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El maní es así en Trujillo

Un venezolanísimo docente, Eric Barrymoore Brown, decidió aplicarse al cultivo de esta leguminosa, manjar protegido en una cáscara estructuralmente perfecta

por Zuleyma González
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Zuleyma González / Fotos Lheorana González

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“Caserita, no te acuestes a dormir / sin comerte un cucurucho de maní”, dice un clásico del cancionero cubano de todos los tiempos. Y como siempre, la música nos va dando algunas claves. No es casual que al maní se le cante en las Antillas porque precisamente el nombre más conocido y popular de esa leguminosa (nombre científico Arachis hypogaea) proviene de la lengua del pueblo ancestral taíno, originario de las islas de ese mar que hoy llamamos Caribe.

Pero el origen del maní se ha establecido en los Andes, según confirman restos arqueológicos que datan del 6.494 a.C (más de 8 mil años antes del presente). En el museo de la tumba del Señor de Sipán, donde entre otros vestigios se encuentran un collar con veinte cáscaras de maní bañadas en oro y plata. También hay hallazgos en Lambayeque y valle de Ñanchoc de Cajamarca, en Perú. Ese valor ancestral recorre el continente hasta el presente en hábitos alimenticios y culturales. Las experiencias de producción y procesamiento merecen bien la continuación de esta historia en el estado Trujillo.

La Ruta hacia el manicultor

Se sigue la vía que conduce desde la capital del estado hacia el Monumento de la Virgen de la Paz, camino hacia Musabas, particular toponimia de herencia indígena del sector La Guaira del municipio Trujillo. Justo allí el profe Eric tiene su centro particular para el proceso artesanal de la materia prima. En su casa están todos los “vericuetos» para el necesario tratamiento.

“Antes que me pregunte, no soy extranjero, le digo; soy venezolano de pura cepa” sorprende al inicio de la conversa. La aclaración es importante porque su nombre es Eric Barrymoore Brown. Nació en el Tigre, estado Anzoátegui, zona manicera por excelencia en la Mesa de Guanipa, el 27 de marzo de 1959. Sus raíces trinitarias vienen por su papá Alexander Peshe, quien falleció cuando él tenía un año y medio. Su mamá, Seodita Brown, nacida en el Callao, estado Bolívar, fue enfermera. El profe ocupa el cuarto lugar de siete hermanos.

Para el momento de la entrevista tiene 66 años. Con mucho entusiasmo afirma que está empezando a vivir.

Cuenta el productor que desde el calor materno aprendió los trucos necesarios para la elaboración de mantequilla de maní. Entre los recuerdos de su infancia cuenta que su tío llevaba a casa el fruto recién cosechado, su mamá se encargaba de encontrar el punto perfecto del tostado para la posterior elaboración del exquisito manjar.

El profe Eric inicia por los años 80 el recorrido académico por la ciencia, la docencia y el amor a las tierras trujillanas cuando es asignado para cursar estudios en la Universidad de los Andes. Miroteando las paredes de la casa, se evidencian momentos importantes de su vida: perteneció a la selección nacional de atletismo en 1981, realizó un curso internacional de Control de vectores con el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), también hay varios reconocimientos de cuando fue Vicerrector del núcleo universitario Rafael Rangel de la Universidad de los Andes. Su hoja académica incluye un título de Técnico en Producción Animal, Licenciado en Educación mención Biología, MSc en Protozoología y doctor en Entomología; Profesor jubilado de ULA, investigador en el área de vectores en el Instituto de Investigaciones Científicas “José Witremundo Torrealba”, y Profesor en la cátedra de Veterinaria de la Universidad Simón Rodríguez. Afirma que de todo lo que hace, lo que más ama es ser docente, por eso está seguro de no dejar de hacer esa loable labor.

Tiempo difícil, tiempo de creación

El año 2016 fue un año difícil en Venezuela producto del bloqueo económico, y es también el año de su jubilación como profesor de la ULA. Barrymoore recuerda que había mucho que inventar, crear y hacer: «Me dio por sembrar maní, más bien por experimentar». Cuenta que por esos días un muchacho le regaló 10 semillitas y que ahí empezó todo. Se propuso cuidar plantas sembradas en tiempo de vacaciones en la universidad, y de manera paralela se dedicó a multiplicar las suyas a través de punto y círculo, repartiendo semillas en escuelas y comunidades cercanas a la universidad.

“Investigando, encontré que en el estado Trujillo siempre se ha sembrado maní, sobre todo en el municipio Carache. Yo repartí muchas semillas en las escuelas de Trujillo, Pampanito y Pampán (municipios cercanos al área capital). A los pocos meses me llamaban para darme mantequilla de maní o turrón que hacían con la cosecha, esa gente me conoce como el sembrador de maní”.

En la zona de faena, espacio improvisado para el procesamiento del maní, se subdividen espacios para cada proceso. Cuenta que al principio separaba el maní de la cáscara a mano, pero luego con ayuda de un herrero adaptó un motor de lavadora a una despulpadora de café para poder hacer la tarea más fácil y rápida: «Esta innovación me ahorró horas de trabajo».

Posteriormente, con un ventilador saca la cascarilla y lo lleva a tostar. «El trabajo con el maní es muy arduo, un día vengo y le quitó la cáscara, otro vengo a tostar, quitar cáscara roja, seleccionar y envasar”. La tarea se hace de acuerdo al producto que se va a elaborar. Entre los productos que ofrece está maní en cáscara, maní salado, mantequilla de maní, granola y turrón de maní.

En el espacio de trabajo destacan instrumentos de laboratorio, dice que a veces le toca realizar análisis y debe llevarlos a sus clases.

¿Se considera científico, investigador, tecnólogo o productor?

–Me considero curioso. Estoy tratando de automatizar procesos, soy exigente en la selección del maní, necesito obtener un maní de calidad, hay que hacer buena selección y la selección es ciencia.

Al hablar, el profesor Eric destaca en su lenguaje palabras y procesos científicos de manera natural al referirse a medidas, porcentajes, nomenclatura química. “He observado que cuando utilizo maní de diferentes variedades los aceites se separan, entonces debo recurrir a procesos químicos para estabilizarlo antes de preparar la mantequilla de maní”.

La ingrata sorpresa

Para procesar hay que sembrar y eso es lo que hace el profe. Luego de observar las diferentes fases del proceso visitamos a unos pocos kilómetros de distancia el terreno donde tiene la producción próxima a cosechar, solo que esta vez, para sorpresa de nuestro sembrador, la cosecha de maní fue aprovechada por una familia de picures que están por la zona. “Todos estos huecos lo hicieron los roedores, todo se perdió”, dice el profe Barrymoore en el recorrido. “Voy a tener que poner trampas para atraparlos y alejarlos de acá, porque el picure donde consigue una fuente natural de proteína ahí se queda y se reproduce de manera muy rápida. Es primera vez que pierdo la cosecha, me dieron ganas de llorar”.

Ni la pérdida por la sorpresa de la que fuimos testigos le impide darnos la clase práctica sobre la planta del maní: “esta es una mata muy bonita, se autofecunda, la flor echa un ginóforo, que son estos cachitos más parecidos a unos clavitos. Es una yema floral que se entierra, cada clavo que se entierra es un maní; mientras más flores, más clavos y más maní. Es una planta de crecimiento continuo, por eso las flores deben estar abajo, porque desde arriba nunca van a tocar el suelo».

Sobre el cuidado, Eric Barrymoore expresa: “el maní es un cultivo muy exigente por el tipo de suelo, debe ser franco arenoso. No uso abonos químicos, solo orgánicos, produzco mi propio abono líquido lixiviado del raquis (rama o tallo que conecta el racimo con el resto de la planta) de plátano o cambur. Donde está la mano del cambur uno lo pica y lo pone a descomponer, le hice análisis químico y es rico en potasio y en fósforo, eso está reportado en la literatura. Hay experiencias de su uso, no lleva más nada”, explica mientras muestra las botellas con el líquido vital.

En cuanto al mercado versus la pasión del pequeño productor, dice que es difícil competir como pequeño productor, “es insostenible cuando se es emprendedor, lo he intentado y he tenido apoyo en ciertos procesos pero resulta peor cuando se trata de cumplir con impuestos al valor agregado”. Prefiere mantenerse en la informalidad y vender sus productos a través de las redes sociales, donde les vende a los buenos amigos los productos deliciosos de este maravilloso fruto que ha hecho parte de su vida desde siempre, sobre todo desde la última década de su vida, con pasión y esfuerzo desde la siembra hasta la venta final del producto.

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7 comentarios

Ender Criollo 16 noviembre 2025 - 12:06

Excelente entrevista. Erick es más conocido en Trujillo que el mojo trujillano y su derivado con sardina. No es poca cosa haber iniciado como TSU en Agroecología y terminar con su doctorado. Hasta sus adversarios políticos los respetan. Pocos conocían esta faceta por eso es un Creador: cree y crea. Un honor ser su conocido. Trujillo gana con personas, gentes, seres humanos como él.

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Daniel Moreno 28 septiembre 2025 - 09:49

que deliciosa lectura, no menos deliciosa la reseña del profesor manisologo ….felicitaciones lo mejor que he leído esta semana, saludos profesora Zuleyma !!!

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Zuleyma 28 septiembre 2025 - 11:35

Agradecida por tu comentario Profe Daniel, que gentil de tu parte, para mí es un placer trabajar con este bonito equipo de trabajo y poder hacer llegar a los lectores de la Inventadera experiencias de vida tan maravillosas.

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María Asuaje 27 septiembre 2025 - 20:12

Excelente trabajo de investigación documental, así somos los venezolanos sabios de Mente, Corazón y Espíritu y, tu muy buena comunicadora de conocimiento, en todas las ramas de la investigación, maestra y digna conocedora de nuestras hermosas y talentosas costumbres de nuestro País Venezuela, un fuerte abrazo 🤗

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Zuleyma 27 septiembre 2025 - 20:45

Gracias muchas gracias María, así somos los venezolanos. Un abrazo grandote, siempre un placer para nosotros hacer llegar a los lectores estás investigaciones para mostrar la belleza de nuestra gente.

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Jesús Godoy 27 septiembre 2025 - 11:27

Muy buen reportaje, es motivador ver el avance que tiene en la siembra, producción y el interés de mejorar cada día su calidad

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Zuleyma 27 septiembre 2025 - 12:25

Gracias Jesús, así es, experiencias como estás son significativas para nosotros, estamos siempre orgullosos de mostrar al mundo, como los venezolanos nos inventamos con amor por lo que hacemos. este eso otro ejemplo de ello.
El profe Eric es un maestro en casa cosa que hace, entre tantas de sus facetas.

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