Alterar la ecuación de consumo, producción de desechos y contaminación ambiental (desenfrenada) que plantea el capitalismo en algunas ciudades es posible. A veces, temporalmente y con una buena cantidad de condicionantes, pero se dan casos. La ciudad mexicana de Monterrey es un ejemplo. Su sistema de transporte Metro (Metrorrey) funciona en buena parte (80 por ciento) gracias a la energía que produce la basura. Alguna vez analizamos en esta página las bondades y limitaciones de la biomasa, en algunos casos venezolanos.
A través del programa “Monterrey Cinco”, el gobierno de la urbe promueve el uso de biogases expulsados por desechos orgánicos y tóxicos como energía. La iniciativa hace posible el ahorro de millones de pesos y demuestra que considerar inservible lo que la gente tira a diario en containers es insostenible para el planeta y también poco inteligente.
En este artículo puedes conocer más detalles de este proyecto.
