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Aquí hace calor, pero ¿quién inventó el ventilador?

por Roberto Malaver
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En 1964 los lectores del diario El Nacional se encontraban en la página de opinión con una columna que se llamaba “Aquí hace calor”, y aparecía firmada por Matías Carrasco. Esa columna fue una de las más leídas en aquel prestigioso medio de Puerto Escondido, en El Silencio, y poco tiempo después se supo que Aníbal Nazoa era el que escribía esas crónicas con el seudónimo Matías Carrasco. Más adelante contaba Aníbal Nazoa que nunca se imaginó que existiera alguien con ese nombre. Desde el estado Bolívar se le apareció un día un doctor que se llamaba Matías Carrasco y que le agradecía mucho aquellas crónicas de “Aquí hace calor” porque mucha gente llegó a pensar que era él quien escribía esa columna.

Fue tan leída aquella sección que, poco tiempo después, Aníbal Nazoa logró publicar su primer libro recopilando varias de esas crónicas, y le pidió a su amigo Eduardo Robles Piquer –RAS- que le hiciera un prólogo. La portada del libro es del artista plástico Mateo Manaure, Premio Nacional de Artes Plásticas en 1947.

Echándose aire llegó el ventilador

Aquellos calorones que sentía Aníbal Nazoa al escribir sus crónicas, hoy también se sienten y se siguen prolongando con mucha insistencia. Unos culpan al cambio climático, y han elaborado una serie de propuestas que muchos países están discutiendo y están haciendo todo lo posible por refrescar un poco más el planeta, aunque cada día son más los conflictos y las guerras que se ven por todo el mundo. Parece difícil que esto se refresque, por el contrario, parece que cada día la situación estará más caliente.

Estos calores también fueron una preocupación para los científicos. Esa gente que se la pasa inventando para encontrar soluciones que nos faciliten la vida. Uno de ellos fue el estadunidense Schuyler S. Wheeler, quien en 1882 inventó el ventilador porque el calor era, también en ese momento, insoportable.

Este ingeniero Wheeler, no solo inventó el ventilador, sino que además inventó el ascensor eléctrico y el camión de bomberos eléctrico. Murió a los 63 años de una angina de pecho.

Con el ventilador, el ingeniero Wheeler creó “un dispositivo mecánico capaz de convertir la energía mecánica rotativa en un aumento de la presión del aire. La idea era que este dispositivo funcionara de diferentes maneras, utilizando la dirección del flujo de aire en relación con el entorno ventilado”, según una reseña del invento. Y en 1886, el ingeniero Wheeler logró hacer la presentación de sus primeros ventiladores eléctricos.

Los ventiladores mecánicos llegaron ya

Es con la revolución industrial que se conoce el ventilador tal y como lo vemos hoy. Se lee en otro resumen de la historia de ese aparato: “En 1832, Omar-Rajeen Jumala creó el primer ventilador mecánico, consistía en unas grandes aspas metálicas o de madera impulsadas por unas ruedas hidráulicas y en principio su uso estaba destinado a las fábricas y a las minas de carbón”.

Es importante decir que unos años después que el ingeniero Wheeler patentó su ventilador eléctrico en 1896, un ingeniero alemán que emigró a Estados Unidos, Philip Diehl, también fue uno de los que contribuyeron a esparcir la presencia del ventilador en diferentes lugares, porque fue el primero en patentar el ventilador de techo. Colocó las aspas de un ventilador sobre un motor y lo colocó en el techo –así de acalorado estaría ese hombre- y logró calmar así aquellos calores.

Después vinieron los ventiladores de todo tipo: de pared, de piso, de mesa y su uso se expandió rápidamente por todo el mundo.

Al aire un poco de historia

Como siempre que aparece un nuevo invento, comienzan a salir investigaciones donde se descubre que hace mucho tiempo ya se realizaban acciones que pudieran ayudar a la creación de esos inventos. Así, otras fuentes dicen que los primeros ventiladores que aparecieron en el mundo fueron los Flabellum. Ventiladores que estuvieron presentes en la cultura egipcia y que tenían forma de palmeta, y están dibujados en cerámicas. Igualmente aparecen en la cultura romana, se puede observar en pinturas a esclavos manejando el Flabellum.

Los árabes también, a principio del siglo VII, utilizaban el Abano, una especie de bastidor con tela gruesa que se colocaba en el techo y se movía con un sistema de cuerdas. También en La India y el Medio Oriente se conoció el Punkah. Un ventilador que se colgaba del techo y era cubierto por un marco de tela y funcionaba cuando los sirvientes de la gente que gobernaba, accionaba las cuerdas para refrescar el ambiente de sus jefes.

El escritor y humorista Aníbal Nazoa ya no está entre nosotros, pero podemos decirle que ahora, más que nunca, Aquí hace calor que jode.

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