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Navegaciones en La Gran Papelería del Mundo

Parte de una colección desmesurada, obsesiva y necesaria reposa en 15 cajas de la Sección Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Venezuela. Su espíritu habla del amor a libros y papeles como objetos y guardianes del saber

por Teresa Ovalles Márquez
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Teresa Ovalles Márquez / Fotos Abraxas Iribarren

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A Víctor Manuel Ovalles Carlomán

Viajo al pasado para indagar acerca de la Gran Papelería del Mundo. Descubro que tras ella hay un inmenso Víctor Manuel Ovalles. Un abnegado farmaceuta que dedicó parte de su vida a coleccionar libros y papeles, e hizo tal bullicio que despertó en mí la curiosidad de querer llegar al fondo de sus cientos de cartas.

Curucuteando sus cartas conseguí a un escritor, un audaz hombre del Guárico, de San Juan de los Morros. Víctor Manuel nació el 10 de septiembre de 1860, aunque algunos documentos registran que fue en 1863 y otros en 1872. No obstante, debemos partir del rigor para contar esta historia, que me llevó a descubrir a un científico, farmaceuta, escritor, catedrático y bibliófilo.

Es fascinante hurgar en los archivos y cartas de Víctor Manuel Ovalles. Leyéndolos descubro que su madre, María Gracia Carlomán Vega, está enterrada en San Mateo; fue su padre José Indalecio Ovalles Fernández. Conseguí misivas que brillan tan hermosamente como las tarjetas que yo “doraba” en la imprenta de mi padre. Su conmovedora y clara letra me ha permitido entender a la perfección el curso de sus palabras, que son sinuosas, como ríos de perfecto cauce.

Parte de la colección de libros, manuscritos y epístolas deben andar por anaqueles del mundo, en colecciones y bibliotecas privadas. No todo lo que contenía la colección está en la Biblioteca Nacional. Valiosos ejemplares fueron donados o vendidos. Era de tales dimensiones que el poeta universal Pablo Neruda se sorprende al verla y exclama que ante sus ojos se encuentra la Gran Papelería del Mundo. Así quedó bautizada.

Son quince cajas resguardadas en carpetas manila, llenas de cientos de historias manuscritas: dramatizaciones, reseñas de programas radiales, espeluznantes historias de alquimistas que vivieron en la época de la Colonia y fueron quemados; folletos, investigaciones médicas, fórmulas para remedios, plantas curativas, cuentos, crónicas, actas de creación, propuestas legislativas; resoluciones, paseos vacacionales en ferrocarril por los Valles de Aragua, biografías como la de José Gregorio Hernández y del “Bachiller” Rafael Rangel, padre de la parasitología y el bioanálisis en Venezuela. También escritos en su honor. En fin, variados temas, muchos de los cuales giran en torno a la farmacéutica.

Víctor Manuel narra en detalle los encuentros que tuvo con el médico e investigador Rafael Rangel dos días antes de que este se suicidara. También le dedica la dramatización escrita de un baile.

En una epístola fechada el 15 de octubre de 1940, que titula Tierras de Aragua y que dirige a su prima Doña Teresa Alfonzo de Tosta, escribe Víctor Manuel:

“Al pasar por Cagua, tampoco puedo olvidar que fue allí donde comencé el aprendizaje de la profesión farmacéutica, con mi noble amigo Reinaldo Fernández, y despachando la copiosa formulación de uno de los más grandes clínicos de Venezuela, el Dr. Froilán Correa, quien ejerció con envidiable éxito durante media centuria el sacerdocio de la Medicina que entonces revestía tal carácter entre nosotros…”.

Siendo autodidacta, se presenta en la Universidad de Venezuela (actual UCV), para optar al doctorado en farmacia. En esa casa de estudios termina dictando clases durante 30 años, hasta que, ya octogenario, lo jubilan. En su honor, un grupo de graduandos le da su nombre a la promoción.

Una joya editorial

De la mencionada colección proviene un ejemplar original considerado una joya entre los libros raros de la Biblioteca Nacional. Es uno de los tres o cuatro que existen en el mundo. El “Calendario manual, y Guía Universal de forasteros en Venezuela”, escrito por Andrés Bello, es el primer libro editado en Venezuela, por la imprenta de Gallagher y Lamb, en 1810. Las pesquisas nos condujeron a esta rareza.

En el libro del fallecido farmaceuta margariteño Rodrigo Ordaz Indriago, miembro de la Academia de la Medicina, titulado “Víctor Manuel Ovalles, Albacea de la Farmacia Venezolana”, editado por la Imprenta de la Universidad Santa María, en 1983, se cita que la Gran Papelería del Mundo estaba estructurada con más de 30 mil volúmenes, a lo que se llegó a sumar una inmensa hemeroteca. “Tuvo la curiosidad de guardar desde todos los periódicos de la capital hasta el más insignificante periodiquito de la provincia. Integra una gran hemeroteca con 189 periódicos y 81 revistas”.

Los entendidos sostienen que esta biblioteca llegó a ser un gran tesoro bibliográfico. “Fue considerada como la mejor del país, organizada por una persona, en su propia residencia”.

El escritor, ensayista y crítico literario Oscar Sambrano Urdaneta se refirió a ella como un “rico depósito…) los tesoros bibliográficos que en ella se encuentran, es difícil hallar juntos en ningún otro sitio del mundo”.

Pionero

Con sus inventarios de botánica y apasionados estudios de farmacia, se convierte en uno de los primeros científicos del país. Visionario, audaz creador, vital, estuvo siempre activo y enérgico. Se esmeró en el registro epistolar de historias costumbristas, en una Venezuela en transición. De un siglo a otro y de un país rural y en guerras caudillistas en una nación de casi 3 millones de habitantes, permeada por descubrimientos como la máquina de vapor, la electricidad, el cinematógrafo y el aeroplano. Una época marcada por la ilustración, el positivismo y las teorías darwinianas europeas en las que Víctor Manuel creía, según confiesa en uno de sus manuscritos, fechado en 1902:

Y Ernst, en los avanzados métodos de la docencia alemana, desarrolló las teorías biológicas más profundas; antropólogo docto y de clara imaginación, enseñó en la cátedra universitaria la Doctrina de la Evolución, vasta creación del genio de Darwin, el más grande y trascendental de los filósofos del siglo XX.

Esta doctrina, por su singular novedad e importancia, ha promovido desde su aparición apasionadas discusiones entre naturalistas y filósofos, que no siempre se concretaron a los puntos estrictamente científicos, sino que se ha llegado a invadir el campo de la diatriba y formulado cargos injustos contra su eximio autor, desde luego que Darwin fue siempre un científico y nunca un sectario sistemático de ningún credo religioso.

Más es lo cierto, que la Doctrina de la Evolución ha penetrado todo el organismo de la Ciencia y ha sido aceptada por muchos sabios católicos, por ser, perfectamente científica y proclamar el principio más sabio y más cónsono con el ideal de las religiones positivas como es el de la Unidad de Creación (sic).

Resguardó las galeras de prensa que escribió y que recogen parte de la vida de su contemporáneo, el ahora santo José Gregorio Hernández, hasta el más riguroso estudio de lo que fue su especialidad y su pasión: la farmacéutica.

Curare para la guerra y la paz

La Gran Papelería del Mundo recoge la carta que certifica con rigor científico la “Preparación del Curare”. Da cuenta de la tarea de la “Comisión Rondón”, que adelantaban en la planicie del Mato-Grosso, Brasil, los investigadores J. Vellarol y Levi Strauss, “miembros de la misión científica franco-brasileña de Araguaia”.

Esta comisión, según el manuscrito de Vellarol guardado en la colección de la Biblioteca Ovalles, se adentra en la selva junto con desconfiados indígenas que se resisten a dar la verdadera fórmula para la elaboración del poderoso veneno, el cual, untado en la punta de una flecha, resulta letal. En la misiva se da a conocer, con dosis más o menos precisas, la forma de preparación y la planta utilizada para elaborarlo. El curare puede considerarse un instrumento para la guerra y, en tiempos de paz, para la caza.

Con el brillo de una caligrafía cursiva hermosa, nítida y legible, Ovalles se dedica al relato de hechos, a dar información de la farmacopea del momento, publica sus investigaciones y añade a sus listas nuevas especies a su herbario. El nombre de la colección de plantas medicinales de la Universidad Central de Venezuela lleva el nombre de Víctor Manuel Ovalles. Actualmente, este Museo de Plantas, que alberga 30 mil especímenes, lo dirige la bióloga Giovannina Orsini.

La colección tuvo su heredad en el poeta Caupolicán Ovalles, el nieto que Víctor Manuel educó y absorbió la pasión por la escritura y un espíritu sensible y sabio colmado de palabras, según cuenta William Osuna, poeta, editor y docente. No en vano Caupolicán correteó por entre tantos libros y papeles.

Una recua de mulas

Cuando Víctor Manuel viene a Caracas, después de regentar una farmacia y pasar un tiempo en Valle de la Pascua, se trae su biblioteca en una recua de mulas.

Es cuando la Gran Papelería del Mundo comienza a dispersarse y se le ubica por los predios de las esquinas circundantes a la avenida Lecuna; por las cercanías del Panteón Nacional y en La Pastora (de Natividad a San Fernando, N° 105). Lugares de residencia privilegiada para la época, por su cercanía al hermoso Centro Histórico de la capital venezolana, que antes poblaron familias pudientes de aquellos amaneceres, como los Bolívar.

En La Pastora se hizo famoso por la fórmula que comerciaba: “Neuralgina Eis, específica del dolor”. La despachaba desde su casa, también poblada de libros y papeles.

Algunos de los textos e investigaciones farmacéuticas de Víctor Manuel, contenidos en la caja 1, fueron elaborados en papel reciclado y escritos con pluma fuente. En el envés se refleja la procedencia de las hojas, bien de la Cancillería en donde fue el Director del Archivo, o bien de recibos de casas comerciales de la época.

En la caja 2 encontramos parte del inventario que hizo de los periódicos que circularon en distintos estados del país. La imprenta llega en 1808 y desde entonces empiezan a proliferar publicaciones de todo tipo, religiosas e informativas mientras lo permitieron los generales Cipriano Castro y Guzmán Blanco; después llega la dictadura de Juan Vicente Gómez. Es cuando veladas críticas emanan de la novelística.

El sabio Víctor Manuel Ovalles escribió varios artículos para El Cojo Ilustrado. Formó parte del Club de los Zoquetes, un grupo de intelectuales de la época cuya presidencia ejercía, de manera vitalicia, Mario Briceño Iragorry.

La respuesta de una experta investigadora, la profesora Mirla Alcibíades, acerca de cuándo debo finalizar la investigación, fue:

“Investiga hasta que en tu corazón algo estalle”.

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15 comentarios

Teresa Ovalles M. 26 septiembre 2025 - 20:50

Agradezco también la terquedad de mi primo Omar José Ovalles, por la sugerencia de investigar a Víctor Manuel . Gracias

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Teresa Ovalles M. 23 septiembre 2025 - 12:08

Agradezco a la atenta gente de la Biblioteca Nacional por su entrega a este trabajo maravilloso que significa darle abrigo y cuidar una hemeroteca, una biblioteca, un mundo de libros e historia. Son admirables! Agradezco lo amable y diligente de la curadora del Museo de Plantas Víctor Manuel Ovalles, de la Facultad de Farmacia de la UCV, Giovannina Orsini. Gracias a Abraxas por su apoyo, y gracias a José Roberto Duque, por permitirme y estimularme a seguir en la faena.

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Lheorana 23 septiembre 2025 - 08:40

Muy bueno Teresa. Te felicito y abrazo por esta tremenda investigación.

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Teresa Ovalles M. 23 septiembre 2025 - 11:32

Gracias, mi querida Lehorana

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EN 21 septiembre 2025 - 15:52

Muy hermosa nota sobre tan extraordinario personaje y su descomunal biblioteca, la Gran Papelería del Mundo, un inmenso patrimonio entre cuyos papeles podía hallarse buena parte de nuestra memoria como nación, un enorme tesoro espiritual, una de las tantas riquezas casi escondidas de nuestro país, porque aunque pública es poco conocida, como lo son la obra y el esfuerzo de no pocos venezolanos y venezolanas que merecen que valoremos su legado. Felicitaciones y muchísimas gracias por este estupendo trabajo.

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Teresa Ovalles M. 23 septiembre 2025 - 11:35

Desde lainventadera.com estamos dispuestos al rescate de este y muchos otros tesoros de extraordinarias venezolanas y venezolanos, de un pujante y hermoso país. Gracias por el estímulo.

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David Rattia 24 septiembre 2025 - 08:13

interesantes datos de nuestra historia contemporánea hasta ahora oculta a la luz pública. Gracias por permitirnos conocerla

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Zuleyma 21 septiembre 2025 - 15:51

Magistral
Me encantó la historia de la gran papelería del mundo, es evidencia de un patrimonio que debe seguir preservarse, le dan a uno ganas de curiosear en esas hermosas caligrafías.
Gracias por esa entrega querida Tere.
Sigue dandonos desde la Inventadera material tan sabroso para aprender y crecer.

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Mariela Camero 20 septiembre 2025 - 08:24

hola Teresita.
me encantó el reportaje.
impresiona cómo una persona dedica su vida a ese trabajo ..que queda…poco conocido .
además paisano del estado Guárico.
Gracias pir enviarmelo.
saludos

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Teresa Ovalles M. 23 septiembre 2025 - 11:39

Mariela amada, gracias por leernos en esta inventadera cotidiana y de todos los tiempos. Este es nuestro aporte para una Venezuela que se crece y triunfa.

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Lil Rodríguez 20 septiembre 2025 - 08:13

maravilloso, querida Teresa, cómo todo lo que emprendes
me he enterado de detalles y he aprendido un poco más. Gracias.
Te abrazo mucho

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Gonzalo Briceño 20 septiembre 2025 - 08:39

Con que gracia llevas a las letras está investigación que contiene códigos secretos de nuestro ir y venir.
ese club de los zoquetes vive en mi

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Donald Myerston 20 septiembre 2025 - 11:45

Hermoso recuento de la Gran Papelería del Mundo, a cuya Vera crecimos toda una generación. Brava!!!

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Teresa Ovalles M. 23 septiembre 2025 - 11:42

Carajo! Recibir tu visto bueno en esta investigación que realicé gustosamente y apasionadamente, me estimula mucho, admirada colega. Gracias

Respuesta
Lisbet Hidalgo 20 septiembre 2025 - 07:01

Hola Teresita, me encantó éste reportaje,es tan completo, te paseas por el tiempo de ése gran ser humano, que de seguro tiene que ver con tu historia de vida…los Ovalles!! Creadores y buscadores de historias,de verdades y realidades que nos arropan. Como siempre,mil felicitaciones, que el universo ilumine tus pasos, eres un orgullo nacional. Se te quiere, Ovalles.

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