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“Quiero que mi innovación haga del mundo un lugar mejor”

por José Roberto Duque
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A punta de ozono y de mística, José Aponte ha enfrentado la contaminación de quirófanos y espacios cerrados, le ha ganado batallas al Covid-19 y al terrible drama del pie diabético. Hecho en Puerto La Cruz, Venezuela

Texto y fotos: José Roberto Duque

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El innovador José Aponte ha diseñado y puesto a funcionar un generador de ozono que desinfecta ambientes cerrados, y que, adaptado su mecanismo fundamental a otro formato, tiene aplicaciones médicas de dramática importancia. El primero ha probado su potencia y su eficacia en la purificación del aire en quirófanos, vehículos y viviendas (vayan anotando: el prototipo fue creado justo antes de declararse la pandemia de Covid-19).

En cuanto al segundo, está levantando o debería levantar otros vuelos: ha sido objeto de pruebas y experimentos en un asunto crucial para mejorar la vida de pacientes diabéticos y sufrientes por escaras y otras lesiones: la aplicación de un tratamiento con ozono puede regenerar la piel en áreas críticas o necrosadas. Los resultados de uno de esos experimentos figuran en un paper o artículo científico en elaboración (“Evaluación de Ozonoterapia en tratamientos de pie diabéticos. Evaluation of ozone therapy in diabetic foot treatments. Lic. Yselei Salazar, Ing. José Aponte, Md. Stalin Fuentes, Md. Douglas Guevara”).

Instalado con sus prototipos en la sede de Fundacite Anzoátegui, entre Barcelona y el Puerto, Aponte se apresura a responder inquietudes que cualquier curioso, bien o mal intencionado, ya le habrá planteado: los generadores de ozono existen, no son una invención suya. Los kits se venden en el mercado y hay clínicas que disponen de ellos (y la mayoría se aplica a cobrar duro para recuperar la inversión). “El aporte o valor agregado de nuestro generador es que es venezolano. La pieza o mecanismo fundamental, que es el reactor o celda generadora de ozono, es creación nuestra”, dice el innovador con ese orgullo que va más allá del ámbito personalísimo de las vanidades.

Quien trabaja en los componentes electrónicos es Pablo González. Y su esposa, Iseley Salazar, aportó algo grandioso en otra fase del proyecto: una idea en la que no había pensado.

Generador de ozono para ambientes cerrados de José Aponte. La armazón exterior y la celda generadora de ozono son creación del innovador

Fundiciones y microorganismos

En esta experiencia llamada La Inventadera, hemos venido detectando patrones, tendencias, rasgos comunes en las personas dedicadas a la invención, la innovación, las tecnologías en manos del pueblo empírico y con formación académica. En tierras de Anzoátegui, el encuentro con José Aponte aportó una comprobación más de que al menos uno de esos patrones es real y concreto: los inventores de hoy, y seguramente los de todos los tiempos, fueron cuando niños seres curiosos que se aplicaban a desguazar juguetes y electrodomésticos.

Independientemente de cómo apreciaron o reprobaron sus progenitores esa proclividad hacia el arte más o menos forense de despedazar corotos a ver qué tienen por dentro y cómo funcionan, los niños que se la pasan en eso suelen arrastrar hacia el futuro esos impulsos y los convierten en vocación. Anoten ahí, padres, madres y representantes.

“Todavía sigo haciéndolo: reparo aires acondicionados, microondas, cualquier cosa que se dañe o necesite mantenimiento”, confiesa Aponte, un niño curioso nacido en 1965 y que, con el tiempo, se graduó de ingeniero mecánico en el Politécnico Luis Caballero Mejías, en Caracas. Tuvo ocasión de trabajar en una empresa de fundición de metales en Anaco y luego para Pdvsa, adonde todavía cumple funciones. Tiene estudios de alto nivel en una especialidad cuyo nombre genera tranquilidad y confianza: es especialista en Confiabilidad de Sistemas Industriales. En Pdvsa y en la empresa de fundición aprendió un oficio que exige bastante de eso: allí fundían cuerpos de válvulas para la industria petrolera.

En 2012 creó una máquina para triturar vidrio, para los comuneros de la comunidad “Juana Petronila Hernández”, de Barcelona, y después una planta u horno para fabricar artículos de vidrio. En esto andaba cuando se involucró con Fundacite y su trabajo organizativo. Ahora mismo está trabajando en la organización del Movimiento de Científicos e Innovadores del estado Anzoátegui, que está en su etapa de formalización.

Pero volvamos al ozono.

En 2017, a solicitud del director del hospital de Las Garzas “Domingo Guzmán Lander”, puso a prueba  el generador de ozono para desinfección de ambientes o espacios cerrados que había creado ese mismo año. Había un quirófano contaminado y en desuso porque hubo una operación y un paciente entró sin estar preparado y lo más recomendable había sido ponerlo fuera de servicio. “Ese prototipo lo concebí para limpieza de quirófanos y pensando en casos de virus. Esto fue dos años antes de la pandemia, así que me le adelanté a esa situación”, dice el innovador. 

La explicación gráfica de cómo funciona el ozonizador y cómo se mide el grado de purificación es esta: Aponte llega con su generador de ozono, lo enciende durante un tiempo establecido (depende del tamaño y otras características del espacio) y “bombardea” el espacio con ozono. Antes y después de este proceso se toma una muestra del aire para calcular su grado de contaminación o pureza: una especie de ventilador o extractor toma aire por un lado y lo expulsa por el otro, adonde una cápsula de Petri con un gel (un medio de cultivo) captura la muestra. Al cabo de unos días se observa la muestra y el analista ya sabe cuántos y qué tipo de microorganismos están presentes.

En dos quirófanos donde se aplicó el ozono hubo una reducción de 80 por ciento de los microorganismos presentes antes del “bombardeo”. En acta con testimonios de los médicos quedó constancia de la efectividad del tratamiento. Un miembro del equipo médico que llevaba las estadísticas verificó que ningún paciente regresó después de la desinfección, no hubo casos de pacientes contaminados.

Combate estelar: generador de ozono versus Covid-19

Los prototipos de José Aponte son portátiles: el innovador va adonde lo convoquen con un aparato que pesa alrededor de 5 kilos, purifica el espacio o ambiente y se lo lleva. “Lo correcto o deseable es que haya un plan periódico de limpieza en clínicas y hospitales”, dice Aponte, quien ha estudiado cada detalle hasta dar con los protocolos adecuados de cada caso. “En las clínicas que tienen buenas prácticas uno ve personas limpiando los pisos con unas mopas; no barriendo sino limpiando la superficie, moviendo el implemento de limpiar en forma de 8. Esto debe ser así, porque barrer como se hace normalmente con un cepillo o escoba levanta los microorganismos y los dispersa por todas partes. Siguiendo esta y otras medidas cuidadosas la desinfección o limpieza debería durar de mes a mes y medio, antes de volver a purificar”.

De pronto, a principios de 2020, se declaró el estado de pandemia y Aponte tuvo la oportunidad de probar su innovación en otros espacios. Fue contratado para purificar el ambiente de CDIs, clínicas y otras instalaciones sanitarias en Barcelona. Tuvo también la ocasión de demostrar su vena solidaria y filantrópica: “Algunas personas me llamaban porque había enfermos por Covid, incluso me pedían ir a espacios donde hubo personas fallecidas y había que hacer una delicada tarea, que era desinfectar esos espacios: casas, habitaciones. Era el tiempo en que no había vacunas y los protocolos de seguridad para mi persona y para el entorno tenían que aplicarse con mucho rigor: cubrirte con ropas desechables, guantes, máscaras, ensayar una manera de quitarse esas prendas y desecharlas”. 

Tomado del documento descriptivo-presentación de José Aponte

Esas aplicaciones con ozono tienen ventajas con respecto a lo que se convirtió en norma: el rociado o fumigado de una solución de hipoclorito. Dice Aponte: “El cloro solo desinfecta donde cae el líquido; no se debe aplicar a la ropa o a ciertas superficies porque las daña. Como el ozono es un gas, penetra y abarca todos los espacios adonde no llega el cloro (roperos, cortinas, rendijas, techos y espacios altos). A la media hora de la aplicación el ozono se convierte en oxígeno, no queda residual. El cloro deja residuales. Además la fabricación de cloro es un proceso contaminante, la producción de ozono es totalmente limpia”.

Fue contratado por líneas de autobuses para desinfectar las unidades, para cumplir con la ley, pues cuando les solicitaban el certificado de desinfección mostraban el permiso que Aponte consiguió que le expidieran.

Dato marginal, o muy importante: después de las aplicaciones de ozono en espacios cerrados mejora el olor, debido a una razón con la que nos ametrallaron durante años en forma de frases de comerciales para jabones y desodorantes: el ozono “elimina las bacterias que producen el mal olor”. Punto para los creativos de las agencias de publicidad.

«Ozono vital»: el equipo que sana afecciones cutáneas superficiales, y mitiga y regenera tejido en casos dramáticos de pie diabético

El doloroso flagelo: pie diabético

Iseley Salazar, quien ejerce como cosmiatra (hace tratamientos cosméticos para afecciones superficiales de la piel, como acné, manchas, lesiones superficiales) y es además esposa de José Aponte, un día lo animó para que diseñara un dispositivo a ver si era posible sanar otras afecciones con ozono. El tecnólogo se documentó, hizo la investigación respectiva (en Cuba ya se emplea el ozono en afecciones de la piel) y llegó a la conclusión de que ya tenía la pieza más importante para proceder, que eran las celdas del dispositivo generador.

Es el mismo principio del “bombardero” de espacios cerrados, sólo había que diseñar otro aparato que se adaptara a la nueva necesidad. Ese nuevo aparato, en lugar de tomar el oxígeno del aire, lo toma de una bombona de oxígeno de alta pureza. Echando mano del principio básico de la reingeniería, el reciclaje y la reutilización de materiales, le dio forma al nuevo equipo para tratamientos de la piel. Los resultados en el consultorio de Iseley fueron asombrosos, contundentes e instantáneos.

Tomado del documento descriptivo-presentación de José Aponte

Pero a este artefacto le faltaba la prueba de fuego, y se presentó en forma de dolencia gravísima: pacientes con pie diabético, etapa dolorosa y dramática de una enfermedad que en muchos casos amerita la amputación de miembros. “Ese equipo genera mucho más ozono que el de ambientes cerrados. Se lo presenté al doctor Stalin Fuentes y le propuse hacer algunas pruebas a modo de experimento. El establecimiento escogido para esa prueba fue la Clínica Nazareth, de Puerto La Cruz, que tiene un departamento de tratamiento de pie diabético. El doctor Fuentes conformó un equipo médico para que evaluara la tecnología. Esto fue en 2021”.

Seleccionaron varios pacientes e hicieron un experimento controlado. Estos pacientes habían pasado por la experiencia traumática de la amputación de uno de sus pies y les estaban aplicando un tratamiento convencional con antibióticos, para regenerar la piel. Tenían úlceras grados 3 y 4, un estadio lamentable de los efectos devastadores de la enfermedad. El protocolo lo aplicaron durante un mes. Luego hicieron la comparación: cómo evolucionaron los casos tratados sólo con antibióticos, sólo con ozono y con una combinación de ambos métodos.

Aponte accedió a mostrar una serie de fotografías de esas lesiones y las muestras comparativas. Por razones éticas no publicaremos esas gráficas, que pueden impresionar innecesariamente a nuestros usuarios. Pero la evidencia está allí: el tratamiento con ozono, al cabo de un mes, estaba dando resultados y en las lesiones se aprecia el crecimiento de piel “nueva” en las heridas.

El resumen del paper redactado por el equipo de médicos y técnicos concluye con estas palabras:

…La evaluación consideró como variables cuantitativas y cualitativas no ponderadas: reducción del área, reducción de la profundidad de la úlcera, exudado, granulación en las primeras 2 semanas, necesidad de injertos o amputaciones, evolución y reacciones adversas en los pacientes. La información recabada durante las 4 semanas de evaluación evidenció, en cada uno de los pacientes tratados, reducción del área y profundidad de las úlceras, exudado sin mal olor y color cristalino, no se generó ninguna complicación en la evolución de las úlceras y ninguno de los pacientes desarrolló reacción adversa durante las terapias, no se realizaron amputaciones durante el lapso de evaluación. Razón por la cual podemos afirmar que el tratamiento con ozono contribuyó con la asepsia de las úlceras y la mejoría de los pacientes.

Aponte e Iseley tienen proyectado remodelar su pequeño consultorio de cosmiatría en Puerto La Cruz; le faltan unos cuantos detalles para acondicionarlo y poder aplicar esta terapia entre el pueblo más pobre. Aponte quiere que esos tratamientos sean gratuitos o a muy bajos costos. Ya lo han hecho en CDIs de Barcelona y Puerto La Cruz; el innovador llega con su aparato bajo el brazo, atiende a una cantidad de pacientes y se retira satisfecho.

La respuesta de Aponte a eso mismo que usted está pensando es la siguiente: “Cuando uno va a hacer un trabajo de esta importancia hay maneras en que tú puedes caracterizar el fin, el ‘para qué’ de ese trabajo. Uno es que te exalten el ego, que te cubran de gloria, pues. Otra, para ganar dinero. La tercera opción: hacer que el mundo sea un mejor lugar para los que no tienen recursos. Yo me quedo con esta última. La idea no es hacerse rico ni famoso. La idea es poner esta tecnología al servicio de las personas que no tienen para pagar estas terapias en las clínicas, que son costosas. Que la gente tenga acceso a este tipo de sanación”.

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Aquí, la cuenta de Instagram del equipo y empresa de José Aponte, con descripciones de otras aplicaciones de la innovación.

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1 comentario

Rafael r Bruceńo g 14 marzo 2023 - 15:58

Extraordinario la inventiva del venezolano , soy fiel seguidor de esta página y me interesan todas sus investigaciones !

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