Fe de errata y desagravio a Gabriel Chuchani

José Roberto Duque

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Publicamos por acá hace unos días una semblanza y entrevista como homenaje a un caballero de singular personalidad y altos méritos académicos, el químico Ajoy Kumar Banerjee. Como buen o mal engreído, el título del artículo me pareció buenísimo, pero tengo el deber de reconocer e informar que probablemente contiene una injusticia grave, no porque sea inmerecido el homenaje a Banerjee sino por cierta omisión. 

Reconcentrado en el personaje investigué datos sobre su circunstancia vital: su biografía, la India, Tagore, algo muy básico sobre lo que significa “química orgánica”, villano de película de terror para todo liceísta. Es lo mínimo que uno debe hacer cuando pretende escribir sobre algo o sobre alguien que no conoce.

Soy ignorante: entonces pregunto y me documento, no para que no se me note, sino porque hay gente que te va a leer y merece recibir datos fidedignos.

Pero al ignorante que además es distraído (dos desajustes al mismo tiempo) suelen escapársele detalles. En el caso de la semblanza sobre Banerjee no se me escapó un detalle sino un detallazo monumental: le pasé por un lado a quien es considerado el padre de la química moderna en Venezuela y ni siquiera lo nombré. Dije que el auditorio del Centro de Química del IVIC lleva el nombre de Ajoy Banerjee y dije que la biblioteca lleva el nombre de su mentor y amigo, Marcel Roche, pero no dije que el nombre del Centro de Química es “Gabriel Chuchani”, personaje del que me llamaba la atención el apellido pero sobre quien no me tomé el obligatorio trabajo de documentarme. Tremenda omisión por la que pido disculpas.

Puesto sobre esa pista me puse a buscar lo muy básico. Gabriel Chuchani nació en Jerusalem (territorio con el que ya ustedes saben qué ocurrió después; Chuchani no tiene la culpa de nada de eso) en 1924, y en 1929 fue traído a Venezuela. Naturalizado venezolano en el 46, se formó en Estados Unidos y regresó a Venezuela. En los años 60 llevó a cabo su gran obra: fundó el Laboratorio de Química del IVIC, ese espacio al que se dedicaría Banerjee años después.

Gabriel Chuchani, quien mereció el Premio Nacional de Ciencia en 1985, entre otros reconocimientos y galardones, merece una semblanza más amplia y meticulosa, y prometida queda, en este mes en el que se cumplen siete años de su muerte.