“Este perro salió bueno: me quiere”.*
En mi pueblo cierta vez a un ministro de agricultura le hicieron un agasajo en una finca con el propósito de “enamorarlo” para que aprobara créditos millonarios. El hombre estaba rodeado por los ricos que lo alababan. Un amigo conuquero que estaba allí, observaba indignado en silencio y al rato se acercó retador y gritó mientras empujaba hacia atrás al grupo de aduladores con el brazo izquierdo: “¡Apártense, que ahora vengo yo!». Y realizando cómicas inclinaciones reverenciales al estilo de esclavos ante el rey, se plantó ante el ministro y le dijo con sarcasmo ofreciéndole un plato de carne asada: “Mire, señor ministro, estos son unos amateurs, aquí el profesional jalando bola soy yo, ahora si va a saber usted cómo es que se jala bola de verdad por estos lugares: apruebe esta carne que escogí especialmente para usted y ya le voy a limpiá los zapatos que acaba de pisar una bosta e´ vaca”.
Inevitablemente también recuerdo cuando ganamos del lado del chavismo por primera vez la gobernación de Guárico y unos camaradas me estaban proponiendo para la dirección de Cultura. Cuando íbamos entrar a la oficina del recién electo gobernador, me dijo uno de los compas: “Loco, quítate ese lápiz de la oreja que ese tipo es temático y por esa pendejá es capaz que ni siquiera nos atienda”. Me quité el lápiz de la oreja, pero el soberbio gobernador cuando nos recibió, apenas me saludó y regañó a los compañeros diciéndoles: “Ustedes parecen güevones, quién les dijo que los poetas servían pa´ esa verga”. No dije nada y cuando salí de ahí pensaba: “Güevón soy yo que me presto pa´ esa mierda, bienhecho”.
La adulancia ha sido y es un recurso usado en la guerra política. Podría decirse que es un arte.
La cortesía no indica amistad ni mucho menos fidelidad. Ella constituye uno de los elementos de la diplomacia. Los enemigos pudieran conversar “amablemente” en busca de alguna negociación, lo cual no implica que no se odien o que no mantengan diferencias infranqueables.
Pero en la práctica rastrera de la adulancia y de la hipocresía sucumben víctimas y victimarios arrastrados por las contingencias morales de la sociedad que nos habita. Con premeditación y alevosía hay verdaderos especialistas en eso que pululan como moscas. Se valen de las mismas técnicas de la sugestión mediática, pero en lo individual. Se desglosa el perfil psicológico del objetivo mediante un estudio minucioso de su personalidad. Cuáles son sus gustos y aversiones. Sus nostalgias, sus canciones predilectas, sus platos y dulces, el tipo de licor y el perfume preferido…
En el mundo hay alimañas,
plagas en su vida corta,
lacras que no les importa
la existencia del mañana.
Humanos de esa calaña
son los que llegan muy lejos
van dejando un cementerio
por donde quiera que pasan
esos son los que nos matan
por el afán del dinero.**
“Hay camaradas que creen que porque uno sea socialista no puede tener una Hummer o un yate”, dijo una vez un gobernador chavista traidor, el cual se dedicó a robar, luego saltó la talanquera. Otras y otros aún quedan de este lao. No son extrañas esas perversiones tomando en cuenta las históricas desigualdades de clase en las que hemos vivido. Terrible que “revolucionarios” caigan en esa trampa al ostentar el poder. Sujetos sonrientes, melosos y babeantes con el “jefe” y agrios con sus subalternos. Elementos que arrastrados por sus complejos de clase, ya no andan sino ataviados de paltó y corbata o rutinariamente beben y comen en lujosos restaurantes y no precisamente por la diplomacia requerida según el caso, sino como estilo de vida.
Más terrible aún es que nosotros como pueblo valoremos a la gente por su dinero, el cargo, la forma de vestir, el corte de cabello o el título profesional.
Si un pobre le compra a un rico
el rico vende arrogancia
piensa que te hace un favor.
Si un rico le compra a un pobre
el pobre vende adulancia
y habla de buena intención.***
“El Diente Roto”, de pedro Emilio Coll, es un famoso cuento donde un niño crece, absorto sin pensar, ocupado en acariciarse un diente roto con la lengua, y debido a esa actitud fue considerado uno de los hombres más grandes de su tiempo porque la gente creyó que éste se ocupaba en reflexiones trascendentales.
“Por la maleta se saca al pasajero”, es un chocante y viejo refrán conocido que induce a que, para el poder, los pobres siempre tengan “cara e´ culpable”. El capitalismo nos ha conducido a juzgar a los demás a partir de atributos o posturas sociales. He conocido verdaderos imbéciles que pasan por notables debido al dinero, la profesión, la ropa o el automóvil. Su status y aprobación social depende de las cuotas de poder que manejen. Desnudos no valen nada.
Cómo serán esos cueros
desnudos en una isla
en donde no se consiga
razones para adulancias
tan sólo tendrían la lástima
de los mismos que hoy humillan.****
El “éxito”, la acumulación es vital en esos pobres mundos. Propiedades, rangos, diplomas, trofeos, aplausos… Su aceptación social depende de lo que ostenten. Pero, al revés, quien los enaltece, también lo hace por eso, porque admira su posición y desea ser como ellos.
Son las aberraciones a superar en una revolución. Deprimente que este principio rija casi en su totalidad (para no ser tan escépticos y dejar un margen de error) la dinámica de este pobre planeta conforme en su tercer lugar.
Cuáles son los miedos
cuáles los placeres
qué dispara el ego
hasta los niveles
de tomarte en serio
todos esos papeles.*****
Domesticablemente hemos confundido el castigo con la caricia y el desprecio nos ha aproximado al despreciable, pues, quien recibe migajas, a menudo, las guarda para a su vez retribuirlas aún más descuartizadas.
NOTAS:
*Hombre refiriéndose a su perro.
** Gino González. Canción: Vida y pandemia. https://youtu.be/sSY5_60YcYk
*** Gino González. Canción: La isla. https://youtu.be/dj-vMx32RbA
**** Gino González. Canción: Desnudez. https://youtu.be/glFwfXsmS8g
***** Gino González. Canción: Canción pelética. https://youtu.be/tsR1gNKWIxU
1 comentario
Reflexiones muy reales y por cierto muy oportunas ante los escenarios políticos que vive nuestra sociedad venezolana… Interesante y reconfortante reportaje para los que día a día lo damos todo por nuestro país a cambio de nada… Felicitaciones a la @INVENTADERA.