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La pelota (dicen) es redonda

El libro “La física del beisbol”, de los ingenieros José Luis y Óscar Andrés López Sánchez, explica (o problematiza) el comportamiento de la pelota en medio de los factores del entorno

por José Roberto Duque
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José Roberto Duque

Portada: lanzamiento de Randy Johnson. Página de la MLB

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31 de mayo de 1997, Pro Player Stadium, Miami, Florida. Guerra de nervios y de batazos entre los Marlins de Miami y los Rockies de Colorado. Los visitantes tenían tres hombres en bases, y ganaban tres carreras a cero, con dos outs en la pizarra. El pítcher de Miami estaba en su mejor momento, era de los más complicados lanzadores en esa temporada, el tal Kevin Brown. Su misión era mantener la ventaja de su equipo.

Con dos bolas, dos strikes y dos outs, el gringo cometió un error: le dejó una slider colgada en el centro de la zona de poder al bateador de turno, el venezolano Andrés Galarraga. El caraqueño se le afincó a aquel lanzamiento con toda la rabia histórica de su barrio natal (Chapellín) y el rolitranco de pingazo que sobrevino quedó registrado en la historia de las Grandes Ligas, recubierto de controversia.

Así fue la cosa y así lo describieron los comentaristas norteamericanos:

Monumental, gigantesco, colosal, dantesco, descomunal: los beisboleros de todo el planeta se cansaron de ponerle adjetivos al batazo, cuya trayectoria en un primer momento fue calculada en 565 pies, luego en 568, después en 529 y más adelante en 514. Y así, mi hermano, es imposible que no se arme la discusión y la controversia. Un jonrón de 420 pies o más es considerado largo, en cualquier época del beisbol. El de Galarraga hacía palidecer a varios de los grandes batazos de la historia, debidamente registrados por la obsesiva afición a las estadísticas de los estadounidenses, y entraba en un rango lleno de nombres legendarios: de Mickey Mantle se dice que conectó uno de 643 pies, Babe Ruth uno de 575 y Dave Nicholson otro de 573. Un muchacho de ligas menores conectó uno calculado en 583.

Las técnicas e instrumentos de medición se han perfeccionado con los años, obviamente; una herramienta o método llamado Statcast es la que “mide” oficialmente los batazos desde el año 2015. Antes de esta época en que cualquier niño es capaz de hacer cálculos complejos (perdón: no el niño sino el teléfono que tenga en la mano) había que fajarse a echar cálculos a base de física, matemáticas, geometría descriptiva, algo de ayuda con sensores remotos y otros corotos tecnológicos de alta precisión.

Esto fue lo que hicieron los hermanos José Luis y Óscar Andrés López Sánchez, ingenieros venezolanos, uno de ellos especialista en mecánica de fluidos, para poner orden en el asunto; este estudio, cuya coautoría corresponde además a Elizabeth Raven y Andrés López, data de 2017. “El asunto” era un reguero de datos emocionales y mal planteados por los señores especialistas de la cadena de televisión ESPN, que llegó a “devaluar” el batazo hasta los 468 pies.

Óscar López Sánchez, Elizabeth Raven y José Luis López Sánchez

Científicos en acción

El Ministerio de Ciencia y Tecnología acaba de publicar y presentar en la Filven (Caracas, 2024) un libro en el que los hermanos López Sánchez esclarecen este y otros aparentes misterios, y los ponen al alcance de los lectores no especializados en física, a los especialistas y no especialistas en beisbol y también a quienes no somos especialistas en nada: se trata de una maravilla de libro que explica o intenta explicar los mecanismos invisibles que hacen que unos lanzamientos o pitcheos se muevan a la izquierda o a la derecha, por qué al batearlos tienden a caerse al piso en vez de elevarse por los aires, cuál es la diferencia mecánica entre una bola lanzada en slider o una screwball, y por qué los Tiburones de La Guaira deberían urgentemente aceptar jugar en el nuevo estadio construido por el Gobierno Bolivariano, y contratar a una docena de bateadores zurdos (parece que la dirección y velocidad de los vientos en la zona anuncian jonrones al mayor y detal en ese estadio por el jardín derecho).

En el caso específico del jonrón de Galarraga, los cálculos de los hermanos López fueron de tal contundencia que su trabajo publicado en el Baseball Research Journal, una publicación especializada en investigaciones relacionadas con el beisbol, han sido citados como un ejemplo canónico de cómo se deben medir los batazos y a partir de qué criterios y cálculos: el jonrón de Galarraga viajó a unos 524 pies de distancia. O debe decirse más bien: “hubiera viajado”, porque, al caer la pelota en las tribunas del estadio (escalón número 20 del segundo piso del coliseo de los Marlins) el cálculo de la distancia debe ser necesariamente una proyección: la pelota cayó ahí, pero siempre debe calcularse el resto de la trayectoria elíptica sin obstáculos, y establecer el punto donde hubiera caído la bola si no existieran esas tribunas.

Del libro «La física del beisbol»

En el libro recién publicado del MinCyT se detallan ese y otros “casos” de las Grandes Ligas, así como las fuerzas y fenómenos que interactúan cada vez que una pelota es lanzada o bateada.

En la presentación del libro el profesor José Luis hizo una declaración de singular belleza y contenido ético. Luego de informar que los jóvenes han sido formados en física, específicamente en el tema “trayectoria de proyectiles”, poniendo como ejemplo el recorrido real o hipotético de una bala de cañón. Así, los estudiantes de todos los tiempos fueron formados a partir de ejemplos tomados de la lógica de la guerra, que significa muerte y destrucción. “Al cambiar ese ejemplo y utilizar un deporte popular como el beisbol para enseñar la física”, dice José Luis, “estamos aportando un discurso edificante, dentro del concepto Ciencia para la Vida”.

Del libro «La física del beisbol»

A los hermanos López los entrevistaremos más adelante, a propósito de otros trabajos realizados en sus respectivas carreras, incluido uno referido a un tema doloroso pero de importancia capital: los eventos catastróficos (por ejemplo, la tragedia de 1999 en la costa del entonces llamado estado Vargas). José Luis López Sánchez recibió en 2023 el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología, mención Investigación Tecnológica.

No todo es beisbol: “El juego no se acaba hasta que se termina”

El titular de esta reseña, cargado de una obviedad que puede resultar bastante antipática, homenajea u honra con la memoria a varios narradores y comentaristas de beisbol que escuchábamos en nuestra infancia y juventud. Querían decir esos queridos analistas que no había nada escrito, nada estaba decidido, no había predicción cien por ciento segura hasta el final del partido: la pelota es redonda y la forma en que se puede mover en el terreno multiplica las posibilidades por varios miles.

Del libro «La física del beisbol»

Lo mismo proclama, aunque con otras palabras, el intertítulo de acá arribita, juego de palabras atribuido al pelotero Yogi Berra: si usted no ha terminado su tarea no se ponga a dar nada por seguro, a anunciar conclusiones y resultados.

Sentencia acaso también antipática: esa redondez y esas múltiples posibilidades sólo pueden torcer a nuestro favor, en el beisbol, en la política y en la vida, si le echamos músculo, cerebro y corazón en el mundo físico, el mundo real, allí donde hay que trabajar para obtener éxitos y resultados.

Nos hablamos el 28 de julio.

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6 comentarios

Beatriz López 30 noviembre 2024 - 12:54

Esos profes son unos grosos de la ingeniería y es un excelente ejemplo de como aplicar sus conocimientos en vislumbrar o develar la realidad de un hecho que fue disminuido quien sabe por qué. Pero su trabajo logro de nuevo posicionar ese jonrón de Galarraga donde tiene que estar. Excelente artículo y entrevista a ese equipo familiar. Muchas gracias por escribirlo y narrarlo con tanta emoción.

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José Roberto Duque 1 diciembre 2024 - 20:26

Así es, gente brillante. Saludos

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Alex Pina 22 julio 2024 - 00:00

Buen esfuerzo de estos compas, más Yo me quedo con el béisbol antiguo, ese que escuchábamos por radio y dónde una jugada infinitesimalmente pequeña se narraba y comentaba como media hora a según la emocion del partido y el estilo de cada circuito radial…Musiú Lacavalerie era un maestro en ese realismo mágico de chistes y jodederas que nos hacían ver el béisbol por radio…Será por eso que cuando había trssmisión por tv una vez a la Cuaresma, los fanáticos de aquel entonces, igualito encendíamos la radio para ver bien el juego?

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José Roberto Duque 25 julio 2024 - 07:47

Eso es cierto, venimos de esa pelota romántica y sabanera

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Rita Gutiérrez 21 julio 2024 - 20:11

Me encanto este articulo, excelente trabajo

Respuesta
José Roberto Duque 25 julio 2024 - 07:46

Gracias estimada! Un abrazo

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