Cada tanto tiempo la prensa y los políticos hablan respecto a una pregunta: ¿Ser rico es malo? Poca gente se pregunta para quién lo es, o quizás pareciera obvia la respuesta, en esta ocasión dejaremos que hable la ciencia.
El modo como nos organizamos en sociedades y nuestros medios de subsistencia se están viendo afectados por la crisis sistémica que incluye al clima, sin embargo queda claro que no nos afectará a todos de la misma manera. La desigualdad social es la clave para que esto sea así, hay recientes investigaciones que confirman que quienes menos emiten serán los más afectados, no sólo entre países sino también dentro de ellos.
Se trata de estudios que muestran cómo están relacionadas la vulnerabilidad y las condiciones actuales de vida, entre más pobre eres peor te irá. Las lluvias o sequías extremas afectan la productividad agrícola en los países más pobres, también la escasez y la poca seguridad del acceso al agua dulce. Las olas de calor impactan en la mortalidad, sobre todo en los centros urbanos vulnerables. Por otra parte, los ciclones tropicales y las inundaciones seguirán desplazando a millones de personas, sobre todo en los países de bajos ingresos, y la subida del nivel del mar hará que no se puedan habitar grandes franjas de tierra costera.

El 10% de los mayores emisores mundiales de gases de carbono, causantes del efecto invernadero, generan casi la mitad de todas las emisiones. De hecho, el Informe sobre la desigualdad climática 2023, revela que las desigualdades de emisiones dentro de los países parecen ser ahora mayores que las desigualdades entre países, es decir: Entre ricos y pobres de cada país la diferencia es peor que entre países ricos y pobres.
Aunque algunas aproximaciones plantean que la reducción de la pobreza ocasiona mayores emisiones, estos expertos han mostrado que lo necesario para erradicarla sigue siendo relativamente menor en comparación con las huellas de carbono de los principales emisores mundiales.
Otro estudio titulado “Condiciones socioeconómicas para satisfacer las necesidades humanas con bajo consumo de energía: un análisis internacional del aprovisionamiento social” realizado por investigadores radicados en Europa ha evaluado qué condiciones socioeconómicas podrían permitir a las sociedades satisfacer las necesidades humanas con un bajo uso de energía para equilibrar el bienestar humano con la mitigación climática.
El primer hallazgo fue que ningún país lo hace, pero además hallaron que factores de aprovisionamiento “beneficiosos» como la calidad del servicio público, la igualdad de ingresos, la democracia y el acceso a la electricidad están asociados con una mayor satisfacción de las necesidades y menores requisitos de energía. Entretanto factores de aprovisionamiento “perjudiciales”, como el extractivismo y el crecimiento económico más allá de los niveles moderados de riqueza, están asociados con una menor satisfacción de necesidades y mayores requerimientos de energía. Concluyen que es necesaria una transformación más amplia del sistema económico para priorizar y organizar el aprovisionamiento para la satisfacción de las necesidades humanas con un bajo consumo de energía.

Por último, un estudio titulado “Compensación por apropiación atmosférica” publicado en la revista Nature Sustainability, evaluó las emisiones de las naciones en comparación con lo que deberían emitir para lograr un aumento de sólo 1,5ºC en la temperatura media global, a partir de una línea de base de 1960, tal como lo plantean los expertos en el IPCC. Al cuantificar lo que los países que más emiten deberían compensar al resto del mundo por la apropiación de los “bienes comunes atmosféricos”, la mayoría de los países del Sur Global están bien dentro de las proporciones justas, es decir, no deben nada, pero el Norte Global como grupo ya ha superado la parte “que les toca” 2,5 veces.
Más interesante: en un escenario en el que todos los países reducirían las emisiones netas a cero para 2050 (logrando captar lo mismo que emiten), el Norte Global superaría 3 veces su cuota justa de 1,5ºC, y se apropiaría de la mitad de la cuota justa del Sur en el proceso… obligando a estos últimos a mitigar más rápidamente de lo que de otro modo sería necesario. Utilizando los precios del carbono de los escenarios del IPCC que limitan el calentamiento a 1,5 °C, calcularon que, para compensar esta apropiación, los países con emisiones excesivas deberían un total de 192 billones de dólares al resto del mundo para 2050. La mayor parte la deben Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea.

Concluyen que si aumentara el poder adquisitivo de las naciones del Sur sobre lo que se produce a escala global, es decir, si nos pagaran lo justo por lo que exportamos, ello reduciría el poder de los ricos sobre la economía mundial.
La naturaleza y el trabajo se han ordenado en función del interés de unos pocos, es la ecología-mundo de la que habla el investigador Jason Moore. Las crisis ambientales y políticas nos alcanzan a todos, así como el capitalismo lo ha hecho, nada sale ileso de una crisis mucho menos la costumbre. No se trata de que todos seamos pobres sino de plantearnos horizontes de justicia y equilibrio a partir de la complejidad, esta es diversa pero eficiente como la vida misma.