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El universo es un repicar de cuerdas: la inteligencia al natural de Anamaría Font

por José Roberto Duque
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En fecha 15 de junio de 2023 la física venezolana recibe, en París, el premio “La Mujer y la Ciencia” de la UNESCO. Acá, un rápido vistazo a las razones por las que este galardón significa más de lo que parece, y algo sobre el trascendental aporte de la científica a la comprensión del universo

Foto de portada: página de la UNESCO

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De entrada, hay que decir que el premio no es nada cosmético, a pesar del nombre que la cartelización de los medios ha querido o preferido imponer: L’Oreal.

Enfoquémonos en el sentido figurado del término: “cosmético” se refiere a ese asunto que la industria de la frivolidad ha impuesto como sinónimo de belleza; algo que le mejora el aspecto a algo o alguien, así el fondo o la esencia de ese algo o alguien esté dañado o sea bastante impresentable. “La crisis no admite más cambios cosméticos o accesorios”, hemos oído muchas veces en todas partes. Pero mucha gente sigue gastando plata en accesorios y en cosméticos, o energía mental en pensar en lo hermoso que se vería si tuviera para gastar en tal crema, pintura o polvito.

Por todo lo anterior es pertinente e importante la explicación: el galardón “La Mujer y la Ciencia”, otorgado por la Unesco, se suele identificar con el nombre de esa corporación porque sus propietarios ponen el dinero para que se premie a una científica notable. Y pone ese dinero, tal vez porque hay alguien en ese emporio a quien de verdad le interese la ciencia, pero también porque es su forma de hacer publicidad: en estos días se estará hablando profusamente del premio, y casi inevitablemente habrá que nombrar esa marca.

Foto J.G.Padrón – MinCyT

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) convoca anualmente a las más altas figuras de la ciencia para que evalúen y premien aportes y trabajos científicos de todo el mundo. Nadie se postula o solicita postulaciones en ese galardón: un equipo o comité de científicos se reúne para discutir a qué científica debe premiarse cada año, y este año la persona elegida fue Anamaría Font, venezolana (orientar, muchiachio, de Anaco).

La trampa de la objetividad

Aparte, y para variar, la noticia es un complemento de un dato que se ha propagado suficientemente en los últimos años, pero que siempre es bueno recordarlo porque suele olvidarse: mientras el promedio de participación de mujeres en la ciencia ronda el 30 por ciento en el mundo, en Venezuela ese promedio se eleva por encima de 60 por ciento. La profesora Font viene a ser un indicador de cierto espíritu genial que impregna lo femenino venezolano desde hace tiempo.

La profesora se ha reído bastante del buen rato que tardó en comprender qué fue lo que le dijeron y quiénes fueron las personas que le anunciaron que había ganado el importante premio. Primero recibió una llamada telefónica cuyas interferencias dificultaron la comunicación; la dificultaron tanto que la doctora no entendió en un primer momento algo tan poco confuso como: “Usted se ha ganado el premio más importante que se entrega a mujeres científicas en el mundo”. Así que quienes la llamaron le propusieron hablar a través de una de esas aplicaciones para videoconferencias.

Entonces pudo verlos y oírlos, y entender la noticia: allí estaban Elisa Simón Pietri (de la fundación que lleva el nombre de la empresa de los cosméticos), y Artur Avila, presidente del jurado del premio. Avila es un matemático muy reconocido, una de las mentes brillantes de este siglo, ganador de la Medalla Field, galardón del que se dice que es el Nobel de las Matemáticas. La profesora Font no reconoció al genio brasileño en la videoconferencia porque la emoción inicial no se lo permitió, de modo que al día siguiente le escribió para disculparse.

La gente de Comunicaciones del MinCyT le hizo una entrevista a la doctora a propósito del reconocimiento, y en el video que se ha difundido puede percibirse, incluso en ese espacio digital que todo lo deshumaniza, la calidez propia de esas maestras de antes: una señora de hablar dulce, con ademanes que recuerdan a cualquier tía nuestra (las tías cariñosas, no las otras), y una facilidad tremenda para explicar en términos sencillos en qué consiste su trabajo.

Esto último es crucial destacarlo: cualquier perrocalientero puede hablar en términos didácticos o sencillos de su trabajo, pero el trabajo de Anamaría no es la preparación de perrocalientes sino la formulación de hipótesis o reflexiones que ayuden a explicar el funcionamiento del universo. Cualquiera diría que sobre eso es fácil hablar o aventurar teorías (sobre todo después del tercer ron), pero los aportes y hallazgos de esta compatriota son citados, reconocidos y respetados en toda la comunidad científica desde hace tres décadas, por su contribución a la comprensión de las partículas elementales, y algo más profundo que eso. Ya diremos acá brevemente qué fue lo que dijo ella al respecto y cómo lo ilustró con palabras, para intentar que los perrocalienteros del mundo la entendamos.

Una aventajada discípula suya, Gabriela Jiménez (quien también fue docente antes de ser científica), informa que, aparte de su genio y dotes como docente, en la universidad desplegaba algo que alguna gente cree ajena a la presunta frialdad o inhabilitación emocional de la ciencia y los científicos. Como “Perder la objetividad en ciencia es errar”, para Jiménez fue impactante tener que ver clases con la doctora Font justo cuando la pupila lidiaba con la destrucción de su ciudad y su comunidad, durante la llamada tragedia de Vargas (deslaves y vaguadas de diciembre de 1999).

Foto J.G. Padrón – MinCyT

Recuerda la entonces estudiante la felicidad de la doctora Font cuando supo que la joven no figuraba entre las víctimas de la desgracia, la suave firmeza con que la invitó a no abandonar su materia (tenía que viajar desde La Guaira destruida hasta la UCV, una vez a la semana) y sobre todo algunos gestos de humanidad y afecto: conocimiento, frutas y comida, regalos invaluables para una muchacha cuyos vecinos y paisanos acababan de perder sus casas y sus vidas masivamente.

Veintitrés años y medio después de aquellos encuentros y decisiones, Gabriela y Anamaría se han reencontrado en París, la primera como ministra de Ciencia y Tecnología de Venezuela, y la profe como receptora de un reconocimiento que la acredita como una de las físicas teóricas más importantes de este tiempo. De docente a docente, Gabriela le informó que justo en ese momento (miércoles 14 de junio), en la víspera de la entrega del premio en París, en Barquisimeto se desarrollaba otro homenaje a la doctora Font, cargado de enorme significación y engrandecido por su sencillez: la sala en la que se recibe a las niñas y niños del programa Semillero Científico en la capital larense fue bautizada con su nombre. Su reacción fue una enorme sonrisa y un comentario a la portadora de la buena nueva: «¡Muy emocionante ver mi nombre en la sala! Y todavía más ver a muchas niñas tan atentas a las explicaciones».

Gabriela insiste una y otra vez: “No me cansaré de reconocer la calidad humana de la profesora Anamaría Font, porque eso es mucho más importante que los premios. Hoy en las redes hay muchas personas inventadas, pero la profesora Font es una mujer real”.

Foto J.G. Padrón – MinCyT

¿Qué fue lo que hizo? Las razones del reconocimiento

La doctora Font enuncia así lo muy básico de su trabajo: “Lo que se me está reconociendo es haber contribuido durante toda mi carrera al desarrollo de la teoría de cuerdas, haber encontrado algunos resultados que han esclarecido conceptos. Es sólo una contribución, no he resuelto todos los problemas, solamente hemos ayudado a resolver algunos problemas que nos permiten seguir avanzando. Esos resultados corresponden a investigaciones obtenidas con mis colaboradores hace 30 años, pero esos resultados se siguen usando y citando en libros. Forman parte de la teoría de supercuerdas”.

Hora de detenernos a resumir lo que hemos entendido de la teoría de cuerdas y la de supercuerdas, a partir de lecturas dirigidas al público, a los ciudadanos no estudiosos de la ciencia.

Acto de Grado de Anamaría Font (USB, 1980)

Antes, debo tomarme una incómoda licencia: advertir que he detectado algunas “trampas” perpetradas por señores científicos en sus artículos, razón por la cual me siento autorizado para hacer una trampa equivalente desde mi condición de neófito o ignorante total en la materia. La trampa de los señores es esta: tomar escritos públicos y re-escribirlos, repitiendo incluso algunas fórmulas y chistes que antes empleó otro. Todo en nombre de la divulgación o difusión de temas de interés; esto hace perdonable casi cualquier desliz.

Los artículos de opinión y análisis a los que he recurrido para entender de qué va la teoría de cuerdas (y luego la de supercuerdas) son:

El ocaso de la teoría de cuerdas (publicado el 6 de enero de 2017);

Introducción a la teoría de cuerdas (publicado en febrero de 2017)

He puesto allí las fechas de publicación de los artículos con el único fin de facilitarles la vida a quienes quisieran responder a la legítima pregunta: ¿quién copió el análisis de quién? Porque ambos textos se parecen en todo: en el tono, en el orden de las ideas, en los puntos de vista, en algunas comparaciones didácticas. Procedo entonces a copiarme de ellos el siguiente resumen para no iniciados.

En la Universidad de Texas, adonde recibió clases del premio Nobel de Física Steven Weinberg

Desde hace varias décadas la física se enfrenta a varios problemas, conflictos o asuntos por resolver. Uno de ellos es que las dos grandes teorías respecto al funcionamiento del universo (la relatividad general y la física o mecánica cuántica) son, suenan o parecen muy lógicas cuando se aplican por separado, pero cuando los estudiosos intentan que ambas sean válidas ocurre “algo” que hace que cada una excluya o niegue a la otra. Es decir, tú puedes defender la existencia de las cuatro fuerzas fundamentales que rigen el universo, pero una de ellas (la gravedad) “no encaja”, no se amolda, no es compatible con las otras tres. Así que puedes intentar explicar el funcionamiento del universo con una de las teorías, pero no puedes adoptarlas las dos (y esto parece ser terriblemente triste o lamentable, porque ambas suenan lógicas y son racionalmente sólidas). Hacía o hace falta entonces unificar ambas teorías o crear una “bisagra” que explicara algunos fenómenos capaces de unificarlas o hacerlas compatibles.

Y entonces un grupo de físicos teóricos de varias nacionalidades propuso, en los años 70 del siglo pasado, esto de la teoría de cuerdas. El resumen más instantáneo al respecto recuerda que la ciencia ha formulado y después comprobado la existencia de partículas muy pequeñas que conforman la materia: moléculas, átomos, luego protones, electrones y quarks. Por razones que resultaría pesado incluso tratar de explicar aquí (aún cuando estoy copiándome de respetables científicos, o precisamente por ello) los físicos teóricos dieron con una “solución” que en realidad ha planteado más problemas. Va por aquí: ninguna de esas partículas, que miden o deben medir millones de veces menos que un milímetro, es en realidad la más pequeña. Ellas son producto de las vibraciones de unas cuerdas diminutas, pero diminutas en dimensiones que todavía no son observables, pues apenas son formulables o pronunciables: en esas profundidades, en lo más elemental o primordial del funcionamiento del universo, de sus orígenes y fenómenos más inquietantes como los agujeros negros, se ha especializado la profesora Anamaría.

Foto J.G. Padrón – MinCyT

La profesora Font, quien se ha ocupado durante la mitad de su vida de darle coherencia a algunos fragmentos, pasajes o “episodios” de esa teoría, lo explica con un símil o metáfora de singular belleza, de musicalidad venezolana: “Imagínense las cuerdas de un cuatro: ustedes tocan una cuerda y la hacen vibrar, y esa vibración produce una nota musical. Entonces cada nota es una partícula elemental. La teoría de cuerdas es el estudio de las interacciones entre ellas”.

Visto así, el universo puede verse como eso que los llaneros llaman una fiesta de arpa: en el joropo celestial las cuerdas van produciendo la materia, y también las partículas que portan los secretos de la fuerza gravitatoria.

En uno de los chistes repetidos en los artículos citados arriba, el lector es invitado a meterse en un electrón o en un quark, y entender que esas partículas pequeñísimas “vienen” de alguna parte; ese origen sería la vibración de esas cuerdas, que desde lejos se ven como una manguera de jardín (dice un artículo; el otro, para que no se note tanto la copia, dice que se ve como un cable), pero cuando te acercas resulta que esas vainitas tubulares como espaguetis o cabellos tienen volumen, profundidad y detalles.

Después entran en acción unas “branas”: las clavijas y piezas donde estarían amarradas esas cuerdas. Asunto interminable en el que la profesora Anamaría seguramente invertirá todavía muchos años, inteligencia y esfuerzos.

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El premio “La Mujer y la Ciencia” lo financia una empresa al servicio de la frivolidad; el Nobel lo entrega un rey. Así que la noticia que nos arranca aplausos no es el premio: es la clase de inteligencia y la humildad de una venezolana que hace historia, ciencia y filosofía sobre el origen y mecanismos del universo, desde un humilde cubículo de la Universidad Central de Venezuela y no en alguna universidad o centro de investigación del “primer mundo”, donde la recibirían con honores.

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Bautizo de la Sala Anamaría Font para el Semillero Científico en Barquisimeto:

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5 comentarios

Eduardo 10 noviembre 2024 - 13:45

Excelente artículo. Felicitaciones para la Dra. Font por la calidad de su trabajo y por su premio. La Dra. Font es una científica y docente universitaria brillante. Le deseo mucho éxito en su titánica labor para continuar la búsqueda de un modelo unificado de las interacciones fundamentales del Universo. De nuevo, muchas felicitaciones.

Respuesta
José Miguel Rondón 22 julio 2023 - 14:19

Que bueno que se resalte el talento venezolano y sobre todo de nuestras mujeres y de nuestros sistemas de estudio que están a la altura de cualquiera del mundo. El premio a la Dra Ana María Font es de un orgullo para todos y todas las venezolanas. Es por estas cosas que yo creo en Venezuela.

Respuesta
Armando Rivero 19 junio 2023 - 15:37

Corrijo el error. Doctora Ana María Font

Respuesta
Armando Rivero 19 junio 2023 - 15:34

Bueno amigos estoy emocionado con la doctora Don’t. Y su premio. Felicidades
Me gusta esa teoría de cuerdas. Aunque el Universo no nos va a permitir descubrir sus más íntimos secretos.

Respuesta
María Virginia Blanco 16 junio 2023 - 10:22

Felicidades para la Dra. Font, enorgullece va a esta Patria grande y hermosa, sigamos divulgando esto.
corregido.

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