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Orfebrería, símbolos y valores de la venezolanidad 

por Adriana Rodríguez
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Julio Mota tiene una trayectoria impecable de más de cuarenta años en el oficio, y treinta y cuatro de ellos vinculado a la enseñanza de la orfebrería. Pedagogo y artista, irrumpe en territorios antes reservados a élites

Adriana Rodríguez / Fotos: Lheorana González

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Julio Mota y su esposa Vanessa Benítez son una estela de arte, por donde pasan convidan color, formas, profundidad. Un maravilloso equipo de trabajo donde el sacrificio amoroso hace posible el acto creador. Juntos le han dado sentido al taller “Javata”. Desde un principio, Julio con especial brillo en su mirada, quiso reconocer el rol vital de su esposa en el desarrollo de su trabajo.

“Ven a la casa, conoces el taller y nos tomamos una sopa hecha en fogón”. Viveca Baíz y Donald Mayerston nos trasladaron a Sisipa, en las montañas del municipio El Hatillo. Nos acompañaron Thelma Carvallo, curadora y escritora, y Dániel Fodor, nuestro querido húngaro. Al abrirse el portón que da entrada a la propiedad, nos recibieron jocosos Julio y su compañera de cuatro patas, “Pira”. Al fondo nos esperaba sonriente Vanessa, y al rato se unió también la señora Nancy, madre de Julio.

Fuimos invitados a ser testigos de la colección que da sentido a la primera exposición de Mota, a presentarse en diciembre. Describo una de las piezas: un imponente rostro ancestral en plata hecho collar, que se engrana en dos partes dando sentido a un todo sublime, con detalles en carey y plumas de colores. El volumen del rostro, hijo de un exquisito cincelado, producto de la sabiduría ganada en la experiencia a pulso del trabajo creador, nos dejó maravillados. Tuvimos la clara convicción de que esta obra de arte y el trabajo de Julio pretenden comunicar un mensaje que, fusionado en lo estético, trasciende a mayores dimensiones.

Del metal a la naturaleza

Mota nació en la parroquia Santa Rosalía de Caracas, el 30 de julio de 1964. Y aunque paradójicamente fue diagnosticado con retraso en la motricidad fina, “desde pequeño, el trabajo con las manos fue un refugio”. Sobre el origen remoto de su oficio y su vocación, recuerda que en su infancia elaboraba ganchitos para el cabello con cables de colores de la Cantv, como parte de un ejercicio de coqueteo con las niñas.

Tras una estancia de dos años en Mérida, en el año 87 ingresó en la Escuela de Artes Cristóbal Rojas para estudiar diseño gráfico, aunque no logró matricularse. Dos años más tarde fue becado por el Taller K&G para estudiar técnicas de orfebrería.

Julio se conoce muy bien las aceras de Sabana Grande. Allí trabajaba como artesano en los ochentas, cuando comenzó a experimentar con bronce –latón– que en su particular, calaba en láminas gruesas de 2 mm, para elaborar llaveros con múltiples motivos. Pero el tema del discurso en el arte fue manifestándose en todo el proceso creativo que emprendía, y entonces comentó: “como artesano, comencé trabajando símbolos varios. Luego fui por la flora y fauna, haciendo collares, pulseras y zarcillos con motivos de aves, flores, hojas”. Esto, con la intención de romper con el divorcio que las sociedades modernas practican respecto a la naturaleza. Luego, “cuando comencé a hacer joyería, tuve un lapso de seis o siete años, en los cuales me dediqué a trabajar con el metal y entonces permití que el material me dictara ciertas pautas que fui desarrollando de manera muy orgánica”.


En el año 93 Mota volvió a Mérida para dictar dos talleres de técnica de engaste en los Talleres de la Universidad de Los Andes, enseñando esta vez a quienes ocho años antes habían sido sus profesores. Trabajó también en Valencia en diversos talleres de orfebrería. Pero particularmente, dentro de su labor pedagógica, destaca una iniciativa que no deja de bañarnos con su característica humildad, y es que en el marco del Taller Nacional de Artes Héctor Poleo decidió volver al terruño que representaba Sabana Grande y se dedicó a enseñar de forma gratuita a sus compañeros artesanos de la calle las altas técnicas de orfebrería que había aprendido durante estos años. Hoy día, Julio sigue labrando este ímpetu pedagógico en la Unearte, en la Armando Reverón, donde promueve el PNF en orfebrería.

En el medio, Mota es principalmente conocido por la habilidad que ha desarrollado en la técnica de engaste, una de las técnicas más antiguas practicadas por la humanidad, y en la cual Julio se destaca categóricamente en el país. “Tuve acceso a gran cantidad de técnicas de engaste, y sin embargo nunca quise aplicarlas, porque prefería volúmenes más netos. Todas esas técnicas de joyería tradicional, entre ellas el pavé, que significa, pavimentar la superficie de piedra; a mí nunca me interesaron a profundidad. Y sin embargo, durante muchos años me buscaron como profesor de engaste para que enseñara esa técnica que era la más apetecida”.

En la actualidad su interés gira en torno al trabajo del cincelado para dar mayor volumen al metal, asimismo “al remachado para unirlo sin soldar a materiales alternativos, y al engaste de piedras, para agregar detalles de brillo y color a las piezas”. Cada una de estas piezas es completamente auténtica, de ellas brota una pasión creadora, que se convierten indudablemente en portadoras de un mensaje transformador. Sin embargo, Julio ha comenzado a dedicarse también a una joyería de procesos más ágiles que el cincelado, que es lento y que permite hacer piezas con más agilidad, haciendo uso por ejemplo del coco.

La identidad como discurso

La iconografía aborigen es uno de los temas que sobresalen en la propuesta de Mota. Su colección de rostros precolombinos producto de acuciosas investigaciones, se acompasan a vestigios de referentes españoles, en este caso, hechos aldabillas para darle cierre a muchas de sus piezas, como expresión simbólica de lo que Julio ha llamado en su discurso la “fe del mestizaje”.

Sin embargo, aclara: “en principio, siento que el arte moderno se ha convertido en la celebración de la modernidad, entendida esta como esa barbarie occidental que ha ocurrido desde hace cinco siglos. Entonces, aferrarme a elementos simbólicos que se diferencien de esa tan difundida, tan a juro globalizada modernidad, de ese lenguaje avasallador, pues; al referirme a lo aborigen, busco algo que me conecte con otra cosa”.

Es a partir del año 2000 cuando Mota comienza a incorporar el tema aborigen dentro de su trabajo, respuesta afable a un consejo de su amigo y maestro Douglas Pereira, para que indagara con mayor atención en las figuras originarias. Desde ese momento, Julio comenzó a plantearse un problema de identidad dentro de la orfebrería.

Esta búsqueda por la identidad, se manifiesta en un nivel técnico, un lenguaje estético propio de Mota y ante lo cual nos comenta: “mi búsqueda del lenguaje se dirigió a darle volumen al metal; cómo podía hacer para que las piezas fueran cada vez más volumétricas. Quizás intuitivamente buscando lo que lograste percibir hoy. Generar los volúmenes que tanto me interesaban de la cerámica precolombina. Y tratando de darte una respuesta concisa, yo llego a este lenguaje a partir de una inicial necesidad de comunicar técnicamente, a través de símbolos que finalmente deviene en una búsqueda por reivindicar valores autóctonos de mi venezolanidad”.

Asimismo, si a calificar vamos, la propuesta de Julio Mota representa una completa ruptura ante la tradicional vinculación que existe entre la orfebrería y las clases pudientes, gobernantes, religiosas, que en el país han estado de espaldas a la venezolanidad primigenia, no sólo porque se sienten tremendamente distantes, sino porque muchas veces se sienten profundamente avergonzadas. Mota es un artesano de Sabana Grande que irrumpe en sus territorios para deconstruirlos estética y conceptualmente. Un pedagogo innato que comparte las técnicas ocultas para el aprehender libre de los saberes profundos de la orfebrería.

Arte vs Artesanía

El tema en torno al arte y al artista, así como a la importancia de éstos en el desarrollo de toda comunidad humana que expresa sus tránsitos, conflictos, fracasos y logros, fue una de las vertientes de confluencia en la conversación. Por un lado, era vital poder definir qué es eso del arte. Julio nos refiere con propiedad que el arte es sobretodo “una forma de elaborar discurso. Es un medio de comunicación, además de una manera deliciosa por ser subjetiva. El arte es una parábola simbólica y requiere de un manejo de códigos simbólicos para comunicar emotividad”.

¿Y la artesanía, es arte?

Un sí rotundo se apresuró en sus labios sin vacilación. La artesanía, diferenciada del arte por producir en gran medida piezas utilitarias que para algunos no desarrollan mayores conceptualidades, es lícita manifestación del arte, en cuanto al trabajo de desarrollo de técnicas y estéticas que construyen igualmente discursos.

En todo caso, la crítica más bien se dirige hacia las industrias masivas de tecnología y consumo que se aprovechan de la copia para la distribución a gran escala de productos irreflexivos, sin origen vital. Pero Julio acota, “entendido el arte como síntesis sensible de lo que percibe un individuo de su entorno y plasma en un acto, un objeto, música, teatro; la tecnología, por más que lo intente, no podrá sustituirlo”.

Entonces la importancia del arte y del artista en términos de las realidades, a veces muy duras que nos tocan a diario, va tomando un claro sentido: “son importantes porque son la expresión del nivel de evolución, tanto técnico como ético de esa sociedad. El artista es un demiurgo del espíritu de esa sociedad”.

El arte es baluarte de resistencia de los pueblos y Julio Mota a través del desarrollo de su técnica propia y del meta-mensaje adherido a cada una de sus piezas, y proyectado asimismo en cada uno de los espacios que promueve para el compartir de saberes, es un agente de resistencia desde la reflexión profunda, sobre los valores que como venezolanos nos hacen ser.


Avance: detalle de las piezas de la venidera exposición


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2 comentarios

Gustavo Amarista 10 octubre 2023 - 19:22

Julio Mota es un maestro orfebre cuya labor va más allá de lo convencional. Su dedicación de más de 40 años en el oficio y su compromiso con la enseñanza reflejan su pasión y habilidad. Personalmente lo he acompañado en escenarios políticos, particularmente en su etapa como comunicador alternativo. Su trayectoria demuestra su versatilidad y su capacidad para desafiar los límites. Sin duda, es un excelente ser humano.

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Alexis Valera 10 octubre 2023 - 08:23

Buenas tardes, en mi opinión personal es un excelente Maestro Orfebre, transmite algo muy importante que es tener enfoque, dedicación, vocación, compromiso y exigencia personal por lo que se hace, nunca pensando que sabe más que nadie pero estando claro de su trayectoria, una excelente persona que siempre me dejó claro que todos podemos ser mejores en todo sentido y lo hace dando ejemplo.

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