro hijos y seis nietos que forman hoy el hogar. Son 45 años de unión, de trabajo y constante apoyo; en este transitar el amor es fundamental, no únicamente como raíz familiar, sino por amar lo que se hace y comprender por qué se hace.

Tener conciencia por lo que se sabe ha hecho que esta familia pase a ser uno de los núcleos guardianes de los rubros que se esconden entre esta sierra venezolana. Para ellos es parte fundamental entre sus jornadas diarias valorar y respetar lo que nuestros antepasados nos han dejado desde la tierra hasta sus conocimientos heredados por siglos y el apoyo familiar ha hecho que sea perdurable aún más en el tiempo. Muestra de esto, es todo lo que se ha podido lograr primero como familia mantener la herencia de generación en generación, pues no olvidemos que el átomo de todo es la unión familiar.

Les tocó en su momento enfrentarse a situaciones muy difíciles en cuanto a lo que agricultura se refiere, pues el capitalismo descabellado llega a todos los rincones e hizo que muchos de los habitantes de esta zona dejaran de sembrar y conservar las semillas autóctonas y las cambiaran por semillas totalmente extranjeras, los cuales trajo sus grandes consecuencias. Una de ellas fue la extinción de la papa nativa además de otros problemas de plagas. Sin embargo el señor Bernabé y su fiel compañera Cantalicia siempre mantuvieron muy sigilosamente las enseñanzas de las mujeres que forjaron sus corazones de guardianes.

El señor Bernabé cuenta: “Cuando yo estaba muchacho, tendría yo unos 20 años o más me encontré con la profesora Maximina, quien era la directora para ese momento del instituto ICAE y ella trabajaba con el señor Ramón Hernández de acá de Gavidia. Un día que ella vino pa’ acá pa’ Gavidia me la encontré y nos pusimos hablar de lo que yo hacía y cuando acuerda comenzamos a trabajar juntos, a ella le llamó mucho la atención lo de la agricultura y así empezamos a trabajar juntos.

Después vino la profesora Liccia Romero, ella era tesista en aquella época y hasta la cosecha de hoy hemos trabajado juntos y nos hemos apoyado muchísimo y también hemos contado con el apoyo de instituciones del gobierno. Con decirle que hemos logrado sacar una gaceta oficial del reconocimiento de los saberes y tradiciones asociados a la semilla de la Papa Nativa, eso fue un resultado que yo ni me imaginaba que podría llegar a suceder”.

Esto es una de las experiencias que cuenta el señor Bernabé con tanta alegría que se manifiesta en sus ojos azulados como el reflejo del cielo en su mirada, así como estas experiencias muchas que contar por más de sesenta años; pero fue más que suficiente escucharlo el día 15 de diciembre del presente año, en la celebración del 3cofestival de la Papa Nativa N° 12 en Gavidia, cuando da la noticia de que hay dos nuevas variedades de papa nativa, las cuales bautizaron Papa Renacer y Papa Los Yaques.

Cuando habla de la papa Renacer cuenta que la encontró en una cueva llamada El Joso, la cual queda a unos 3.600 m.s.n.m, en esta zona de la Sierra Nevada. Esta cueva fue refugio de nuestros antepasados, es un lugar sagrado, sin embargo ha sido saqueada anteriormente.

Justo en este momento, su garganta se quebranta y sus ojos azulados se llenan de lágrimas, pues el sentimiento ha invadido su alma. Como él mismo lo expresó: …”disculpen que se me aguó el guarapo, pero esto es una alegría muy grande que yo siento hoy poder compartirla con ustedes…”.

Este pequeño suceso demostró la sensibilidad y pasión que el señor Bernabé siente por sus ancestros, valora cada regalo que le ha dado la sabiduría de su taita, pues por su sangre corre la vida de los indígenas que anduvieron por estos caminos en donde el silencio es el mejor compañero, los frailejones sus mejores historiadores, el páramo su mejor maestro y las lagunas su máxima divinidad. El valor que esto tiene para él sólo lo conoce su espíritu guardián.

Está consciente de la importancia que tiene esta variedad de papa, no es un valor comercial ni muchos menos científicos; para él y su esposa tiene un valor que va más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y nuestra memoria puede recordar… es un valor incalculable pues esta tejido con hebras de cultura ancestral, de instinto indígena y de vida plena. Sólo él conoce cuándo y dónde debe conectarse con la madre naturaleza para que le oriente el resplandor de la aurora y le muestre el destello que brillará entre sus manos. Por ello, su gran alegría de compartirla con estas nuevas generaciones y que pueda ser escuchado más allá de las montañas rocosas de Gavidia.

Es un gran logro para este año en curso que pueda mostrar nuevamente nuestra historia a partir de este rubro, además también comparte estas papas para que continúen brillando a lo largo de nuestras vidas, una parte se la dio a Proinpa y otra a agricultores de esta zona.

La doctora Liccia Romero, quien ha sido también una gran motivación y apoyo para este proyecto familiar comunitario desde hace décadas, sus estudios y su formación con sus bases de amor y dedicación por lo que se hace, ha hecho que juntos formen una sola familia de trabajo y han luchado y resistido a muchas batallas, pero han salido victoriosos, pues el trabajo en equipo y para el bien común tiene sus excelentes resultados; otra guardiana más de estas Papas Nativas. El saber ancestral enlazado con lo científico ha aportado infinitamente a la conservación de la historia de esta zona norte del Estado Mérida.

Este Ecofestival fue una actividad muy familiar, en donde se encontraron bellas personas con una gran misión en esta vida. Fue un acto muy simbólico, pues quien tuvo la dicha de bautizar y bendecir estas Papas Nativas fue la guardiana de la Madre Agua Ligia Parra, quien ha sido sembradora de agua por todo nuestro territorio venezolano y más allá, rescatando y resguardando humedales y nacientes. Un trabajo con identidad ancestral de estas zonas parameras, así que contamos en la zona del páramo merideño con guardianes con voz de nuestros aborígenes.

Lo que realmente quiero compartir con ustedes en este artículo, es resaltar que fue un evento impregnado de sensibilidad. Para algunos pudo haber sido un acto más, pero para otros fue un milagro, fue señales de una vida llena de mística y de mucha identidad cultural.

Que es un gran honor poder ver a los ojos a la señora Cantalicia y escuchar su voz tan suave pero a la vez tan segura cuando comienza sus relatos históricos, al señor Bernabé observar el brillo de sus ojos y los movimientos de sus manos moldeadas por tanto trabajo preparándose para narrar sus experiencias, y a Liccia Romero con su gran sonrisa y su delicadeza para explicar con firmeza el resultado de la unión de lo ancestral con la alianza científico campesina.

Que es un privilegio contar con estos seres preocupados por no olvidar nuestras raíces, por cuidar nuestra madre Tierra, por mejorar nuestra alimentación y por aportar a desarrollar nuestro país sin olvidar de dónde venimos.

Que el espíritu de estos páramos les continúe alumbrando el camino y en cada alba florezca el amor y la gratitud por todo el bien que se hace en el andar tan fugaz y preciso de cada una de estas almas guardianas de lo nativo.

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1 comentario

Teresa Ovalles M, 15 enero 2024 - 10:56

Qué hermosa reseña hiciste Yusdely! Tu inspiración paramera y tu vida en tierras frías dan el calor necesario a tu corazón para escribir como cantan los pajaritos en cada amanecer. Con alegría y compromiso! Gracias!

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