José Roberto Duque
La noticia ha sido difundida muchas veces, pero siempre es bueno recordarla, no hay que perder la esperanza de que su contenido se masifique: veinte empresas producen más de la mitad del plástico de un solo uso (botellas, empaques, envases varios) que se distribuye por el mundo, y está previsto que esa producción crezca 30 por ciento en los próximos cinco años.
Para efectos de lo que quiere denunciar a gritos este artículo, sumado a los muchos millones de ejercicios similares que se ejecutan en todas partes sin ser oídos o comprendidos, hay que decirlo de esta manera:
- El planeta tierra se está ahogando en plástico. Islas de basura más grandes que varios países de Europa crecen en los océanos, asesinando especies marinas, contaminando las aguas. Los microplásticos ya se están integrando al organismo de los seres humanos, envenenándolo en masa.
- La industria del plástico produjo en 2019 368 millones de toneladas de plásticos de un solo uso. Es la estadística pública más reciente disponible.
- Las circunstancias de la pandemia de Covid-19 han agregado combustible a esta tragedia: las mascarillas y otros materiales médicos también va a parar a los océanos y vertederos (a la atmósfera o a las aguas).
- Hay unos pocos industriales del plástico ganando millones de dólares por producir basura industrial; las Naciones Unidas están negociando con ellos para que POR FAVOR disminuyan la producción de estos venenos. Y por supuesto que los industriales no van a dejar de aumentar su producción.
Ese es el cuadro base. De ahí para abajo todo ayuda a afianzar la tragedia y la impresión que tenemos de ella.
Mientras tanto, existe un discurso muy ingenuo o muy hijo de puta difundiéndose por el planeta: “TODOS somos responsables de que los océanos estén llenos de plástico. Recicla, reutiliza, vende la basura: dale un buen uso a los desechos”. El mensaje parece sensato y hasta positivo y edificante. Hasta que uno se mete en la enumeración de datos de arriba y da con una perturbación criminal de las interpretaciones: unos señores se están llenando de plata produciendo basura, y TÚ, ese ser que está leyendo este artículo y que probablemente gana un sueldo discreto, frugal o miserable, estás en la obligación de recogerles la basura a esos señores.
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Desde hace años, los ecologistas y conservacionistas han caído víctimas de una fórmula ideológica que pareciera ser solo un detalle retórico, pero que no lo es. Ese pequeño gran detalle es precisamente el fondo ideológico del problema que se plantea cuando los activistas del ecologismo quieren difundir y agitar con la necesidad de abordar la gestión de desechos o residuos en las ciudades.
Llega el activista a una comunidad y comienza su disertación sobre el tema diciendo estas dos cosas:
~”Cada familia GENERA dos kilos de basura diaria”.
~“La solución es la recolección y clasificación de residuos EN ORIGEN” (y acto seguido te informan que el origen es tu casa).
Por alguna razón que habrá que explorar con más serenidad y profundidad, los señores ecologistas no pueden o no quieren o no les importa entender que el origen del problema de la basura industrtial no es tu casa, a menos que tú tengas una fábrica de plásticos, vidrio, metal o papel o en su casa. Tu familia no GENERA ni la milésima parte de un miligramo de plástico: esos envases y bolsas que tú botas (o reciclas o reutilizas) no lo generaste tú, lo generó la industria. Lo generaron esos coños de su madre que se están enriqueciendo por envenenar el planeta. Pero los ecologistas siguen empeñados en informarte que el culpable de la proliferación de plástico, y por lo tanto el responsable de que no contamine la naturaleza, eres tú.
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Un millón de toneladas de plástico produce la industria capitalista todos los días.
Hay otro discurso pendejo o maldito, que se afinca en el hecho de que China (ese país “comunista”) es el que produce más plástico en el mundo. Pero no es China ni es el comunismo: es la LÓGICA capitalista consistente en enriquecerse a costa de lo que sea, lo que nos está asesinando. El comunismo no consiste en destruir al planeta, el capitalismo sí. Y caramba, muy jodidos tienen que estar los dispositivos informativos del mundo para que todavía haya gente que crea que China es un país comunista.
Repito: un millón de toneladas de plástico produce la industria capitalista todos los días. Como estamos hablando de extremos, entonces vayamos a uno muy amargo: la única forma de acabar con la maldición del plástico pareciera ser detener la producción, mediante un castigo ejemplar a los asesinos de nuestro hábitat. Parar en seco, pero ya, la producción de plástico en el mundo. Extremista: sujeto que sospecha que cada uno de esos industriales debe ser liquidado con una bala en el cráneo. A ver si no se va a acabar la mariquera.
Si se lograra esto, todavía habría que inventar algo para ver qué hacer con las miles, y miles, y miles de millones de toneladas de plástico que ha producido la industria (no “la humanidad”, como dicen los vendedores de charlas espirituales o espirituosas de jipis y demás promotores de rituales con batas y mandalas: LA INDUSTRIA CAPITALISTA) desde 1950, año en que se inició el boom de los objetos domésticos de plástico.
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En Caracas existe un programa de recolección, reciclaje y aprovechamiento de desechos, conocido como METRAS (Mesas Técnicas de Reciclaje y Aseo), promovido y organizado desde la Alcaldía de Caracas y su entidad ocupada de los residuos sólidos (SUPRA). Un lujo de propuesta y organización de las comunidades alrededor de esta tarea grandiosa, que es evitar que la basura se mezcle y convierta a Caracas en un espacio inhabitable.
Las METRAS SON el programa más audaz que se ha implementado en la ciudad desde que comenzó la tragedia de la urbanización forzosa, iniciada hace casi un siglo. Cuando sepan de alguna actividad convocada por ellos para promover las brigadas ciudadanas de recolección y reciclaje (recoger basura genera dividendos y resuelve problemas en las comunidades) traten de acudir. Y paren la oreja: es posible que oigan algo sobre “clasificación de desechos en origen” y sobre quién genera cuántos kilos de qué cosa. Vayan y me cuentan.