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Inventó un carro porque lo necesitaba

por Nelson Chávez Herrera
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En varios pueblos de Apure lo conocen por su ejemplar doble propósito: un vehículo para transportarse y para perforar pozos de agua

Texto y fotos: Nelson Chávez Herrera

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Rafael Argüello fabricó en la sabana apureña un carro parecido, por su sencillez, al triciclo fabricado por Carlos Benz en 1886 o el cuatriciclo de Henry Ford en 1896. Ese dato es importante para recordar o tener presente que la historia del automóvil en Venezuela no es más que otra historia de importaciones y de nuestra dependencia tecnológica.

El tecnólogo e innovador popular nació en Achaguas el 29 de diciembre de 1967 y las personas de este pueblo apureño lo conocen, principalmente, como el hombre que abre pozos de agua, aunque también como el señor que hizo un carro desde cero con sus propias manos.

Vive en la calle 1ero de Mayo. Pablo Cardoza, cantante de Campesinos Rap, informante y transportista, conduce su moto por una calle de tierra. Al fondo, Argüello espera en la mitad de la vía.

Foto Pablo Cardoza

–Me llamaba la atención la mecánica. Cuando miraba desarmando algo veía y eso se me grababa. Aprendí sin preguntar. El hermano mío era mecánico automotriz.

Cuando Rafael era un niño de siete años Celso Rogelio Argüello era ya un experimentado mecánico de motores diesel (gasoil) y de gasolina, además de constructor de molinos de viento. Verlo reparar, armar, desarmar motores, le permitió a Rafael comprender desde su infancia los principios de la mecánica y la hidráulica. Con él aprendió a perforar pozos, a reparar bombas de agua, a construir los motores de los molinos de viento. Después, por cuenta propia, fabricó tanques aéreos de succión por presión; máquinas para desgranar caraotas, quitarle la vaina a los quinchonchos y la concha al arroz. Luego empezó a hacer vehículos.

–¿Cómo te vino la idea de hacer un carro?

–Yo tuve un sueño de hacer un carro, y me decía para mis adentros que los carros los hacían los hombres, y que yo era un hombre, que yo podía hacer uno, el propio, el mío. Yo y mi hermano teníamos bicicleta y éramos compañeros de equipo abriendo pozos. En las bicicletas nos íbamos hasta Santa Lucía (14,3 km), Los Albores, Apurito (36,8 km), Madre Vieja (27,5 km), y llegábamos hasta La Rinconera (19,3 km). Una vez llegamos hasta Los Algarrobos (61,8 km), con las herramientas cargadas. Yo con el equipo de tubería y él con las bombas y las mangueras, las mechas y las llaves. Eso fue lo que me llevó a la necesidad de construir un carro, porque en ese tiempo uno no cobraba mucho. Cinco bolívares valía el metro de pozo. Bueno, entonces yo le dije a mi hermano, yo voy a construir nuestro propio carro, para trabajar.

La primera fuente de materiales para el ambicioso proyecto fue la basura. Ponderen cuánto estimula el ingenio la necesidad.

“Comencé a recoger reciclaje; que si pedazos de ángulos, pedazos de tubos de vivienda, cabillas, láminas. Conseguí bastante reciclaje debajo de un árbol de mango, y conseguí un rolo de madera bien cómodo. Eso fue, como se dice, trabajando con las uñas. En ese rolo yo estiraba las láminas que ya habían sido dobladas por otro doblador, agarraba y estiraba eso a mandarria y martillo y la horqueta de un mango la usaba como dobladora, y así para hacer una puerta, para hacer un capó, para hacer cualquier otra pieza”.

Las herramientas con que Rafael se hizo su primer carro y los siguientes son básicamente las utilizadas en una vivienda popular para cambiar una bombona: dos llaves de tubo, unas cuantas llaves de medida, un alicate de presión. Más medio rache, una segueta, un trozo de madera y la horqueta de un palo de mango. El soldador que usa es un tobo de agua con sal donde mete los cables con corriente y la pinza de soldar.

Foto Nelson Chávez

–¿Cómo fue la hechura del chasis y del tren delantero?

–Agarré las horquillas de una bicicleta vieja y un tubo de agua. Me guiaba viendo los tractores. No lo hice de amortiguadores adelante, sino de balanza, como el tractor. Hice un eje que agarrara el tren delantero del chasis y se balanceara para los huecos. Le monté 4 ruedas de bicicleta rin 20, las tripas las llenaba de agua. Corría por medio de una polea y un piñón de bicicleta de 18 dientes. Lo tuve como tres años así, pero doblaba mucho los rines.

Foto Nelson Chávez

–¿Y el motor?

–Era un motor estacionario de 3.5 Hp (caballos de fuerza), con una polea de cuatro pulgadas adelante y pulgada y media atrás. Era de un solo eje y de ahí se agarraba el piñón que movía las ruedas. Tenía una sola velocidad, corría a sesenta kilometros por hora. Me llevó hasta San Fernando (91,9 km). Cuando llegué a San Fernando el primero que se metió por debajo del carro fue un fiscal de tránsito para revisar, viendo cómo era el sistema. No sé si Henry Ford lo llegó a hacer así, pero yo lo logré, con una sola velocidad, salía lento y al paso que iba acelerando iba agarrando carrera.

Foto Nelson Chávez

Los motores estacionarios regularmente no se usan para propulsar automóviles. Son motores fijos utilizados para mover maquinaria o bombear agua. Sin embargo, estos son los motores que de preferencia adapta a sus vehículos Rafael Argüello.

–¿Cómo era el sistema de la caja?

–Era un tipo de polea que yo me la ingenié con partes de resorte de moto. Cuando el carro cogía velocidad ella iba abriendo. Veinte años y pico después vine a ver que las motos JOG (Yamaha) tienen ese sistema.

Cuatro años después Argüello se planteó un nuevo desafío: adaptar un motor estacionario de 12 Hp a una caja de motor 350 Chevrolet.

“Yo comparaba y pensaba, cómo pongo a trabajar esta caja con este motor. Pasaba noches enteras que no dormía y cuando me llegaba la idea me paraba a dibujar con un lápiz a la luz de una vela, porque no había luz en esos tiempos. Yo digo que Dios me iba revelando cada pieza una con la otra y armaba aquello después en vivo. Así logré ensamblar mi carro con caja y motor estacionario y ese carro me llegó a correr a 120 kilómetros por hora».

Luego armó otro carro en el chasis de un jeep Willys y le puso dos motores de motobomba, uno para movilizarse y el otro para abrir pozos de agua.

Foto Nelson Chávez

“Con ese carro yo gastaba 36 minutos a El Samán (66 km). Tenía un motor de 9 Hp, un Domo Power que también se usa para los trompos de mezclar cemento, adaptado a la caja de un Ford Cortina. Qué caja tan poderosa. Con la mocha (doble tracción) yo subía de la chalana de Apurito con dos tambores de gasolina, que son 400 y pico de litros, más 40 metros de tubo, 4 obreros, las maletas y los rollos de manguera. Subía en segunda la rampa de la vega de Apurito y todos se quedaban locos”.

Foto Pablo Cardoza

–¿La gente sabe que tú haces esos carros?

–Mira, a ese carro le echaron más de 20 mil fotos en una semana santa. A los muchachos yo los paseaba en la manga de coleo, en el parque de feria, eso se me llenaba. Lograba remolcar 1.250 kilos. Y bueno, ese carro fue un éxito, todo el mundo tuvo que ver con eso.

“Yo abría el capó y conectaba la manguera al motor y de ahí conectaba una manguera al pozo. Pero tuve un tiempo que usaba el mismo motor de andar del carro para perforar. Ese equipo de abrir pozos todavía lo tengo, lo eliminé de ese carro, pero con la idea de hacer uno mejor, de construirlo tipo camioncito”.

–¿Cuántos carros has fabricado?

–He hecho tres carros. El primero está en San Fernando, que se lo regalé a una hija. El segundo está por acá, por Apure. El tercero se lo vendí a un viejito de San Cristobal.

–¿En cuánto se lo vendiste?

–Poco. Casi se lo regalé. Mucho menos de lo que cuesta un carro.

El carro que Rafael tiene actualmente en su casa para mostrar su ingenio es un Chevette modelo 80. El vehículo trabaja con un motor de motobomba de 6,5 Hp adaptado a la caja original del Chevette. Tiene primera, segunda, tercera, cuarta, retro. Rafael le abre el capó y empieza a señalar, parte por parte, conexión por conexión, su trabajo de ingeniería. Cómo el motor por medio de poleas y ejes empalma con la caja, cómo trabaja el cloche (embrague), cómo cambia las velocidades.

Foto Nelson Chávez

“El motor de la motobomba jala al eje donde va la corona y la corona jala a la caja. Cuando el motor prende la caja tiene que estar en neutro. Cuando se va a poner en marcha se hace el embrague con una guaya del cloche a un tensor. El tensor destensa la correa y la velocidad cae suavecito. Luego vas haciendo los cambios normal, como un carro cualquiera”.

–¿Cuánta gasolina se gasta con este motor para ir desde Achaguas hasta San Fernando?

–Con 4 litros podemos ir a San Fernando y regresar todavía con gasolina. Ese es el ahorro. Corre a 50, 60 km/h. Puede subir cualquier barranco en primera o segunda. Estos motores los utilizan para batir mezcla en trompo. Adaptado a esta caja tiene una fuerza muy alta.

–Si tuvieras financiamiento, ¿qué proyecto te propondrías?

–Me dedicaría a hacer tipos de carro económicos, con varias funciones. Mira, mi mente tiene capacidad para muchas cosas. Yo he llegado a memorizar un carro que ruede por la tierra y sea como acuático. Lo que se necesita es una poquita de fuerza (apoyo) y tal vez leer algunos libros que me ayuden a enfocarme más en lo positivo de esos inventos.

Pregunta al vuelo: ¿qué posibilidades se abrirían para la producción agrícola en el Llano venezolano, y para la industria automotriz nacional, si se le diera continuidad al desarrollo de mejoras progresivas de este invento?

Foto Pablo Cardoza

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