
Eliecer Centeno | ¿Qué nos queda?
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Hace ya algunas semanas mi mamá me dijo con alegría y una sonrisa: “Juégate el gallo pinto para la lotería” y como uno debe oír los consejos de su progenitora, pasé por la agencia a jugar el gallo. Descubrí que hay como 20 loterías diferentes de animalitos, lo jugué para las dos más populares. Pasada la hora, revisé los resultados, efectivamente me gané una platica con el gallo, ese día en la noche le llevé un dulcito a mi señora madre y disfrutamos del anecdótico día. Un gallo, una alegría.
Ernesto “Che” Guevara, nos legó una frase histórica: “El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad». Así desde este lado de la trinchera, nuestros líderes, padres, referentes nos han enseñado a abrazar el amor y la alegría como ejercicio legítimo del quehacer revolucionario.
Para la pasada campaña presidencial, las fuerzas revolucionarias aglutinadas en torno al candidato presidente Nicolás Maduro eligieron como figura o imagen de campaña la del gallo pinto, un elemento de la naturaleza y también ligado a nuestra cultura, que superó su origen en las peleas de gallo para convertirse en un símbolo de venezolanidad ligado a la esperanza, sueños, motivaciones y alegrías, y por qué no, de la sabrosura de nuestro ritmo del tambor de la costa.
Pero en el otro lado está el odio y entre tantos blancos de ese odio desalmado está la naturaleza
Durante el mes de julio de este año 2024 y en pleno desarrollo de la campaña electoral se hizo viral un video particularmente desagradable, se observaba a un parrillero motorizado con una especie de letrero del que colgaba un gallo ahorcado. El acto hacía referencia a lo que estos grupos violentos harían al presidente Nicolás Maduro, a su equipo cercano y a los seguidores que compartimos sus ideas. El fiscal general de la República, Tarek William Saab, designó oportunamente a la Fiscalía Sexta de Yaracuy, con competencia en derechos humanos, para investigar los hechos. El Fiscal aseguró que la muerte del ave se trató de un caso de “maltrato animal”.
Una de las cosas que llama la atención sobre este caso son los niveles de odio que manifiestan las personas que militan y apoyan estas expresiones de violencia, que no solo desatan sus frustraciones en contra de un animal, sino que en una pasada oportunidad lo hicieron en contra de árboles de nuestras ciudades.
No podemos tener memoria corta. El ecocidio de 2014
Durante los primeros meses del 2014 la derecha venezolana liderada en aquel entonces por Leopoldo López, inició una serie de actos violentos o guarimbas para subvertir el orden y derrocar al presidente constitucional Nicolás Maduro. Esta nueva ola de violencia fue una campaña opositora conocida como “La salida”, en ese momento tampoco la naturaleza escapó de ser blanco de las hordas fascistas.
De acuerdo con las cifras aportadas por Miguel Rodríguez, Ministro del Poder Popular para el Ambiente del momento, ya para el 29 de marzo de 2014, los grupos violentos opositores habían talado de manera injustificada más de cinco mil árboles en todo el país, lo que significó un grave daño al patrimonio forestal urbano nacional, así mismo el Ministro denunció que por lo menos 300 incendios forestales fueron iniciados por los guarimberos.
El saldo total de esta jornada de violencia fascista entre febrero y junio del 2014, fueron 43 personas asesinadas en hechos violentos como heridos por armas de fuego, degollados por guayas o alambres colocados para trancar las calles, aceite derramado en el pavimento de la autopista, huecos de alcantarillas levantadas, trampas de alambre de púa o clavos colocados estratégicamente para ocasionar accidentes, entre otros métodos. También se contabilizaron más de 800 heridos y daños materiales en el orden de 10 mil millones de dólares, como consecuencia de la quema de centros de salud, universidades y centros de estudios, unidades de transporte público y centros de distribución de alimentos. La vorágine del odio quería consumir el país, pero el pueblo organizado y valiente se impuso ante los violentos.
Amor, alegría y trabajo de este lado de la trinchera
Mientras la derecha en nuestra nación, ha impulsado el odio entre venezolanos, contra la naturaleza, contra los árboles, hasta contra un inocente gallo, las fuerzas revolucionarias insistimos en el amor, la construcción, la creación y el trabajo para hacer un Pueblo y una Nación prósperos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO), ha monitoreado los bosques del mundo, cada 5 a 10 años desde 1946, mediante informes denominados como “Evaluaciones de los Recursos Forestales Mundiales” (FRA). En el Informe país de Venezuela, para el año 2020 reportamos lo siguiente: “…A partir del año 2006 el Presidente Chávez crea el programa nacional de reforestación denominado Misión Árbol, que logró incorporar a las comunidades organizadas en comités conservacionistas y promovió plantaciones con especies autóctonas con más de 15 millones de plantas establecidas en 5 años (2006-2011). La Misión Árbol ha venido diseminando un promedio anual de 3.680 hectáreas de plantaciones de especies nativas, con la participación de las comunidades organizadas en más de 4.900 comités conservacionistas, se espera que esta cuota de plantaciones se mantenga hasta el año 2020…”
Igualmente, en materia de protección de la fauna, el gobierno nacional creó en 2014 la Misión Nevado, para la atención de nuestras mascotas y a la fecha dicho organismo posee 39 centros veterinarios integrales en el territorio nacional, que contribuyen con el bienestar, atención y protección de perros, perras, gatos y gatas en situación de calle, maltrato o abandono, y promueven el desarrollo de una conciencia sobre el deber de los ciudadanos sobre los derechos de los animales y de la Madre Tierra.
Nos queda recordar al Comandante Hugo Chávez en sus reflexiones, que nos motivan a seguir amando y vivir en alegría revolucionaria: «…ese grado de sensibilidad que uno tiene, puede desarrollarlo. La capacidad de amar es infinita. Esos son valores esenciales para poder construir el socialismo…».