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El edificio que desapareció en Caracas

Se acaban de cumplir 58 años del terremoto de Caracas. Entre los muchos daños materiales y humanos del momento destaca el colapso de varios edificios de más de 10 pisos entre Altamira y Los Palos Grandes, entre ellos el Neverí

por Roberto Malaver
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Roberto Malaver

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Eran las 8:05 minutos de la noche del sábado 29 de julio de 1967. Para ese momento la ciudad tenía un poco más de dos millones de habitantes. Y todos ellos fueron sorprendidos cuando se estremeció la tierra.

Varios edificios comenzaron a resquebrajarse y la gente tuvo el impulso de salir despavorida a la calle. En pijama y cargando sus niños, mucha gente logró salir de sus apartamentos y gritaba porque la ciudad estaba temblando. En la zona de Altamira y Los Palos Grandes ocurrió el colapso y desplome de al menos cuatro edificios, que junto con el edificio Mansión Charaima de La Guaira fueron el centro de la noticia. Fueron esos edificios: el edificio San José, con 10 niveles más un sótano, ubicado en la 1ª Avenida de Los Palos Grandes, entre la Av. Francisco de Miranda y la 1ª Transversal, frente a la Plaza Francia de Altamira; edificio Mijagual, de 12 pisos, en la Cuarta Avenida de Los Palos Grandes, entre la 1ª y la 2ª Transversal. Este edificio cayó sobre un edificio vecino, el Nobel. El Palace Corbin, también de la 4ª Transversal. Y el edificio Neverí, de 12 pisos, en la avenida El Ávila, entre la avenida Francisco de Miranda y la 1ª Transversal de Los Palos Grandes.

Dice el diario El Nacional del 30 de julio de 1967: “el edifiio Neveri se desplomó totalmente debido los efectos del movimiento sísmico. Esta gran mole de 10 pisos (sic), para el momento del fuerte temblor, se vino hacia adelante y de arriba abajo, sepultando también entre sus escombros a las personas que para el momento del accidente se encontraban en el interior del mismo”. Según el primer cálculo, “más de cincuenta personas estaban bajo los escombros del edificio Neverí”. Entre los cuatro edificios mencionados murieron más de 140 personas.

Gabriel Vega, quien vivía en el segundo piso del edificio Sasola, cercano al Neverí, declaró: “Puedo asegurarle que no hubo griterío en el Neverí, cuando la gente se dio cuenta de que el edificio se caía, no tenía tiempo de gritar. Ya estaba enterrada. Yo vi caer el edificio desde mi apartamento, en el segundo piso. Los que comenzaron a gritar como si con eso trataran de salvar a los que ya estaban enterrados, era la gente de los edificos vecinos”.

Dice también la nota que fueron 47 los muertos y que no encontraron ningún sobreviviente. El edificio, para el 2 de agosto, ya había desaparecido del lugar.

“En el este se desplomaron edificios de más de diez pisos como si fueran castillos de naipes”. Así tituló la prensa.

El sismo fue de magnitud 6.5, escala de Richter, dejando una huella profunda de dolor entre todos sus habitantes.

Reproducción diario El Nacional, 2 de agosto de 1967

Tiembla la tierra y más

Se llamó el terremoto de Caracas, pero es importante decir que no solamente se sintió en la capital, también hubo muchos edificios dañados en La Guaira, en el estado Carabobo, en Guárico y en los Andes.

Ante la terrible tragedia, el presidente Raúl Leoni, decidió declarar cinco días de duelo en el país. También el rector de la Universidad Central de Venezuela, Jesús María Bianco, publicó un comunicado suspendiendo las clases y los exámenes que estaban anunciados para esas fechas.

Dos días después, en su Capilla Ardiente, nombre que le daba el profesor Jesús Rosas Marcano a la columna que publicaba en El Nacional, y que firmaba como “Cirio”, dijo:

Atada al duro motivo

Nuestra ajena alma se estraga:

Hoy la capilla se apaga

En el dolor colectivo

Sufre el espiritu vivo,

Sufre la piel horadada,

La osamenta atormentada,

Músculo y nervio son una

Carga de mal fortuna

Al duro motivo atada

Hoy, pues, por lo irresoluto

Que nos maltrata, lector,

No hay en la capilla humor

Sino una espiga de luto

También el profesor y columnista de El Nacional Julio Barroeta Lara, en su columna Pasos de duende, titulada “Meditaciones”, escribió: “La ciudad consternada contempla sus ruinas, entierra sus muertos, busca a sus desaparecidos. Todavía no se tiene una idea precisa debido a lo cercano del acontecimiento, de la magnitud del suceso. El terremoto hizo trepidar también los espíritus, y necesariamente creó con ello un tipo de caraqueño: el que llevará por dentro el terror que vio en los niños, en las madres, en los rostros de los ancianos”.

La Universidad Central de Venezuela también publicó un comunicado:

Considerando:

Que en la tragedia nacional del sábado 29 perecieron destacados miembros de la comunidad universitaria, y familiares suyos, entre los cuales se conocen hasta ahora los nombres de: Ricardo José Guerrero Vaz, su esposa y su hijos, Elsa Ciliberto de Arcila Farías, esposa del profesor Eduardo Arcila Farías, Doctor, Oscar Gabriel Trompiz, hijo del profesor Gabriel Trompiz, señora Carmen España de González, hija del profesor Manuel R. España, y hermana del profesor Manuel S. España.

Acuerda:

Único. Declararse en estado de duelo, presentar su condolencia a los familiares de los extintos y hacerse representar en los actos de las excequias.

Dado, sellado, y firmado en el salón rector de la Universidad Central de Venezuela en la ciudad de Caracas a los 31 días del mes de julio de mil novecientos sesenta y siete.

Jesús María Bianco . Rector.

Luis Plaza Izquierdo. Vicerrector

José Ramón Medina. Secretario.

El 3 de agosto se celebraban los 28 años de vida de El Nacional, y las conversaciones todas estaban dirigidas a lo que había pasado con el terremoto. Alguien recordó el terremoto de 1812, aquel que ya es famoso por la frase que le atribuyen al Libertador Simón Bolívar: “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”.

La ciencia al servicio de la comprensión de los terremotos

Dos días después del terremoto, en la prensa apareció una nota donde solo se veía el terreno donde había estado el edifico Neverí. Solamente quedaba el recuerdo de un edificio que allí estuvo.

Investigaciones posteriores revelaron que el Neverí, como otros edificios afectados, tenía fallas estructurales, incluyendo columnas débiles y materiales de construcción deficientes. El terremoto expuso la mala planificación urbana y la corrupción en los permisos de construcción, lo que llevó a reformas en los códigos sísmicos de Venezuela.

En 2013, el ingeniero Alfredo Urich presentó ante la Universidad Católica Andrés Bello un trabajo de investigación para optar al título de Msc en Ingeniería Sismorresistente. El trabajo se titula “Desempeño de Edificios y Acciones Sísmicas en Los Palos Grandes 1967”, y puede consultarse en este enlace. El trabajo contiene una buena cantidad de datos técnicos que analizan el porqué de la devastación en esa zona de Caracas, también fotografías de muy buena factura para la época.

En las conclusiones de ese trabajo el autor arroja luces sobre algunos aspectos que podemos entender incluso los no entendidos en ingeniería:

Se pone de manifiesto que muchas edificaciones que no sufrieron daños, son tan vulnerables como las dañadas por el Sismo y que las construidas antes de 1967, particularmente las ubicadas en Los Palos Grandes, presentan un riesgo significativo de sufrir daños ante futuros sismos severos, aun cuando no se hayan dañado durante el pasado Terremoto de Caracas.

Lecciones aprendidas y ratificadas

Con esta investigación, se ratifica la validez de las principales lecciones aportadas por el Terremoto de Caracas a la ingeniería sismorresistente, tales como: la influencia de las condiciones del subsuelo en las acciones sísmicas; la necesidad de construir edificios regulares; ser conservador en el pre-dimensionamiento de las columnas; lograr un buen nivel de diseño y detallado estructural; contar con estructuras más rígidas para controlar la deriva; ser cuidadosos en la revisión de los momentos de volcamiento de edificios altos; usar los pórticos no sólo para resistir acciones gravitacionales, sino también para atender las acciones laterales; considerar la importancia de las paredes en el desempeño sismorresistente. Finalmente, la necesidad de una constante actualización del conocimiento y que éste sea incorporado a las normas periódicamente.

Para el caso particular de Los Palos Grandes 1967, se evidencia que la altura de los edificios fue el factor más influyente en el desempeño observado; mientras más altos son los edificios, peor fue su desempeño. Después de la altura, los tres factores que de acuerdo a los resultados de esta investigación se consideran más influyentes en el desempeño, fueron la irregularidad del edificio en planta y elevación, la presencia y orientación de los Planos Resistentes, ya mencionado en párrafos anteriores y el dominio de las paredes en la respuesta estructural ante el sismo. Los efectos nocivos relativos a estas tres variables fueron particularmente acentuados para los edificios de mediana altura, entre 10 y 15 pisos”.

Y en el capítulo correspondiente a los aprendizajes que dejó el terremoto en las áreas de la ingeniería y la construcción de edificios puede leerse:

…el estudio de los efectos del Terremoto de Caracas, y en particular el caso Los Palos Grandes, marcó un antes y un después para la ingeniería sismorresistente a nivel mundial, mejorando significativamente la incorporación de las condiciones del suelo en los códigos de análisis y diseño en zonas sísmicas. En la actualidad, se siguen haciendo esfuerzos por ampliar el conocimiento en esta materia.

Probablemente, una de las lecciones que más tímidamente se ha visto reflejada en las Normas Venezolanas es la influencia de los componentes no estructurales en la conducta global del edificio ante acciones sísmicas, en especial las paredes de mampostería. Sin embargo, se debe destacar que dichas normas no dejan de advertir su importancia (…) Pese a las advertencias citadas, en Venezuela todavía se presta muy poca atención a las paredes en los proyectos estructurales de edificaciones, lo cual parece ser un problema endémico, cuya solución sigue siendo motivo de controversia no sólo en Venezuela sino en muchos otros países (Pampanin, 2006; Searer & Fierro, 2004).

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6 comentarios

Abuela 13 agosto 2025 - 11:17

Buenos días! yo estuve allí y esas cosas nunca se olvidan… luego vienen los cuentos de cada familia y etc., el tronconal , en San José no se cayó… pero si estuvo bien afectado… ahorita esta como si nada… y en esa época.. quién fué el dueño del Neveri? misterios que quedaron en el pasado. Buenos días. Saludos desde Cabudare.

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Roberto Malaver 5 agosto 2025 - 16:21

Gracias, MiLil, tu información cargada de datos siempre es buena porque enriquece nuestro trabajo.
Vaya un abrazo, amiga

Respuesta
Roberto Malaver 5 agosto 2025 - 16:18

Gracias, MiLil, tus información cargada de datos siempre es buena porque enriquece nuestro trabajo.
Un abrazote

Respuesta
Lil 2 agosto 2025 - 14:13

Corrección: Allí perdimos a Ariel Severino. Lo encontraron abrazado a su Cuatro venezolano. Era Uruguayo y era el escénografo de Renny Ottolina, además del diseñador de la carroza donde desfiló Susana Dujin, la primera mis mundo de Venezuela. Severino estuvo en la escenografía de «La Balandra Isabel» y mucho más. Era un extraordinario pintor y se especializó en gallos trabajados en acrílicos, y en muebles tipo daneses. Lo que con él se fue fue mucho.

Respuesta
José Roberto Duque 3 agosto 2025 - 14:09

Cierto, Lil. La prensa de esos días viene llena de datos y datos, triste crónica de los dolores caraqueños. Abrazos

Respuesta
Lil 2 agosto 2025 - 14:11

Allí perdimos a Ariel Severino. Lo encontraron abrazado a su Cuatro venezolano. Era Uruguayo y era el escénografo de Renny Ottolina, además del diseñador de la carroza donde desfiló Susana Dujin, la prinmera mis mundo de Venezuela.Severino estuvo en la escenografía de «La Balndra Isabel» y mucho más. Era un extraordinario pintor y se sepecializó en gallo trabajados en acrílicos y en muebles tipo daneses. Lo que con él se fue fue mucho.

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