Teresa Ovalles Márquez / Fotos Yrleana Gómez
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En ese cuerpo vestido de silencios permean dos personalidades: Soriana Durán y Carlés Brito. Vuelven las dicotomías a quebrantar el pensamiento lineal. Los dos temperamentos se bifurcan en perspectivas antagónicas. Una llena de angustias y agonías cotidianas, y la otra, dueña, pocas veces, de una tranquilidad improductiva.
Pocos andan más satisfechos en estos momentos que el equipo de La Inventadera, por este premio. Soriana milita desde el año 2023 en la brigada reporteril y le ha dado por resolverse la vida coleccionando premios, con los que además nutre su incipiente prestigio como escritora.
Soriana parece haber nacido en un melancólico silencio que solo rompe cuando escribe. Introvertida, observa con detalle todo a su alrededor y con una escritura diáfana y juvenil logra describir y escribir, tragicómica, sus dramas y tormentas emocionales, tal como se refleja en su crónica Paz en el exilio interno.
Esta muchacha de 25 años, nativa de Puerto La Cruz (Anzoátegui) lleva en su talego literario una mención honorífica del octavo Concurso Nacional de Poesía Joven “Rafael Cadenas”; se llevó la Mención honorífica del 1er Concurso de Poesía Diversa, “Perfil Poético” (2023); una mención especial del Concurso de Dramaturgia Breve, Compañía Nacional de Teatro (2021) y el Primer lugar del II Concurso de Literatura Juvenil Erótica, Fundación Editorial El Perro y la Rana, (2021). Además de publicaciones de sus trabajos ensayísticos en revistas de México y España y de su escritura en inglés, idioma que domina y para ganarse la vida escribiendo historias en la lengua de los gringos, se foguea en esta casa en el buen arte de contar historias reales de un país real.
–¿Por qué género te decantas? ¿Poesía, crónica, teatro, novela o todo junto?
–Todo junto, porque me sirven para un fin expresivo, y por los momentos me siento más cómoda escribiendo desde la autobiografía, el diario, aunque si quiero expresar cosas específicas, utilizo la poesía, utilizo el cuento, la ficción o la dramaturgia.

–¿Puedes identificar en la historia de tu niñez y adolescencia el momento en que decidiste que tu oficio es la escritura?
–En la infancia no, de eso me di cuenta fue ahora. En la infancia yo quería ser actriz y lo hice por un tiempo. Durante la infancia me entretenía inventando historias, haciendo historias en mi cabeza y ya cuando aprendí a escribir me dediqué a escribirlas.
–¿Y cuándo empezaste a tomar en serio la escritura?
–Ayer. Cuando hice el diplomado en la Escuela Taller de Narración de Venezuela (ESTANAVE), tanto los profesores como mis compañeros me aupaban para seguir escribiendo. Con ESTANAVE y con Armando José Sequera fue cuando me empecé a tomar en serio. Fue como una señal de que por ahí podía continuar, podía seguir desarrollando lo que empezó como una afición.
– ¿Te gusta la autobiografía?
–Es el estilo que más me sirve porque escribo partiendo de la necesidad de desahogarme, de liberarme de ciertas cosas que me atormentan
– ¿Te regodeas en el sufrimiento para poder escribir?
–Sí, y parto de allí. Todo lo que hago parte del sufrimiento porque cuando estoy feliz, cuando estoy tranquila, no hago nada, no escribo, no pinto. No hago nada porque no tengo esa necesidad.
– ¿Cuáles son los temas que te apasionan?
–A mí me apasiona lo que no se puede explicar. Por ejemplo, misterios, mitos o cosas a las que la ciencia todavía no ha logrado darle una explicación, no ha logrado definirlos, ese tipo de cosas me llaman mucho la atención y también las exploro en la escritura, porque me gusta imaginarme la explicación que puedan tener. Por ejemplo, algunas manifestaciones paranormales, precisamente, porque no se pueden explicar. Los sueños, hay sueños que son premonitorios, eso está registrado, hay sueños que tienen mensajes. Me interesan también casos de crímenes, porque me perturba y a la vez me fascina, el cerebro humano, cómo piensa la gente. Y ese dilema de que si nosotros somos buenos o si somos malos por naturaleza, considerando la discusión de qué es bueno y qué es malo. Me llama la atención las cosas que son capaces de hacer los seres humanos. Tanto las más atroces, hasta las cosas más increíbles (positivas) que han podido hacer.

–¿Existen lectores de tu generación?, ¿qué sabes de esos jóvenes que han logrado liberarse de la frivolidad de las trampas digitales?
–Seguramente existen, pero no conozco a muchos. Sé de una sola persona que lee bastante, una amiga que es ilustradora, ella todo el tiempo está leyendo pero se mantiene al margen de las redes sociales para que eso no influya en su trabajo. Aunque ahorita estamos en una situación en la que es difícil desligarse de lo digital porque prácticamente todo se está haciendo digital, desde los trámites bancarios hasta para pedir la renovación de la cédula hasta para buscar trabajo. Si te sales de eso, corres el riesgo de aislarte y de desaprovechar oportunidades.
Durante la infancia me entretenía inventando historias, haciendo historias en mi cabeza y ya cuando aprendí a escribir me dediqué a escribirlas
–Con La Inventadera te has animado a recorrer el país o una parte del país. ¿A qué región te gustaría ir a buscar historias para narrar?
–Para una selva, para la Amazonía o para las dependencias federales.
–¿Para narrar historias reales o ficciones?
–Una mezcla de las dos. Pienso que la ficción va a partir siempre de la realidad. Y son muchos los casos donde la realidad supera a la ficción. Hay veces que necesitamos darle más atención a los detalles de la cotidianidad, porque en esa cotidianidad es donde se encuentran las historias que nadie ha contado y que son importantes. Pienso que estamos en un momento crucial en el que hay que narrar la realidad desde el punto de vista de cada quien. No buscando explicaciones, porque eso siempre se pierde. Las explicaciones las tienen que dar las autoridades, los expertos, los científicos, los médicos, los políticos, la tienen que dar las autoridades, en fin. Nosotros como ciudadanos tenemos la responsabilidad y el deber de narrar desde la experiencia que nosotros estamos viviendo. Desde lo que estamos viendo, o sea, tal cual, objetivamente tal cual es. No adornar ni ponerle, no hacer un escrito panfletario, por ejemplo. A mí en la escritura no me gusta nada lo que es panfletario. Sea del punto de vista que sea, de la posición política que sea, no me gusta lo panfletario ni siquiera en el feminismo, ni siquiera en el ecologismo político, porque lo que se escribe pierde objetividad. Se pierde la objetividad cuando se escribe para alguien, para algo que no eres tú. Entonces pienso que en Venezuela hay que narrar desde la realidad que nos rodea, porque además es muy rico, entretenido y muy interesante. Es lo que nos va a permitir más adelante ver hacia atrás y ver que tenemos historia, que tenemos historia escrita.
–¿Qué te sorprende de la vida?
–Lo larga que es.
–¿A dónde quieres llegar con la escritura?
–No sé, no tengo planes. Nunca estuvo en mis planes esto. Tal vez en algún momento lo imaginé, pero era, no sé, eran imaginaciones. Como te digo, me estoy tomando esto en serio de ayer para hoy. Entonces, creo que lo que aspiro en este momento es sobrevivir, haciendo eso que me gusta, y ya. No tengo muchas expectativas. Ya ahorita todo está inventado. Ahorita es puro reciclaje de cosas que ya se han hecho.
–Siempre hay algo que inventar.
–Bueno, no sé. Lo que yo inventé fue una arepa con mostaza.
–¿Y aparte de la arepa con mostaza no has inventado más nada en la escritura?
–En la escritura yo acostumbro a leer autoras que no me inspiren, leo las que no me gustan, porque a pesar de eso, son mujeres muy exitosas, son mujeres que han hecho cosas importantes en la escritura actual, por ejemplo Mónica Ojeda, la ecuatoriana. Ella escribe historias de terror, el terror corporal, el terror que se llama femenino, una serie de elementos que para las mujeres son tan aterradoras como las violaciones, el secuestro, las mutilaciones, la violencia, etcétera. A mí no me gusta porque es muy explícita, me parece que explota mucho el morbo, lo grotesco, y es por eso que la leo, porque me enseña cosas a nivel técnico y a nivel de la construcción de una escena, de una atmósfera… También me pasa eso con Gabriel García Márquez, yo no soy su fan, no puedo separar al autor de la obra, pero Gabriel García Márquez es Gabriel García Márquez, hay cosas que él hace que las leo y me nutro de eso y aprendo a nivel técnico y así hago con la mayoría de las cosas, porque las que me gustan, precisamente, me gustan porque me identifico con esa escritura.
–¿Y con cuáles son, qué autores son esos con los que te identificas?
–Con Sol Linares, por ejemplo; Esmeralda Torres con los cuentos de El canto de la Salamandra; Mariana Enríquez, que es argentina, escritora de terror y con los diarios de Alejandra Pizarnik.
–¿A qué le tienes miedo?
–Me da miedo el tiempo. Porque siento que nunca tengo tiempo para nada o siento que lo perdí, que ya no me queda o siento que ha pasado mucho tiempo. Me atormenta porque no lo controlo y sé que no se puede controlar y eso es lo que me frustra.
El proyecto que Soriana se plantea, por ahora, tiene que ver con la construcción de su propia casa.
–Tengo la idea de hacer mi propia casa, porque también me gusta, me gustaría aprender cosas de construcción. Eso es algo que me ha estado rondando la cabeza y que me llama la atención. Me gustaría escribir sobre ese proceso de cómo construir una casa una misma, desde cero.
–Vienes de vivir en Puerto La Cruz y ahora estás en Caracas. ¿Qué te gusta de esta ciudad?
–Lo que más me gusta de Caracas es, primero, que nadie me conoce. Aquí yo salgo para la calle y no me encuentro a los vecinos de siempre, al que estudió conmigo en el liceo o a la que estaba en la universidad y salió preñada. Pero aparte de eso, a mí me gusta el movimiento que tiene Caracas, porque a diferencia de los estados del interior, en Caracas todo el tiempo hay un evento cultural, todo el tiempo hay algo que hacer, hay un concierto, hay un museo, ferias, conversatorios, orquestas, teatro, hay eventos de literatura, en fin, de todo tipo. Aquí no te puedes aburrir, es imposible. Entonces, eso es lo que me gusta, que aquí hay muchos lugares de esparcimiento y hay cultura. Aquí la cultura prolifera y siempre se está inventando nuevas cosas.

–¿Tú eres feminista?
–Yo me considero feminista radical, pero eso yo no lo digo porque la gente se engrincha. A la gente no le gusta el feminismo, pero cuando escuchan feminismo radical le gusta menos. Entonces, eso yo no lo digo abiertamente porque me ha traído roces con otras personas, roces innecesarios. Esos temas incomodan muchísimo.
–¿Qué me dices de la crónica con la que ganaste el premio?
–Cuando salió la crónica me di cuenta de que había muchas personas que se identificaron conmigo y eso me hizo sentir mejor, porque uno a veces piensa que todos los males del mundo le pasan a uno nada más y no es así. Hubo muchas personas que me escribieron y dijeron que lloraron porque se vieron allí. Por ejemplo, cuando pasaron por lo del 2016, que no había comida, que había que hacer cola, que estábamos jodidos un sector de la población. Y también gente que me escribió diciéndome que ellos también venían de una familia disfuncional y más bien yo quedé horrorizada de las cosas que esas personas me contaron porque era mucho peor de lo que yo viví en mi casa. Y yo decía, bueno, por eso es que te decía hace rato de los detalles en la cotidianidad, ahí es donde están las historias que nos han contado, en lo cotidiano, en lo que está en la casa.
–¿De qué está hecha Soriana en lo emocional, en lo psicológico, en lo familiar?
–De Carlés.
–¿Cómo es eso?
–Porque primero es Carlés Brito y después vino Soriana Durán. Soriana Durán es la que da la cara, Carlés Brito es la que se queda en la casa trabajando.
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Aquí se puede leer la crónica Paz en el exilio interno, de Carlés Soriana Brito Durán
7 comentarios
Muchas gracias, Teresa, Yrleana y JR por esta oportunidad.
Epa gracias a ti, le metes calidad, frescura y juventud a la chamba. Un abrazo
Soriana, te quiero mucho y sabes que siempre te apoyaré.
Qué gran entrevista vale! Abrazo para Soriana, valiente y brillante!!!!
Gracias, gracias, gracias, Diana Ovalles. Te quiero mucho.
Soriana, me saludas a Carlés. A ella la conocí cuando quería ser actriz. Aunque por ese tiempo también estaba naciendo Soriana Durán. ¡Mis respetos para ambas!
Saludos, profe Reina. Un abrazo! Muchas gracias