Carmen Quintero ha recibido en parto a miles de seres humanos, en las montañas de Mucuchíes. Rebasado el siglo de existencia, sigue curando personas e impartiendo saberes. Esta semblanza contiene una clase magistral suya sobre partos, cuidado de la madre y del recién nacido
Texto y fotos: Yusdely Espinoza / Foto de portada: Lheorana González
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Nona Carmen Quintero, nuestro libro de historia viviente, quien nos habla de la medicina tradicional natural desde su experiencia de 82 años como partera y conocedora de las plantas medicinales, hace que hoy se conozca un poco más sobre la medicina ancestral. Hablar con ella, quien tiene para estos momentos 101 años, nos contagia de una vida plena y al servicio de la comunidad, sobre todo al servicio de los querubines de la casa y de las mujeres parturientas. Aunque no se puede dejar a un lado la parte de sobar o, técnicamente hablando, hacer masajes para maltratos, recetar para ciertos malestares. Una partera tiene la magia en sus manos y alma para curar varias dolencias o afecciones.
Escuchar las vivencias de esta bella nonita nos traslada a los lugares que la cobijaron, nos hace volar en el tiempo a sentir el frío de aquellos páramos, a oler la leche recién ordeñada, a saborear el atol al atardecer y la papa con sani y cuajada, a sentir en nuestras manos la suave piel del recién nacido con aroma a vida. Tiene un poder en su mirada, su voz, sus manos, su sonrisa, su vestimenta que acompaña con el sombrero y su pañuelo en la cabeza. Nos hace sentir en otro espacio que solo con ella se percibe.
Nonita Carmen cuenta su propia historia, con lágrimas en los ojos y la voz un poco quebrantada porque la tristeza se apodera de su voz. Tristeza y alegría también, de recordar donde vivió, cómo vivió, esto la hace sentir privilegiada porque hoy puede contar la historia que se esconde detrás de su mirada, de sus manos que tanto han hecho, de nuestras montañas parameras, de las ruinas que solo queda el cimiento de lo que en aquel tiempo fueron casas refugios de muchas familias que vivieron también entre frailejones y la paz de las montañas.
Hoy los frailejones y ella son cómplices; solo ellos recuerdan y escuchan el cabalgar de aquellos caballos que de madrugada salían al poblado de Mucuchíes a traer queso, papa, trigo, habas, para cambiar por sal y panela. Esos frailejones saben el pensamiento de aquella mujer silenciosa que andaba por caminos entre piedras, chispeador de primavera, quitasoles. Acompañada de pequeñas aves con cánticos que alababan su oración.
Más de 2.500 partos atendidos, más de 3.000 sobas y recetas para recuperar afecciones en tendones, músculos y huesos. Más de 3.000 niños y niñas sobados para recuperarlos del mal de ojo y cuajo caído; no se sabe exactamente la cantidad de todas las atenciones que hizo y sigue haciendo nona Carmen, con sus 101 años, actualmente le continúan llevando niños y niñas, las mujeres embarazadas van para que las sobe y coloque el bebé en posición de nacer. Con mucha fe y respeto de su pueblo, sigue siendo nuestra madre curandera.
Ella con su sonrisa y brazos extendidos recibe a todo aquel que llega a visitarla, con sus ojos de color agua clara de manantial y sus manos suaves sin muchas arruguitas que contar, sana cualquier herida.
Una clase magistral
Su memoria está intacta, recuerda cada capítulo de su vida como si acabara de pasar, cuenta y cuenta sin parar aquellos días que vivió entre partos, niños, mujeres, plantas, masajes, preparados, mistela, leña y pare usted de contar todo lo que pudo realizar Doña Carmen como partera, madre, hija, hermana, esposa.
Nació en el páramo de la Mucumpate el 5 de octubre de 1920, de un vientre joven de 18 años de edad. A los 15 días quedó huérfana de madre, aquella joven se va a la eternidad y Carmen queda sin el calor y el alimento de ella. Entre un lugar y otro, crece María del Carmen, hasta que llega el día que descubre el trabajo que vino hacer en esta tierra, su misión de partera.
A sus 20 años comienza atender su primer parto, sin mucho tiempo para decidir ni para planificar, solo llegó el momento y algunas luces que en alguna ocasión le mostró la partera que atendió a la esposa de su papá, quien pasó a ser su mamita. Dice nonita Carmen: “María Inés Molina era la partera de estos páramos, ella me dio luces para usarlas en el camino que me esperaba. Y hoy recuerdo claramente lo que ella indirectamente me enseñó”. Las palabras de nona Carmen, son consejos para ayudar y mejorar la salud, tiene consejos muy importantes ancestrales que en la actualidad se deberían aplicar para evitar muchas enfermedades.
Uno de sus consejos para las madres, es cuidarse en los 40 días después de haber dado a luz, comúnmente llamado cuarentena. “Esto no es más que no salir de la casa a recibir fríos, serenos… Se quedan encerraditas, acostadas, bien abrigadas, alimentándose, tomando bebedizos, recibiendo masajes en el vientre y haciendo asientos de vapor. Nada de cocinar, hacer otro tipo de oficios ni de trabajos, son cuarenta días exclusivos para ella y para su bebé. No se deben mojar la cabeza, mucho menos comer alimentos fríos entre otras cosas”.
Todo esto tiene su explicación, expresa nonita Carmen: “Se recomienda porque en cuarenta días la matriz vuelve a su espacio y se acomoda en el cuerpo y qué mejor que estar acostada, tranquila sin hacer fuerza ni nada. Además, la ‘madre’ también se acomoda tranquilamente, esta madre está debajo del ombligo, cuando la mujer pare queda abierta y cuando se acomoda con sobas y se guarda el reposo de cuarentena vuelve a cerrarse y se queda en su lugar.
Además, es el tiempo que toma el alma, el espíritu del niño en independizarse de su madre. Los masajes en el vientre le ayudan a ubicar la matriz y a expulsar los residuos que quedan después del parto.
“Los baños de asiento ayudan a purificar el aparato reproductor femenino hace una limpieza, esto se prepara con plantas calientes, por eso se debe guardar reposo, porque el vapor caliente lo recibe el cuerpo y es muy peligroso desmandarse. Antes todas las mujeres se hacían estos remedios, se encerraban, no salían, solo se hacían aseo con plantas medicinales pero nunca se bañaban completas, se cubrían la cabeza y los pies bien, no se les daba noticias fuertes, comían muy bien atoles, cremas, caldos, bebedizos y no podía faltar la famosa mistela (preparada a base de plantas medicinales y licor)”.
“Al bebé tampoco se le sacaba, se bañaba después que se le caía el ombligo y con agua de plantas, se fajaba, se sacaba un ratico al sol mientras no estuviera corriendo aire. La persona que venía a conocer el bebé se le dejaba reposar un ratico y se le daba té de ruda, para que no entrara de una vez, porque esa persona viene calorosa o con sereno y eso le hace daño a la criatura que tiene sus energías tan puras y sensibles. Son cosas que se hacían con mucha fe y respeto, porque así nos lo enseñaron nuestros taitas.
Lástima que eso se fue acabando, porque esos remedios son muy efectivos para nosotras las mujeres”.
“Ahorita las mujeres se bañan con champú y jabón el mismo día de haber dado a luz, bañan así mismo a esas criaturitas, comen de todo, son las 8 de la noche y las mujeres en la calle, se ponen a hacer oficio en las casas, no se cuidan del frío ni del sol fuerte… Ya no se quieren ellas mismas, porque yo les doy estos consejos y me dicen nooo como me voy a estar encerrada, cómo me voy hacer esos remedios, noooo… Todo es no, no les gusta no creen y cómo se les hace”.
“Yo de todas las mujeres que conocí de esa época ninguna sufrió de cáncer en la matriz ni nada de problemas en el útero ni ovarios nada de eso y eso que antes daban a luz de 8 muchachos para arriba hasta 16 o 17 partos una sola mujer…”.
“Son cuidados que ameritan el amor y apoyo de la familia y el amor por uno mismo.
En aquella época también habían hombres que cuidaban a sus esposas, los primeros días eran ellos quienes cocinaban y les preparan la mistela”.
Son consejos que se transmitieron de generación en generación, así fue como lo aprendió nonita Carmen de aquella época. Son remedios antiguos y muy acertados.
Nonita Carmen, es toda una chamana, nuestra chamana paramera. Qué dicha de tenerla con nosotros y que aun sus manos y toda ella tienen el poder de curar y transmitir vida y alegría.
Mención ‘Parto Humanizado’
Su experiencia está siendo sistematizada para que la nueva generación conozca parte de la medicina ancestral que se practicaba en estos lugares. Esta sistematización se está haciendo por medio de los Estudios y Experiencias Acreditables por la UNESR núcleo Simón de Mucuchíes, acreditándola como Licenciada en Desarrollo Endógeno mención Parto Humanizado. Dejar huella escrita es la mejor manera de preservar nuestra cultura tradicional.
Actualmente vive en el pueblo de Mucuchíes, con su hija, nietos y bisnietos y siempre la visita su tataranieta. Además, de las visitas que recibe todos los días y varias veces al día de las madres con sus niños para que se los cure y así mismo adultos para aliviar otras dolencias.
7 comentarios
Es muy conmovedora esta historia de 101 años. Felicitaciones Yusdely
Muchas gracias por su gran trabajo.
Buenas tardes, sin palabras tanta sabiduria en una sola persona, digna de hamanejear Felicitaciones…….
VAYA..! Ya he leido algo sucinto al respecto de estos (((«SERES de AMOR» ))), que vinieron al mundo a compartir conocimiento y sabiduría con todos y cada uno que pueda tener la dicha de leer y entrar en contacto con su legado de prácticas propicias para la vida, la salud y para el vivir viviendo.
Sus conocimientos hoy más que nunca, son fundamentales para un Gobierno que cultiva un SISTEMA PÚBLICO NACIONAL DE SALUD con valores ANCESTRALES que reivindican el «AMOR POR UN PUEBLO», a quien se le debe garantizar el derecho a la vida.
Esta nuestra MUJER, NONA, ABUELA, MADRE, es un ejemplo a seguir, para todas y todos nuestros médicos, quienes a la par del conocimiento científico, requieren una dosis extrema de este AMOR DERROCHADO por esta DAMA, EN CIENTO UN (101) AÑOS DE VIDA. (NÚMERO MÁGICO)
DIOS Y TODAS LAS ENERGÍA DEL UNIVERSO, COBIJEN ESTE TESORO..!
Una belleza
Maravillosa semblanza de un pasado que debe volver para que la mujer independientemente de su resposabilidad laboral, honre su condición de ser que gesta y da la vida
Pura calidad!