José Roberto Duque / Fotos Nathan Ramírez
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La casa de Carmen Prato, en un recodo de la capital de Barinas, parece simplemente eso: una casa donde vive una gente en medio del solazo llanero. La visité en abril de 2024 y la temporada de lluvias no terminaba de llegar, así que por eso asocio ese encuentro con el calorón trancao del verano. Esto, en plena calle o en el llano adentro, de donde veníamos en corta y violenta gira con Yamila Castillo, baqueana de agriculturas. Pero una vez dentro de la casa, o más específicamente en el patio, la cosa se transformó en un oasis. El clima y la conversa de las mujeres allí presentes (Emilia Villegas, Briseira Ochoa y Carmen Prato) le metieron frescura y relax a la tarde barinesa.
Sucede que, además de casa de habitación de Carmen, el espacio funciona como consultorio o lugar adonde van las personas a atenderse asuntos de salud por métodos fuera de la lógica procedimental de la medicina occidental; las mujeres son yerbateras por formación hogareña y por convicción, pero además son egresadas de un conocido instituto de medicina tradicional china, la Escuela Neijing. Desde que me hablaron de ellas las llamé “las señoras yerbateras”; Yamila Castillo cada vez que puede me corrige: son sanadoras botánicas, y además licenciadas en Botánica Tropical por la Universidad Nacional Experimental de los Llanos –UNELLEZ–. Ella misma las acompañó y orientó en el proceso, así que alguna autoridad tiene para hacer esas correcciones.

Hace poco, además, su evolución hacia los estudios académicos sin perder el origen ni el norte de sus saberes fue acogido con entusiasmo por un espacio dentro de Pdvsa Barinas: les aprobaron la construcción o creación de un jardín de plantas medicinales y ornamentales, y de árboles frutales. Les aprobaron también la creación de un consultorio de medicina tradicional china, para que atiendan a trabajadores activos y jubilados de Pdvsa. Por último, les aprobaron también un proceso formativo en alimentación energética para mejorar la calidad de vida de adultos mayores.
Aparte, se lanzaron tierra adentro, a la comunidad La Yuca, adonde atienden también personas a base de medicina ancestral tropical y medicina china.
De dónde vienen
En aquella conversa las tres mujeres sanadoras hablaron del origen de su fascinación y el apego por la medicina natural: a Carmen (nacida en Caracas en 1956) se lo inculcó su abuela, quien desde pequeña la orientaba para que supiera para qué sirve cada planta. Briseira, nacida en 1962 en la ex isla de San Carlos (ahora una entrada al norte del Lago de Maracaibo), está suficientemente cerca del área de influencia wayúu y añú, como para que no le guarde respeto y admiración a los saberes de esos pueblos. A Emilia, nacida en Caracas en 1960, la impresionó desde pequeña un sistema de serpentines, ingenios para el riego de hortalizas que diseñaron unos agricultores portugueses a orillas del río Guaire, a la altura de Macarao. Su abuela paterna era partera o comadrona y su papá una especie de chamán en esto de la sanación con plantas.
Cada planta del jardín-experimento de Carmen, en el que han metido mano las tres mujeres enamoradas de la botánica, sirve para algo. El largo recuento de las propiedades de cada una es la síntesis de un tratado transmitido de forma oral y luego también registrado en manuales y artículos científicos, y da gusto ver como las tres mujeres acarician las hojas, señalan un tallo, muestran un fruto. Hay allí plantas con propiedades terapéuticas o medicinales (en ese momento andaban con la fiebre de los licores y bebedizos de la fruta del taparo), frutales para alimentarse o refrescarse; plantas con propiedades desparasitantes, peligrosas algunas porque con su toxicidad no se juega; plantas con propiedades diuréticas.

Y, finalmente, plantas con propiedades mágicas. Confieso que esta fue la parte más nutritiva de la conversa o más bien de la clase magistral de las mujeres; fue una maravilla oírlas desplegar su experiencia en algunos puntos que a mucha gente no le gusta escuchar: por ejemplo, que toda esa relación invisible de las plantas con el ánimo, con el buen o mal vivir, con lo agradables o pesados que se ponen los espacios cuando “algo” los perturba, es una relación energética, es intercambio de energías. Por lo tanto, y dejémoslo hasta aquí para no alborotar los tabúes, eso que llaman magia y eso que llaman espiritualidad son un asunto físico y no una cháchara vacía. El catálogo de plantas que mejoran o ayudan a aligerar esa relación es amplio y fascinante.
–Ustedes aprendieron sobre botánica, plantas medicinales y sanación en sus casas y en los espacios de su niñez. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre ese saber aprendido de abuelas y abuelos, y lo que han aprendido luego en institutos y en la universidad?
Las respuestas se entremezclaron pero el sentido de la respuesta fluyó en una sola dirección:
–Bueno, la sabiduría sobre qué cura cada planta la tiene mucha gente. Luego lo que se aprende en la universidad es sobre todo las dosis en las que deben administrarse las plantas. Ahora sabemos que la cantidad de plantas medicinales que necesita alguien depende del peso de la persona, sabemos cuándo y por qué no se pueden administrar ciertos medicamentos naturales a un bebé, cuándo y por qué no se le puede dar. Cuándo, según el metabolismo de cada quien, una planta te puede hacer daño. Y también la forma correcta de hacer algunas preparaciones.

–¿Qué plantas medicinales pueden ser peligrosas?
–Por ejemplo, la chaya no se puede consumir cruda porque es tóxica. Pero tú la pasas por agua caliente y ese látex que irrita desaparece, el calor elimina esas propiedades tóxicas. Otro ejemplo, el perejil, que es tan común como aliño y es también medicinal. Mi esposo tenía los triglicéridos altos, y alguien le recomendó que tomara una infusión de perejil. Él agarró un manojo y lo hirvió, y a la media hora estaba casi desmayado, porque no sabía cuál debe ser la dosis. Él pensó que mientras más le echara ramas a la infusión, más rápido se le iban a bajar los triglicéridos.
–Briseira me dijo hace un rato que primero adquieres o absorbes la parte empírica del conocimiento y después la parte científica. ¿Se refiere a eso de lo que están hablando?
–Exactamente. Porque una cosa es dosificar ya con conocimiento de acuerdo a la patología que tenga una persona, que decirle a alguien que se tome una planta sin darle ninguna precisión. Hay vademecums que informan bien de las proporciones y en qué casos recomendarla. Y hay varios artículos del doctor Gracián Rondón, que es médico y además se ha especializado en medicina botánica, él tiene la autoridad para recetar y medicar personas. Nosotras no somos médicos, nosotras recetamos porque somos terapeutas en medicina china y eso nos da cierta autoridad, pero no podemos medicar, porque el perfil de nuestra formación no es para eso. Nuestro perfil nos autoriza para informar qué hacer con las plantas, cuidar de la biodiversidad de las plantas medicinales, explicar cuándo su uso sea el más adecuado y, por supuesto, conocer las propiedades que le van a permitir a ciertas personas sanar en sus patologías.

–Regálenme alguna receta que nos sirva a todos para mejorar nuestra salud, así no sintamos que estamos enfermos.
–Por ejemplo, un jugo verde en ayunas. Y usted automáticamente, a los tres días de estarse tomando un jugo verde en ayunas, va a ver su fisonomía más repuesta, porque con eso empieza a limpiar todos sus órganos. Uno se ve más joven, se ve más activo. Toma un pedacito de pimientón, un pedacito de pepino verde. Un poquito de apio España. Un pedacito de perejil. 15 hojas de espinaca y 3 de acelga. Eso usted lo va a poner en una licuadora con medio vaso de agua. Usted va a licuar eso bien y va a exprimir, se queda con la parte líquida. Aparte usted va a exprimir la misma cantidad de jugo de limón, medio vaso, y lo va a mezclar. Y usted se va a tomar eso en ayunas, y deje algo para la noche. Y a los 3 días usted va a ver la diferencia, cómo su organismo empieza a cambiar, la piel se empieza a poner bien bonita.

1 comentario
excelente reportaje! viva la sabiduría ancestral en alquimia armoniosa con el conocimiento académico! felicitaciones a éstas tres luminosas maestras!