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Abigaíl va a seguir: el Lago como que tiene chance

por Teresa Ovalles Márquez
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Abigaíl Cárdenas Moreno, una niña que apenas se asoma a la preadolescencia, le aporta adultez y madurez a las redes sociales en una batalla ecológica y ecologista por el rescate del Lago de Maracaibo

Teresa Ovalles Márquez / Fotos: Candi Moncada

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Cuando Abigaíl tenía cinco años una iguana de mediano tamaño llegó al patio de su casa y ella decidió adoptarla como mascota. La llevaba junto a su cuerpo amarrada de una cuerda, hasta el día en que Lenín Parra, biólogo y docente de la Universidad Bolivariana de Venezuela, le explicó por qué debía liberarla. La pequeña accedió. Su madre recuerda que estuvo triste durante varios días por la ausencia de su iguana, Juana. Luego la niña comprendió el bien que le había hecho a la joven sauria al devolverla a su hábitat, y desde ese día decidió hacerse ambientalista.

Conversar con Abigaíl Cárdenas Moreno impresiona y fascina. Seduce. Ella tiene once años, nació en Maracaibo, estudia séptimo grado. Se expresa con propiedad, seguridad y fuertes convicciones como militante ecologista. Le preocupa la crisis ambiental del Lago de Maracaibo y algunas veces se siente triste por el aislamiento en que se encuentra frente a sus compañeros de escuela, que no entienden ni comparten sus inquietudes.

Cuando me acerqué a ella de inmediato guardó el libro que estaba leyendo. Se trataba de “La ciudad de las bestias”, de Isabel Allende. Una novela que es parte de una trilogía de aventuras dirigida a un público juvenil, que me recomendó con afán y en la que el protagonista es un muchacho de quince años. 

Abigaíl es decidida. Aficionada a la observación de aves y a pintar con acuarela. Quedó encantada cuando avistó, en las ramas de un cují cercano, en el Paseo La Vereda del Lago (el escenario de esta conversa) un hermoso pajarito llamado sangre de toro. Intentó buscarme una hormiga león para mostrarme cómo ésta se sumerge en la arena, pero lamentablemente no pudo encontrarla entre el cujisal. 

Siendo muy pequeña, Abigaíl logró convencer a su bisabuelo y a su abuelo, cazadores, de que dejaran la cacería y se dedicaran al cuidado y protección de la biodiversidad del Lago.

“Ya ellos estaban viejitos. Ni mi bisabuelo ni mi abuelo podían cazar más. Cuando yo tenía ocho años empecé a educar a la familia sobre la protección de los animales y su importancia”. Cómo alguien no va a persuadirse y cautivarse, si quien te pide cuidar la vida silvestre es una experta de ocho años.

Ella tiene la más absoluta certeza de contribuir con la protección de la biodiversidad del Lago, a través de la educación ambiental y de diversos proyectos en los que participa utilizando las redes sociales. Milita desde su sitio en Instagram @Abigailnaturalis y en el plan “Demos la batalla por el Lago”, junto a su tutor, el profesor Lenin Parra (tarea que se enmarca entre las actividades del Bicentenario de la Batalla Naval del Lago.). Ya han publicado una serie de videos dirigidos a concientizar y tomar acciones frente a la crisis ambiental de esta gran masa de agua.

El diagnóstico

–Es lamentable que el Lago esté tan contaminado. Sus aguas se han llenado de verdín, capa producida por la eutrofización, un fenómeno –explica Abigaíl– producido por el exceso de nutrientes. Especialmente de fósforo y nitrógeno, que hacen que se produzca una superabundancia de algas contaminantes y cianobacterias (especie de algas u organismos microscópicos que contienen la clorofila que les permite realizar fotosíntesis) que se manifiestan mediante una coloración verde y un olor espantoso. 

Agrega Abigaíl que la eutrofización también se produce por los desechos de las aguas residuales. Pide que se tome conciencia por la presencia de abundantes plásticos en su lecho y sus orillas, “que hacen que el Lago pierda su belleza natural”.

La niña guarda esperanzas de que todavía pueda salvarse el Lago y asegura que, pese a la grave contaminación, aún “podemos hacer algo”. Si sumamos esfuerzos.

También está aliada con el proyecto de la compañía Mapache Ecoaventura, (@mapachecoaventura), empresa que se dedica al rescate y preservación del medio ambiente, la fauna y el turismo de aventura, liderada por el rescatista José Sandoval.

–Con este grupo hemos podido dejar en libertad a muchos ejemplares de diversas especies. Operamos en la isla Akiechi Weymei, que en añú significa “mágico manglar”. Desde allí hemos liberado águilas, mapaches cangrejeros, serpientes, caimanes y otras especies que habían sido adquiridas como mascotas. En estos casos –indica Abigaíl– tenemos que desarrollar un proceso de rehabilitación complejo, para que puedan volver a su hábitat natural. Otros de los procedimientos que acostumbramos hacer es limpiar las orillas del lago.

Abigaíl se siente feliz de participar con estos proyectos que han estado desarrollando. El más reciente se llama Demos la Batalla por el Lago, “una iniciativa que tiene más tiempo pero que yo decidí empezar a mostrarla en 2020”.

–También doy talleres en diversas instituciones y escuelas acerca del cuidado de la fauna silvestre, de reciclaje y cursillos informativos con el objetivo de concientizar acerca de nuestra realidad.

Se lamenta de que en su propia escuela, y en general en muchos otros centros, no se fomente la educación ambiental.

Estima importante que a partir de la creación de una comisión especial ordenada por el Presidente Nicolás Maduro se hayan unido los tres niveles de Gobierno: el nacional, el regional y el local, para rescatar y preservar el Lago.

Otros de los aspectos abordados por la niña fueron los referidos a los derrames petroleros ocasionados “por falta de mantenimiento de las tuberías”. Sostiene que se afecta el ecosistema acuático de una manera crítica. 

“Hay buchones (aves) que se alimentan de especies marinas y cuando se zambullen se llenan de petróleo. Vemos muchas especies llenas de crudo o con microplásticos en los intestinos”.

–Te quiero contar la historia de una tortuga marina que llegó exhausta a la orilla. Eso fue en Santa Rosa de Agua (parroquia Coquivacoa) en el año 2021. Los pescadores avisaron a las autoridades de la presencia de la tortuga varada y se la llevaron a una pequeña laguna de la zona. Allí fue atendida por los compañeros veterinarios. Pasó por muchos procesos de rehabilitación. Los parásitos que tenía le estaban comiendo el caparazón, hicimos un procedimiento que nos indicó un especialista con el que logramos quitar los parásitos, y presentó una leve mejoría pero no quería comer. Lamentablemente la tortuguita murió aunque hicimos todos los esfuerzos por recuperarla.

Después, hicieron el procedimiento para determinar la causa de su muerte. Fue entonces cuando los médicos se percataron de que había mucho plástico en su estómago e intestino. Las tortugas confunden las bolsas flotantes de plástico con uno de sus alimentos predilectos que son las medusas.

Abigaíl agregó que para el restablecimiento del Lago han recibido apoyo de la Gobernación del Zulia y de otras instituciones regionales. “De hecho, se está haciendo más visible lo que estamos adelantando en relación con la situación ambiental de la región, en parte, gracias a las redes sociales y necesitamos que a través de ellas más personas se unan a nuestro propósito”.

En estas vacaciones Abigaíl está descansando mucho, duerme suficiente, pinta con acuarela, lee, ve series turcas y aprovecha de realizar más salidas de campo y compartir en familia. 

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3 comentarios

Gino Landaeta 26 enero 2025 - 09:58

Abigail Dios te de todos los días muchas luces, fuerza y más voluntad para que logres tus bellas metas.

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Cristhian Vélez 1 septiembre 2023 - 12:07

Abigail me cae bien 👍👍

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Teresa Ovalles M, 6 septiembre 2023 - 12:47

A mi también me cayó súper bien.

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