Apenas una década atrás, las universidades de China trazaban un plan estratégico para hacerse espacio en el escenario global. Hoy sus institutos de investigación han marcado la pauta: nueve de las diez mejores instituciones científicas del mundo son chinas. Harvard, otrora insignia del conocimiento oligárquico occidental, es la única sobreviviente en el podio.
Es el declive de la hegemonía académica estadounidense.
La arrogancia de Trump, con su política de recortes en la inversión educativa y científica, dejó a Estados Unidos en una posición vulnerable. Mientras Washington cerraba el Departamento de Educación y reducía el financiamiento para la investigación, China ascendía con fuerza, repotenciando 42 instituciones científicas entre las mejores del mundo, y dejando atrás a las 36 estadounidenses y a las 4 británicas que le hacían competencia.
Las áreas de estudio dominantes en este contexto, según el Nature Index, son la química, la física, las ciencias de la tierra y las ciencias ambientales. En química, las universidades chinas ocupan los 10 primeros puestos, un logro que refleja su compromiso con la investigación fundamental.
Conocimiento como herramienta de solidaridad
China se la jugó diferente a Estados Unidos, reconociendo que el conocimiento es más poderoso cuando se comparte y se solidariza. En lugar de convertir la investigación en un espacio exclusivo para la élite, Beijing apostó por la expansión educativa en el Sur Global. Universidades chinas han estrechado lazos con instituciones en África, América Latina y el Medio Oriente, dejando de lado el modelo tradicional de monopolización de la ciencia por parte de Occidente.
• Inversión en investigación y desarrollo: China destinó 3.61 billones de yuanes (aproximadamente 500 mil millones de dólares) a investigación en 2024, representando el 2.68% del PIB.
• Producción científica: En 2019, China publicó 407,181 artículos científicos, superando a EE. UU., que produjo 293,434.
• Impacto global: China representó el 27.2% de los artículos más citados a nivel mundial, mientras que EE. UU. alcanzó el 24.9%.
El ascenso de China en la investigación científica demuestra que la excelencia científica ya no está limitada a un puñado de universidades occidentales, sino que puede ser una herramienta de transformación y solidaridad para el Sur Global.
Impacto en Venezuela: resistencia intelectual como soberanía
Para Venezuela, este es un ejemplo de soberanía y autodeterminación, que hoy, por los golpes de las sanciones y el bloqueo económico, muestran que la resistencia también es intelectual. La creación de instituciones como la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández Morán demuestra que el conocimiento puede ser una herramienta de emancipación. Esta universidad se ofrece como una nueva alternativa de formación en áreas estratégicas como Física, Nanotecnología y Ciberseguridad, en las que se preparará a los jóvenes para enfrentar los desafíos del futuro.
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