Eduardo Orta Hernández
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La arborización de la ciudad es un evento político-social de suprema importancia, sobre todo en época de crisis climática. El desdén, la desidia, el descuido, la tala y el cemento, junto a la ausencia de educación comunitaria ambientalista, la falta de cultura ecológica, de siembra, cuidado y preservación de áreas verdes, es lo que ha estado presente a lo largo y ancho de las zonas urbanas en nuestra Nación, con su muy pocas excepciones.
Arborizar y reforestar es la posibilidad y la garantía de preservar la humanidad, su presencia en el planeta tierra, hay que evitar el colapso destructor y la creación de ambientes inhóspitos, poco agradables e inhabitables. Es necesario y urgente detener la política del cemento y de la tala. Es indispensable reorientarse hacia la siembra de oxígeno, agua, verdor, frescura dentro de un ambiente sano y de agradable clima.
Es parte del ecosocialismo, del mandato constitucional y de los distintos planes de la patria y el de la 7T, una política ambiental que prevé la siembra de apropiados árboles, incluyendo frutales, de grandes copas, follajes productores de gran sombra y de raíces profundas y por tanto no dañinas, con resguardo, cuido y permanente educación comunitaria.
Hay que rescatar y volver a los túneles vegetales creadores de vida. Hoy están desaparecidos o sepultados por el cemento y la tala, en Aragua: en la vía Cagua Santa Cruz; La Segundera; Turmero-el Macaro-Samán de Güere; Cagua-Tamborito; Cagua-Casupito-Bella Vista-Villa de Cura. Turmero-La Julia, La Encrucijada de Turmero a San Jacinto en Maracay. En esas rutas ¿cuántos árboles han desaparecido? Tristeza que grandes jabillos, samanes, caobos, mangos, jobos, ceibas, apamates, araguaneyes, etcétera, de gran altura y grosor, hayan caído abatidos por la motosierra.
Entre otros proyectos, además de crear esos túneles vegetales, es obligante reforestar, arborizar permanentemente, crear parques municipales llenos de árboles, con permanente siembra, con la presencia de guardaparques, corta fuego y un sistema de almacenamiento de agua para riego en época de sequía. Así, es la única manera que hará presencia las letras escritas sobre ecosocialismo.

En los municipios la política de arborización de la ciudad debe incorporar la comunidad, la comuna, los consejos comunales, las organizaciones civiles, los deportistas y senderistas, juntas de condominios, centros educativos y de salud pública, con una permanente asistencia educativa para crear una sólida cultura y conocimiento en la necesidad de vivir en equilibrio ambiental, bajo principios ecológicos, cuido y mantenimiento de las áreas verde, en su más amplio concepto (ornamental- frutal) con sus faunas silvestre.
Sin la presencia del pueblo organizado y de sus instituciones educativas, deportivas, culturales, civiles y militares, se corre el riesgo de que la excepcionales políticas de siembra arbórea, impulsadas por las alcaldías, las gobernaciones, pasados algunos años, se pierdan en la nada, al no tener el soporte, el cariño y el indispensable protagonismo de todos los integrantes de la comunidad, que es el verdadero sujeto, principalísimo, de la arborización de la ciudad, de su mantenimiento y cuido.
Hay que establecer el respeto a la naturaleza de forma inmediata. Se debe paralizar la tala y la política de cubrir el suelo con cemento, por ser desquiciada e irracional como actuación de ornato público. Ello ocurre en muchos municipios, con el agravante que se financia, el gasto se hace con el erario público, el cual pertenece a todo un pueblo, al que se le agrede su ambiente y natura, en una labor destructora, ecocida y criminal, a los ojos de todos, sin que nadie, ningún órgano impida tales hechos violatorios del ordenamiento jurídico nacional, de los principios y normas ecosocialistas. El orden legal no puede ser letra muerta, ni la filosofía ambiental un espacio para campaña publicitaria, ni parte de un discurso electoral. Es un asunto de todos, es un asunto de interés nacional.
En la plataformas electorales de las organizaciones partidistas, se debe obligar, a los postulados a las distintas alcaldías, a comprometerse a desarrollar una seria política de arborización, adquirir ese compromiso, así mismo el gobierno nacional, regional y local deben de impulsar la siembra de árboles mediante ordenanzas y vigilar su cumplimiento, es decir, las cámaras legislativas producir las normas jurídicas en tal sentido, con asignación presupuestaria, como parte obligatoria del gasto público, que garantice el financiamiento y la permanente arborización seria y verdadera. Árboles y arbustos (incluyendo frutales) en calles, avenidas y jardines donde correspondan, bajo estricto criterios ambientalistas y corresponsabilidad con la comunidad.
La arborización de las ciudades es fundamental para detener la crisis climática. La educación, la cultura y la participación de la comunidad organizada en el cuido, la vigilancia, es fundamental en una política de arborización. Mientras no se siembre, no hay posibilidad de educar al pueblo de vivir en una sociedad ambientalmente organizada, vivible en una ciudad sembrada de frutas en todo espacio público, en beneficio del clima, de la comunidad.
Verdes y sembradas las urbanizaciones, los barrios, las avenidas, las calles, los parques, los cerros y las plazas con sombra, oxígeno, frutas para alimento de todo ser viviente, hogar de aves y otras especies, así como abundante agua. Ello constituirá el fortalecimiento de la soberanía agroalimentaria, cambiando la cultura alimenticia y fomentado la solidaridad del pueblo y la preservación del ambiente.
2 comentarios
el pana. que escribe se llama eduardo orta
o dorta
son importante todas estas reflexiones están enmarcadas dentro de la transformación ecológica. pero que no pase lo que pasa en algunos espacios públicos, donde hacen inversiones en jardines y luego deja las plantas a su merced, se secan y se pierde la inversión.