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La siembra de laboratorios llegó a Amazonas

El MinCyT promueve una forma de enseñanza más didáctica, ajustada al contexto tecnológico y digital de nuestros tiempos

por Soriana Durán
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Soriana Durán / Fotos Yrleana Gómez

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“Nuestro objetivo es que un amazonense; un niño, una niña de Amazonas, dirija el IVIC, ¿Por qué no? Que un niño, una niña de Amazonas investigue una planta que ayude a tratar alguna enfermedad, que traduzca todo lo que tiene que ver en el área farmacéutica, en el área de las investigaciones, que traduzca la tabla periódica en la lengua de cada uno de los veinte pueblos indígenas”: Jefferson Camejo, director de Fundacite Amazonas, ha presenciado el proceso de equipamiento de laboratorios nuevos para la enseñanza de la química y la biología en el estado, y ha participado en él activamente. De allí que tenga esa visión de conjunto y de futuro incluida en la filosofía de Semilleros Científicos.

Estos laboratorios no son privilegio exclusivo de Amazonas; el proyecto se está llevando a cabo en gran parte del país, pero el ritmo en el que se ejecuta la instalación de esos laboratorios en este estado en particular es más que notable; mientras que en un liceo se discuten los preparativos de un próximo abordaje, en otros tres se están inaugurando laboratorios de manera casi simultánea –cronometrada– . En un día se visitan hasta cinco centros educativos, separados entre sí por kilómetros de distancia en la mayoría de los casos y tomando en cuenta, a su vez, la escasez de combustible y transporte que atraviesa esta región.

Niños, niñas y docentes

Fe Bolívar, estudiante de cuarto año en el colegio “Padre José Manyanet”, comenta que “gracias a los nuevos insumos y materiales se puede explorar más allá (en la química), ya que antes, si bien lo hacíamos, no lo hacíamos con los mismos recursos. Ahora podemos hacer más cosas”.

Asimismo, Urso Aragua, profesor de química, física y matemáticas de la institución, afirma que “en este laboratorio trabajamos la parte experimental que vemos en las clases teóricas. Hay estudiantes de tercero a quinto años, pero ahorita con la anexión del programa de la Caravana de la Química se van a incorporar estudiantes de primaria y educación inicial”. Quienes están en niveles mayores traspasan el conocimiento a los menores con la respectiva supervisión docente.

El profesor Aragua fue el seleccionado como responsable del laboratorio en su plantel, siendo entonces uno de los participantes de los talleres de formación del Mincyt: “Nos compartieron la manera cómo ver y tratar la química a través de experimentos de una manera clara y sencilla, o sea, no ser tan herméticos en eso”.

Miguel Ramos, de 7 años de edad, es un joven entusiasta de la química que encontramos en el Complejo Educativo “Simón Rodríguez”. Participante del programa de Semilleros Científicos, el pequeño muestra gran interés y disposición por las actividades relacionadas a la ciencia debido al componente lúdico con el que ha sido cautivada su curiosidad: “Me gustaría hacer muchos experimentos para enseñarle a la gente lo que es la química y la robótica. También me gusta mucho la robótica”.

Por su parte, la profesora Belén Barón, formada por la micromisión Simón Rodríguez y Licenciada en Biología, habla sobre la ciencia integrada: “La ciencia está en toda la vida, siempre hacemos química desde que colamos el café de la mañana, desde que hacemos esa masa homogénea para la arepa, entonces todos hacemos esa química en la naturaleza, sobre todo aquí en Amazonas, aquí hay una mega diversidad. Tenemos muchos espacios, como el Tobogán de la Selva, la Piedra La Tortuga, los petroglifos de la Piedra Pintada, entonces tenemos fortaleza en nuestro estado Amazonas con nuestros grupos étnicos, donde hablamos de etno-biología, etno-matemáticas, etno-física, porque nuestra cultura indígena, piaroa en mi caso, esa experiencia como docente huo̧ttö̧ja̧ yo la mezclo con la etno-biología, que es el ser humano relacionado con la naturaleza y la protección de la misma”.

Barón explica que el kit de química, una de las herramientas didácticas que promociona y distribuye el Mincyt, está dirigido para inicial y primaria, “todos los elementos son de plástico y elementos no tóxicos. Tenemos bicarbonato, colorantes vegetales. Las cucharas, los tubos de ensayo, los removedores, son de plástico porque si se les cae no se les van a romper. Esto viene con un cuadernillo que se pueden utilizar en conjunto con la Colección Bicentenario”.

La profesora insiste que se debe priorizar la cultura y la historia amazonense, en especial la indígena, para enseñar la ciencia: “Estos colorantes, ¿cómo los extraen? ¿Cómo hacen nuestros grupos étnicos para teñir y hacer sus atuendos sin estar comprando tintes? De las hojas, de los frutos de los árboles, y ese tipo de cosas hay que enseñarles a nuestros niños”.

En el colegio “Mis primeros pasos”, un grupo heterogéneo de niños y niñas de distintas edades –entre ocho y once años– y niveles, en su mayoría ya ha trabajado en el laboratorio de su institución, mientras que el resto está curioso por hacerlo. Sin embargo, todos y todas han participado en el programa Semilleros Científicos, así como también en los planes vacacionales que organiza Fundacite Amazonas. A sus cortas edades ya tienen experiencia en la robótica, fabricando prototipos de licuadoras, puentes hidráulicos, robots limpiadores y máquinas de vapor.

Rosa Hidalgo, directora del plantel, describe cómo funciona uno de los métodos enseñanza que requiere de la utilización de los medios audiovisuales: “Parte del beneficio se probó con la parte media, que les colocan el vídeo que tiene que ver con la temática, y ellos ya con todos sus materiales aquí, observando la clase, la explicación y el profesor que los guíe, les queda una buena experiencia. Ojalá en nuestra época hubiese sido así”.

El sentido de pertenencia

En sí, el plan consiste en renovar espacios ya existentes dentro de un plantel, llámese liceo o colegio, donde después se instala un laboratorio de química –en los que también se trabajaría biología, física, anatomía y matemáticas–. Todo el mundo participa en estas instalaciones, desde el momento en que se inspecciona un salón vacío hasta el momento en que se pintan las paredes y se coloca el cableado; no solo trabajan miembros del Fundacite Amazonas; también se involucra la comunidad en la que se ubica el centro educativo y se suman docentes, estudiantes, personal obrero y representantes.

Con fulano se resuelve el transporte de las láminas y el televisor, al señor de la esquina se le pide prestado un taladro, con la de la bodega se consigue un termo de café y otro de agua, y con fulana se prepara la inauguración que le sigue al laboratorio una vez terminado. Durante el proceso, se fomenta el resguardo de los bienes y la protección del espacio, puesto a que la inversión es importante –tanto en lo material como en lo logístico y lo simbólico–.

Además de la recuperación/reforma del espacio, la institución se beneficia de equipos electrónicos y científicos, material lúdico para sus estudiantes, así como también se hacen jornadas de capacitación para docentes: “Cada plantel educativo debe seleccionar un docente asociado a química, física, matemática o biología. Éste se debe responsabilizar de ese laboratorio. Esas personas son formadas por el Centro Nacional de Tecnología Química mediante una jornada de entre tres y cinco días, es una especie de taller que busca fortalecer no solo a los docentes, sino también a los niños y niñas que han venido formándose a través del Plan Nacional de Semilleros Científicos”, explica Camejo.

Y remata: “Esta patria no podría evolucionar si no es aplicable la ciencia, y para aplicar la ciencia hay que pensar en una ciencia para la vida, una ciencia distinta; no es hacer una ciencia que la voy a desarrollar desde el punto de vista de un libro, de un capítulo de una tesis, académicamente, no, es cómo la voy a materializar, cómo voy a procesar todo lo que tenemos en el Amazonas; el Amazonas es vida y la vida está por encima de cualquier otra cosa”.

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Gracias a un esfuerzo del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt) y su ente adscrito, Fundacite Amazonas, 30 centros educativos de los municipios Atures, Atabapo y Autana, ahora cuentan o están en proceso de equiparse con nuevos laboratorios.

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