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El mayor premio es la ardua construcción del futuro

por La Inventadera
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Foto de portada: germinación de semillas en CEBISA. Sebastián Gómez

En un momento estelar para las ciencias hechas en Venezuela, y en especial para el revolucionario planteamiento de factura venezolana llamado Ciencia para la Vida, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) le ha otorgado un altísimo reconocimiento al Centro de Biotecnología para la Formación en la Producción de Semillas Agámicas (CEBISA): la distinción como Centro de Investigación Categoría tipo II. Con esto, esa experiencia y ese centro, orgullo de la Alianza Científico-Campesina, de Proinpa y de la Venezuela que produce, se convierte en el único laboratorio de semillas de este nivel en todo el mundo.

Foto Sebastián Gómez

El anuncio llegó justo cuando se desarrollaban en Caracas las primeras deliberaciones e intercambios del Congreso Mundial en Defensa de la Madre Tierra, con más de 3 mil delegados de 62 países. Venezuela pasó a ser, con este evento, “el epicentro de la discusión ambiental más importante de nuestra región, con la mirada puesta en la COP30 que se celebrará en noviembre en Brasil”, resumió en sus redes la vicepresidenta de Ciencia, Tecnología, Ecosocialismo y Salud, Gabriela Jiménez. El objeto de este encuentro es unificar en una sola voz la defensa y el reconocimiento de los Derechos de la Madre Tierra.

Foto Mincyt

Justo antes, en este mismo octubre de triunfos venezolanos, dos equipos venezolanos de jóvenes y adolescentes ganaron medallas y reconocimientos en eventos internacionales: la Olimpiada Mundial Abierta de Astronomía y la Olimpiada Internacional de Nanotecnología para Bachillerato.

Como proceso transversal y estimulador de posibilidades, también en octubre a comenzado a formarse la primera cohorte de jóvenes que ha de egresar de la Universidad Nacional de las Ciencias “Humberto Fernández-Morán”, apuesta revolucionaria por un ciudadano hacedor de ciencia desde los saberes ancestrales hasta el abordaje sin complejos a las carreras tecnológicas del siglo XXI.

Estos hitos hablan del rumbo venezolano hacia una propuesta de sociedad más humana, y hacia el moldeado de la generación de científicos que se entregarán a la construcción del país a partir de la década que viene.

Del laboratorio CEBISA, joya del páramo merideño y de los productores del páramo, nos hemos ocupado aquí en varias publicaciones. Somos testigos entusiastas del crecimiento y el avance constante de estos compañeros y compañeras en los derroteros de la biotecnología sin abandonar la raíz, el ancestro y la índole campesina.

En cuanto a la UNC, hemos levantado también una sección, un registro testimonial a partir de entrevistas con el cuerpo docente fundador de esa Universidad de nuevo tipo.

Foto Lheorana González

A los jóvenes triunfadores de la Generación Genial a quienes el Semillero Científico ha encaminado rumbo a lo grandioso de la ciencia y del pensamiento alterno llamado Ciencia Abierta, también los hemos ido entrevistando, y seguir haciéndolo será nuestra tarea permanente.

Así que, a la hora de los premios y reconocimientos a los esfuerzos y al trabajo creador (y al destructivo y nocivo), el 10 de octubre se otorgaron dos. Uno, el que honra a los constructores de la sociedad capitalista industrial, se le otorgó a una señora que está llamando a “cobrar”, que en lenguaje malandro quiere decir linchar, vengarse, incendiar, asesinar y destruir. El otro reconocimiento, el de la UNESCO, que homenajea a la gente que trabaja por la humanidad, le fue otorgado a CEBISA, el maravilloso centro de investigación de semillas agámicas, experiencia científica en manos de campesinas y campesinos en el páramo merideño. Esto último es un esfuerzo iniciado hace más de 20 años y es un salto adelante en materia de democratización del saber. Campesinos manejando la genética de las especies: eso es trabajo por la humanidad.

Foto Nathan Ramírez

En el ámbito mediático y en ese territorio contaminado llamado redes sociales, el premio otorgado el 10 de octubre a una persona nefasta por parte de los súbditos del rey de Noruega y de las hegemonías a sus criaturas, ha tenido más difusión que nuestras conquistas venezolanas por la juventud y por la vida, y es entendible que así haya ocurrido. El laboratorio de nuestros campesinos es producto de un proceso maravilloso de la Revolución venezolana; la conspiración y la matanza son métodos exprés que pretenden imponer a plomo la instalación de un negocio transnacional en Venezuela.

Contra esos anhelos, actitud y conciencia resistente.

Ha dicho la ministra y estimuladora de procesos grandiosos, Gabriela Jiménez:

CEBISA es una experiencia única donde el saber ancestral, la experiencia campesina, la participación comunitaria y la ciencia se conjugan con un solo objetivo: resguardar nuestras semillas, ser autosustentables, desarrollar prácticas ambientales sanas que cuiden a nuestra Pachamama y avanzar decididamente en la soberanía alimentaria de la Patria.

Este triunfo de la ciencia y el campo venezolano demuestra ante el mundo que somos un territorio de paz y crecimiento, que sigue adelante, pese a las amenazas guerreristas del imperialismo que insiste en sumirnos en escenarios de caos y tragedia. Venezuela contribuye al desarrollo de la región con este laboratorio; somos un pueblo pacífico, de grandes aportes.

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