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La civilización plástica

por Teresa Ovalles
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Roberto Malaver

Robert Harris, escritor inglés, acaba de publicar una novela, El  despertar de la herejía, donde una de las pocas cosas que sobrevive de nuestra civilización, es el plástico.

“Tienes más vidas que un gato”. Era la frase que nos decían cuando pretendían indicarnos que viviríamos demasiado. Ahora las cosas están cambiando, ahora se debe decir: “tienes más vida que el plástico”. 

 “No dejaremos grandes edificios como los romanos o los victorianos. Nuestros rascacielos son prescindibles por muy espectaculares que parezcan y colapsarán en 30 o 40 años; nuestras autopistas se agrietarán, se cubrirán de hierba y se destruirán; y lo que dejaremos será el plástico, que no es biodegradable”.  Así afirmó Robert Harris, el autor de la novela, El despertar de la herejía, que está siendo muy comentada en Inglaterra. En esta novela nos encontramos con el joven sacerdote Christopher Fairfax, que viaja a un pueblo perdido a enterrar a otro sacerdote que ha muerto misteriosamente.  Y es allí, en la casa parroquial que dirigía el sacerdote muerto, donde el joven sacerdote descubre unos papeles que  al leerlos, comienza a ser mordido por todas las dudas.

En esos papeles descubre una carta del científico Peter Morgenstern, que está dirigida confidencialmente, para evitar la alarma mediática, a otros sabios. Y allí dice Peter Morgenstern:

“A grandes rasgos hemos identificado seis posibles escenarios que amenazan en sus cimientos la existencia de nuestra avanzada forma de vida basada en la  ciencia.

1.-El cambio climático.

2.-Una guerra nuclear.

3.-La erupción de un súper volcán que conlleve a una rápida aceleración del cambio climático.

4.-El impacto de un asteroide, que también aceleraría el cambio climático.

5.-Una caída general de la tecnología informática por una ciberguerra, un virus incontrolable o la actividad solar.

6.- Una pandemia resistente a los antibióticos.

Ante esto, el joven sacerdote  va descubriendo por qué la iglesia perseguía a los sabios que se apoyaban en la ciencia, porque decían que la desaparición de la civilización fue precisamente por los conocimientos científicos. “No es que yo sea anticiencia, claro, solo soy antinaturaleza humana”, dijo el escritor Harris.

Vienen entonces las excavaciones y descubren un pedazo de plástico que es el inicio de saber que en la civilización que desapareció hace muchos años, ese plástico era de mucho uso. Así, el escritor sigue diciendo en una entrevista: “Dirán que era una sociedad de la basura, de usar y tirar, porque nuestra música, nuestros contactos, nuestros recuerdos personales, nuestra correspondencia, nuestras direcciones y hasta nuestros discos están digitalizados en nuestro teléfono y pueden evaporarse. Nada es físico o casi nada, y una vez que empiezas a pensar en esto comienzas a volverte paranoico” (1)

Como contribución a ese relato, podemos decir que ya hemos adelantado mucho en esa civilización del plástico, porque hay compositores que les han cantado a las chicas plásticas, a lo mejor, en homenaje a lo único que va a quedar de nosotros, el plástico.

  • Entrevista a Robert Harris, por Berna González Harbourt. El País, España. 10/11/2021.
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